Historia oculta
19/05/2022 (11:27 CET) Actualizado: 19/05/2022 (11:35 CET)

Colón y Magallanes avistaron gigantes en América

Los dos exploradores refieren en sus crónicas la existencia de hombres tan altos que los marinos apenas les llegaban a la cintura

Josep Guijarro

Periodista y escritor

19/05/2022 (11:27 CET) Actualizado: 19/05/2022 (11:35 CET)
Colón y Magallanes avistaron gigantes en América
Colón y Magallanes avistaron gigantes en América

En su informe oficial, el almirante Cristóbal Colón escribió que había "hallado muchas islas pobladas por un sinnúmero de personas". En el mismo refería: "En estas islas no he hallado ningún hombre monstruoso, como muchos pensaban". ¿Por qué Colón esperaba encontrar monstruos?

La respuesta es simple: Porque en la Europa medieval circulaban relatos sobre criaturas monstruosas, como cíclopes –seres de un solo ojo–, blemios –criaturas que tenían la cara en el pecho– y los esciápodos –que poseían una sola pierna con un pie gigante– y la mayoría de las gentes del viejo continente creía a pies juntillas que las tierras lejanas estarían pobladas por estos extraños seres.

Monstruos
Xilografía de 1544 que representa monstruos medievales

De hecho, cuando empezó a circular el informe de Colón, en 1493, los impresores de las Crónicas de Núremberg, incluyeron imágenes y descripciones de los monstruos en este gran volumen de historia. También en esa época, un poeta italiano realizó una traducción en verso que describía el viaje de Colón, cuyo impresor ilustró con monstruos, entre ellos un esciápodo y un blemio.

Estos relatos fueron el germen de leyendas relacionadas con los gigantes. En abril de 1493, por ejemplo, Cristóbal Colón fue recibido por los Reyes Católicos en el Salón del Tinell del Palacio Real de Barcelona. El cronista Francisco López de Gomara refiere que se "presentó a los reyes el oro y las cosas que traía del otro mundo" incluyendo seis indígenas de piel rojiza. Uno de ellos era muy alto y corpulento. Los responsables del Ayuntamiento le explicaron al rey que no muy lejos vivía un hombre de dimensiones parecidas, se llamaba Fort Farell y le propusieron llamarlo para confrontar sus fuerzas con el americano. Lo fueron a buscar a Caldes de Montbui, y aunque primero se negó después fue a Barcelona arrancando un pino que le sirviera de bastón. De ahí nace la leyenda del Gengant del Pi (El gigante del pino).

También Fernando de Magallanes se encontró en su navegación con seres de estatura gigante en la actual Patagonia. Sucedió durante el otoño austral de 1520.

Antonio Pigafetta, en su  Viaje Alrededor del Mundo escribe:

Un día en que menos lo esperábamos se nos presentó un hombre de estatura gigantesca. Estaba en la playa casi desnudo, cantando y danzando al mismo tiempo y echándose arena sobre la cabeza. El comandante envió a tierra a uno de los marineros con orden de que hiciese las mismas demostraciones en señal de amistad y de paz: lo que fue tan bien comprendido que el gigante se dejó tranquilamente conducir a una pequeña isla a que había abordado el comandante. Yo también con varios otros me hallaba allí. Al vernos, manifestó mucha admiración, y levantando un dedo hacia lo alto, quería sin duda significarnos que pensaba que habíamos descendido del cielo. Este hombre era tan alto que con la cabeza apenas le llegábamos a la cintura. Era bien formado, con el rostro ancho y teñido de rojo, con los ojos circulados de amarillo, y con dos manchas en forma de corazón en las mejillas. Sus cabellos, que eran escasos, parecían blanqueados con algún polvo. Su vestido, o mejor, su capa, era de pieles cosidas entre sí, de un animal que abunda en el país, según tuvimos ocasión de verlo después. Este animal tiene la cabeza y las orejas de mula, el cuerpo de camello, las piernas de ciervo y la cola de caballo, cuyo relincho imita. Este hombre tenía también una especie de calzado hecho de la misma piel. Llevaba en la mano izquierda un arco corto y macizo, cuya cuerda, un poco más gruesa que la de un laúd, había sido fabricada de una tripa del mismo animal; y en la otra mano, flechas de caña, cortas, en uno de cuyos extremos tenían plumas, como las que nosotros usamos, y en el otro, en lugar de hierro, la punta de una piedra de chispa, matizada de blanco y negro. De la misma especie de pedernal fabrican utensilios cortantes para trabajar la madera.

En el relato del viaje, Pigafetta también refiere que "nuestro capitán llamó a este pueblo Patagones". 

Gigantes
Localización de los Patagones

Magallanes secuestró a dos individuos para probar que los gigantes existían

Los exploradores de Fernando de Magallanes procedieron a tomar contacto con el resto de la tribu, cazaron con ellos e incluso construyeron una casa para almacenar sus provisiones mientras seguían en la costa. Tras varias semanas, Magallanes quiso llevarse consigo a la península a un par de gigantes para probar su aventura y, tras tenderles una trampa, consiguió encadenarlos y subirlos al barco pero no sobrevivieron a la travesía.

Magallanes y Pigafetta trajeron de vuelta únicamente su historia y el nuevo nombre de la tierra de los gigantes, la Patagonia. Aunque su etimología no está clara, algunos argumentan que significa "Tierra de los pies grandes", por lo de "pata".

¿Avistaron realmente gigantes en América o solo se trató de reforzar el mito que ya existía en Europa? Los hombres europeos, como Magallanes, medían de media alrededor del metro y medio, durante los siglos XVI al XVIII, por lo que no sabemos si fue su imaginación la que sobrepasó su pequeña estatura o realmente estuvo poblado el territorio por gigantes.

Sobre el autor
Josep Guijarro

Josep Guijarro es reportero de prensa, radio y televisión, además de autor de varios libros entre los que cabe destacar El secreto de los aliens (edición ampliada y actualizada en 2024 de Aliens Ancestrales) o Casualidad, que continúa la saga de su bestseller Coincidencias Imposibles. Es documentalista de la serie Extraterrestres (DMAX) y forma parte de los programas El Colegio Invisible y La Rosa de los Vientos, ambos en Onda Cero.

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Comentarios (2)

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