Annabelle, la muñeca diabólica
Annabelle, la muñeca diabólica, es real. Y eso que tras los estrenos de las películas de esta saga, que ha llegado a provocar ataques de pánico en cines de medio mundo, la mayoría de los telespectadores no sabe que la historia que hay detrás, ocurrió…
En agosto de 2018, en una sala de cine de Ciudad de México, los asistentes se encontraban nerviosos, expectantes porque los anuncios previos ya finalizaban y la película de la muñeca menos deseada y más diabólica de la historia, Annabelle, estaba a punto de empezar. De repente, las luces se apagaron; lo que en un principio eran murmullos acabó por convertirse en una psicosis colectiva, especialmente cuando, al cabo de unos minutos, esas mismas luces regresaron y en mitad de la platea estaba Annabelle contemplando a los presentes que, despavoridos, abandonaron el cine a toda prisa.
Como táctica de marketing apagar las luces en el cine y que al encenderlas en mitad de la platea esté Anabelle es espectacular; otra cosa es si es recomendable o no para la salud…
El miedo a los muñecos es una enfermedad tratada por la psiquiatría llamada pediofobia; pero en este caso no es necesario estar enfermo para salir huyendo, más aún si se conoce la historia de este objeto considerado maldito. Y es que Annabelle no sólo existe; se encuentra actualmente en el museo de la familia Warren, en Conneticut. De Ed y Lorraine Warren ya hablaremos, porque posiblemente pocos investigadores de lo paranormal se hayan enfrentado a situaciones más comprometidas y peligrosas que ellos. De momento quedémonos con la idea de que quien entra al museo sólo tiene que respetar una condición impuesta por la propia Lorraine, tal y como asegura el escritor y colaborador de Año/Cero Javier Arríes: «No se puede tocar nada, ya que los objetos expuestos han sido sometidos a todo tipo de exorcismos y limpiezas, y en algunos de ellos quedan remanentes de fuerzas de naturaleza sombría». Y entre estos la más llamativa es una pequeña muñeca «Raggedy Ann», creada en 1920 por el ilustrador Johnny Gruelle y que rápidamente se hizo célebre en los EE.UU.
En 1970, la estudiante de enfermería Donna Heart cumplía 28 años y su madre decidió regalarle esta muñequita. Cuenta Arríes que poco después, ésta y su novio Lou «empezaron a observar hechos curiosos». Lo que en principio eran simples cambios de sitio o de postura, fueron a más: «Empezaron a aparecer unos inquietantes mensajes en pergamino por toda la casa que aparecían escritos con la caligrafía de un niño pequeño. “Ayúdanos” y “Ayuda a Lou”». El día que la muñeca apareció sentada en la cama con el pecho lleno de sangre, decidieron que había llegado el momento de llamar a una médium. Ésta determinó que «era la morada del espíritu de Annabelle Higgins, una niña de siete años cuyo cuerpo, decía, fue encontrado sin vida», asegura Arríes. Los días pasaron y los fenómenos fueron en aumento. Lou llegó a sentir cuando se acercaba a ella como unas garras invisibles le desgarraban la espalda y empezaba copiosamente a sangrar. Había sido atacado, aparentemente, por el espíritu que habitaba en ella. Esto es al menos lo que semanas después determinaron Ed y Lorraine Warren. «La muñeca era una trampa. El verdadero objetivo de aquella entidad era Donna. Era a ella a la que quería poseer», afirma el escritor. Por eso tuvieron que llamara a un sacerdote, el padre Cooke, para que exorcizara la casa y de este modo lograran llevarse a Annabelle con ellos. Y lo hicieron; imaginemos la escena del matrimonio Warren con la muñeca sentada detrás en mitad de la noche, con los frenos y la dirección fallando cada dos por tres.
Las semanas siguientes aparecía y desaparecía en la casa de los parapsicólogos, hasta el día en que un joven sacerdote, Jason Bradford, al conocer la historia zarandeó a la muñeca diabólica y al regresar a casa tuvo un bloqueo de frenos con accidente incluido del que escapó con vida de milagro. A partir de entonces fue encerrada con llave en la urna en la que hoy día miles de personas la pueden contemplar…
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