El caso Paole: Una epidemia de vampiros
Conocido como el caso más estudiado del vampirismo, así ocurrieron los hechos tras esta tétrica epidemia.
Todo comenzó en 1731 cuando los pobladores de Medgevia, Serbia (que formaba parte del imperio austriaco) solicitaron auxilio al emperador por una extraña enfermedad. Las víctimas se quejaban de un dolor en el pecho (como agujas en el corazón), fiebre y convulsiones. Ante los extraños síntomas, llegó enviado por la autoridad el especialista en enfermedades contagiosas, el Dr. Glaser. Para cuando llegó, 13 personas ya habían fallecido en menos de mes y medio.
Glaser concluyó que podría tratarse de desnutrición, pero el pueblo dudó cuando dos pacientes hablaron en su lecho de muerte. Milica, una señora de 50 años afirmó comer la carne de unas ovejas atacadas por un vampiro años atrás; y Stana, una joven embarazada de 23, ubicó la tumba de un vampiro en el cementerio del pueblo y se había bañado con su sangre como protección según la superstición. Ambas creyeron estar condenadas al vampirismo antes de morir.
Para convencer que los vampiros no existían el doctor hizo desenterrar cadáveres
Convencido de ser superchería, Glaser convocó al pueblo para desenterrar los cadáveres y demostrar que aquello era imposible. Al llegar al cementerio descubrieron que la tumba de Stana había sido desenterrada por lobos y su bebé (no bautizado) devorado por ellos dejándola a ella intacta. Aquella macabra introducción se complicó cuando al desenterrar a las víctimas, varios cuerpos estaban incorruptos, incluyendo el de Stana. Cuando Glaser envió su informe, Belgrado ordenó investigar a fondo.
El encargado fue Johann Flückinger, un cirujano militar que llegó al pueblo el 7 de enero de 1732. Al preguntar sobre los ataques de ovejas y la tumba del vampiro, el pueblo señaló al difunto soldado Arnaut Pavle (llamado posteriormente como Arnold Paole). De acuerdo a los testimonios del pueblo, Pavle fue asignado militar en la región turca por dos años y volvió en 1727. Se hizo agricultor y se comprometió con una joven, pero sus conocidos notaron que, al volver, su actitud se había vuelto esquizofrénica.
Según diría su prometida, Pavle le reveló que durante su estancia en Gossowa (probablemente Kosovo), su regimiento fue asechado todas las noches por un vampiro. Decididos a cazarlo, sería Pavle quién ubicó la tumba con la criatura dentro. Luego de cortarle la cabeza, preparó un brebaje con tierra y sangre del sepulcro el cual tomó a modo de antídoto. Sin embargo, Pavle aseguraba que una sombra solía asecharlo desde entonces.
A una semana de la revelación, Pavle conducía su carreta de heno cuando cayó de ella rompiéndose el cuello. Sus familiares lo enterraron boca abajo con el mayor secreto (como dictaba la costumbre con los vampiros), pero en menos de un mes comenzó su aparición.
Algunos pobladores aseguran haber visto al vampiro en las noches
Caminando entre el ganado atacando ovejas o paseando por una vereda, algunos pobladores aseguraban haberlo visto en las noches; pero cuando cuatro testigos que lo habían visto dentro de sus recamaras murieron repentinamente, el terror se esparció. El hadnack (militar a cargo del pueblo) sugirió desenterrarlo. Al hacerlo, no solo se descubrió su cuerpo incorrupto a 40 días de su deceso, sino que brotaba sangre fresca de su boca, ojos, nariz y orejas, además de tener crecido uñas y cabello. Tanto él como sus víctimas fueron exhumadas, degolladas y atravesadas con estacas. Cuatro años después volvieron los ataques como la extraña enfermedad que el Dr. Glasser pretendía explicar. Para los pobladores, las víctimas murieron por desnutrición; pero porque un grupo de vampiros les succionaba la sangre por las noches.
Flückinger detalló los sucesos en su reporte “Visum et repertum” el 26 de enero de 1732. Los cuerpos incorruptos de los vampiros fueron exhumados y quemados por gitanos locales esparciendo sus cenizas en el río Morava. El caso llamó la atención de personajes como Voltaire, Diderot y Rousseau. Ello a raíz de la investigación ordenada por el papa Benedicto XIV que se presentó en el tratado “Dissertations sur les apparitions […]” (1746) del teólogo Antoine Calmet.
Actualmente, el caso de Arnold Paole es considerado una piedra angular en el estudio de las creencias populares sobre el vampirismo: la forma de enterrar, las curaciones, las supersticiones, los ataques, las enfermedades. Un macabro suceso de la era ilustrada y fiel recuerdo de cuando la ciencia se acercó a investigar lo sobrenatural.
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