La abandonada ciudad de Nuevo México con un trágico pasado
Dawson era una ciudad con tradición minera, pero con el paso del tiempo y tras varias explosiones masivas que acabaron con la vida de cientos de personas, se quedó abandonada. Ahora hay quien afirma que tanto sufrimiento ha provocado que se encuentre encantada por presencias extrañas.
En 1901 se inauguró la mina de Dawson, en Nuevo México, y eso supuso prosperidad y bonanza económica para sus 2.000 habitantes. Se construyeron numerosos edificios para favorecer la llegada de los nuevos trabajadores y sus familias que evidenciaban el buen momento financiero: un hotel, un teatro, un hospital…
El nombre del pueblo se debe al ranchero que vendió sus tierras de carbón con el objetivo de fundarlo: John Barkley Dawson. En 1906 una gran compañía minera, Phelps Dodge Corporation, compraría las minas del señor Dawson y, con ellas, el control fáctico de toda la ciudad.
En menos de una década dos tragedias golpearon a sus habitantes. En 1913 una enorme explosión acabó con la vida de más de 200 mineros. 10 años más tarde, 130 hombres sufrirían la misma suerte. No es de extrañar que ahora lo único que quede en el pueblo sea un cementerio gigante con cientos de cruces: un tétrico ambiente que rezuma dolor y desgracia.
Quienes se atreven a visitar el cementerio, especialmente si es de noche, afirman haber visto luces inexplicables similares a las que se utilizan en la minería atadas a los cascos para ver en el subsuelo. Del mismo modo, presencias fantasmales se observan cuando se pasea entre las numerosas lápidas. ¿Tal vez los mineros no son conscientes de que han fallecido y siguen trabajando?
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