San Cipriano: el libro de la magia negra
En sus páginas están las fórmulas para prácticas de magia blanca y negra, para expulsar a demonios y para hacer pactos con el Maligno, y para curar enfermedades del cuerpo o del alma. Es el San Cipriano: el libro de la magia negra.
Buena parte de las imágenes religiosas e iglesias consagradas a San Cipriano hacen referencia a un santo que nació sobre el año 200 en el norte de África y que llegó a ser obispo de Cartago. Sin embargo, el Cipriano al que se le atribuye el libro fue también un mártir cristiano, pero nacido en Antioquía sobre el siglo III. Sus padres eran –además de acaudalados señores– unos devotos paganos que adoraban a multitud de dioses. Se dice que este santo tenía una gran cultura, tanto en las artes de la adivinación como en la preparación de conjuros, aunque también en cuestiones filosóficas, ya que viajó por buena parte de Asia y África.
Su conversión al cristianismo se produjo cuando tenía treinta años, tras un incidente relacionado con una historia de amor. Sobre este particular existen dos versiones, donde la más conocida es que un joven llamado Aglaide le encargó a Cipriano, cuando aún era un hechicero, una fórmula que le permitiera enamorar a una mujer llamada Justina, que sistemáticamente le negaba su amor por estar consagrada al Cristianismo. Sin embargo las artes del hechicero no dieron resultado y Cipriano realizó una invocación al mismísimo Lucifer para consultarle. El demonio le contestó que nada se puede hacer contra alguien que está consagrada al Dios cristiano, ni mucho menos de alguien que se protege con la señal de la cruz. Esta misma versión sobre su vida asegura que a partir de ahí renegó del maligno y de la magia, convirtiéndose al cristianismo hasta las últimas consecuencias. Y es que tanto él como Justina fueron decapitados en Antioquia y sus reliquias fueron repartidas entre la iglesia de San Juan de Letrán, Toulouse, y la catedral de León.
Cipriano de Antioquia habría dejado como legado el que sería uno de los libros más famosos de recetas mágicas
Otra versión, algo diferente de la hagiografía del santo, señala que el propio Cipriano se ofreció un día para mediar en un duelo a muerte que mantenían dos jóvenes por una mujer llamada Celia. Al ir a su encuentro, él mismo quedó prendado de la muchacha, aunque cumplió con su encargo. Al conocer que la mujer era cristiana y no quería a ninguno de los dos rivales, él mismo le habría confesado su amor, el cual Celia también rechazó. Dice esta versión menos popular que el mago preparó un potente filtro amoroso surtió efecto y Celia cayó en sus brazos, no sin antes reprocharle entre llantos su manipulación. Cuando, sintiéndose culpable por lo que había hecho, iba a destruir todo su arsenal mágico, se le apareció el demonio disfrazado de forastero. Él mismo habría puesto en manos de Cipriano el libro de magia que luego haría famoso. Tras dedicarse durante un año a estudiar sus artes, finalmente abrazó el cristianismo y habría muerto en compañía de las que luego serían Santa Celia y Santa Justina a causa de la nueva fe.
Pero en cualquier caso, Cipriano de Antioquia habría dejado como legado el que sería uno de los libros más famosos de recetas mágicas, un verdadero grimorio donde se mezclan conjuros, hechizos y exorcismos con oraciones cristianas. Este volumen, editado en cientos de versiones diferentes y en multitud de idiomas, se convirtió en libro de cabecera de brujos, curanderos y videntes. Además de ensalmos, recetas mágicas y oraciones, el libro contiene una serie de recetas para desencantar tesoros, algo que amplió el interés de la gente corriente por este libro.
El poder del libro
La censura eclesiástica, la falta de traducciones y la diversidad de textos contribuyeron a que en el siglo XIX y la primera mitad del XX se creara un verdadero mito en torno a este libro. Por este motivo, las ediciones llegadas de Brasil y Portugal se hicieron muy buscadas a la vez que muy temidas, porque se creía que leyendo el libro de atrás para adelante se podía desencadenar toda una serie de desgracias si no se tenían los conocimientos necesarios. Es así que los curanderos y brujos, incluso los que no sabían leer, presumían de tener el libro de San Cipriano y todo el supuesto poder mágico que contenía. Así, se crearon en torno a este grimorio una serie de leyendas, que en buena medida describen la importancia que llegó a tener este libro siglos atrás.
Bernardo Barreiro de Vázquez Varela publicó en 1885 el libro Brujos y arqueólogos de la Inquisición de Galicia y el famoso libro de San Cipriano, en el que incluye algunos textos del Ciprianillo y comentarios que dan una idea de la trascendencia que tenía el libro por aquel entonces: “En la gran biblioteca de la Universidad de Santiago, en una sección reservada y en un estante apartado, sujeto con dos gruesas cadenas y resguardado por una reja de hierro, está un ejemplar de este famoso libro”, cuestión que el propio Barreiro negaba.
También incluye un pasaje del libro que hace referencia a los peligros de leerlo y de seguir sus recetas sin las debidas precauciones: “quien osa abrirlo y leerlo comete gravísimo pecado, incurre en excomunión mayor y corre el peligro de que se le aparezca Satán. Y como no esté prevenido ni tenga sacerdotes con estolas y agua bendita, será llevado a los abismos...”.
Desencantar tesoros
Barreiro cuenta también que estando en el Archivo de Simancas, muchas personas llegaban preguntando por el libro, así como por “recetas” para desencantar tesoros. Aunque varía según las versiones, el grimorio de San Cipriano está dividido en tres partes. El Libro Primero comienza con una serie de “instrucciones” dirigidas a religiosos y religiosas para poder distinguir “cuándo y cuándo no las enfermedades resultan obra de hechizo o del Diablo”. En un sincretismo entre pagano y cristiano, se ofrecen en la primera parte del libro las oraciones que deben rezarse, en qué horas deben hacerse, cuáles son las “señales de maleficio” y cómo combatir estos conjuros, y otras curiosas recetas.
En este apartado se incluyen las técnicas para expulsar al mismísimo Demonio del cuerpo de los enfermos, técnicas para enfrentarse a las almas del otro mundo “que aparecen en la encrucijadas” y hasta un sistema para echar las cartas. La segunda parte del Ciprianillo, para los ya iniciados, describe el “poder” de las cruces de San Bartolomé (el mismo que se enfrentó al Demonio) y San Cipriano, así como los secretos de la magia blanca y negra, ceremoniales mágicos y otros consejos y técnicas para el hechicero. El último libro hace referencia a los tesoros y la forma de desencantarlos.
En la mayoría de las versiones que hoy en día se pueden encontrar en las librerías, prácticamente todos los textos están dedicados a la magia blanca. Pero hay otros que explican, incluso, cómo convocar a los demonios y las fórmulas para pactar con ellos.
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