Hallan el manuscrito de una expedición oficial en busca del Yeti
Recuperan un manuscrito con los primeros encuentros con una especie de Yeti en el Cáucaso
Un manuscrito soviético descubierto recientemente, ha arrojado luz sobre las primeras expediciones oficiales para encontrar al Yeti, incluyendo supuestos encuentros con este críptido. Con este nombre se define a los animales fuera de los catálogos de zoología contemporánea que estudia una disciplina llamada criptozoología.
En el siglo XX, la fascinación por el Monte Everest hizo que los exploradores europeos conocieran la leyenda del Yeti, una figura presente en el folclore sherpa. Esta etnia que habita las regiones montañosas de Nepal, en el Himalaya, consideraba al Yeti una especie de guardián sagrado del Everest, una "montaña prohibida" que, según sus creencias, debía ser respetada. En el siglo XVII, hasta el Parthiva real de Anadapur, Sankara Gavampati, creó un templo hinduista para rendir homenaje a la criatura.
En los años 50, el Yeti se rebautizó como 'abobinable hombre de las nieves' por culpa de los tabloides
Cuando en 1953 se conquistó por primera vez la cima del Everest, las historias sobre este ser, rebautizado como "abobinable hombre de las nieves", se convertirán en un fenómeno global promovido, en parte, por el tabloide británico Daily Mail.
Era alto y peludo, medía dos metros de altura y emitía terribles aullidos a mediodía
El manuscrito ahora descubierto nos habla que en Tayikistán, Kirguistán y Uzbekistán, hubo informes de "hombres-osos desnudos" que merodeaban las montañas. Al Yeti del Cáucaso se le conoce como como el "Almasty" y hay relatos de encuentros que se remontan a cientos de años atrás. Era alto y peludo, medía dos metros de altura y emitía terribles aullidos a mediodía. La "bestia" era capaz de derribar tiendas de campaña e, incluso, el manuscrito refiere que grupos de bestias de "pelo de camello" se alimentaban de ruibarbo; o del macabro hallazgo de víctimas asesinadas cuyo hígado había sido arrancado por la espalda.
Los relatos sobre el Yeti llamaron la atención en la extinta URSS, del erudito Boris Porshnev, quien especuló que estos informes podrían ser una forma de "relicto homínido", es decir, supervivientes de una extinción.
El antropólogo Boris Porshnev creía que los 'hombres salvajes' podían explicar la evolución en el lenguaje
Fascinado por la antropología y la lingüística, Porshnev sospechaba que el lenguaje era la fuerza impulsora de la evolución que permitió que prosperaran todos los tipos de homínidos, y pensó que ubicar a algunos de estos "hombres salvajes" podría proporcionar algunas pistas que llenaran los huecos.
El científico soviético obtuvo la aprobación de la Academia Soviética de Ciencias para ir en su busca, y a través del Pravda, a la sazón periódico oficial del Partido Comunista, solicitó relatos de testigos oculares de las interacciones con las criaturas.
Los manuscritos que narran las peripecias de la expedición de Boris Porshnev y el jefe de la misma, un botánico llamado Cyril Staniukovich, se consideraban perdidos hasta que intervino una pequeña editorial en Devon, Inglaterra, llamada Center for Fortean Cryptozoology (CFZ).
Acompañados por expertos en folklore, geólogos y antropólogos, estos científicos partieron en 1958 en busca del Yeti y el Almasty. Fue una de las dos únicas investigaciones oficiales sobre criaturas criptozoológicas; la otra, según refiere la revista VICE, fue realizada por la China comunista.
Ahora, los manuscritos de Porshnev han sido localizados por casualidad. A pesar de que existía una copia en la Biblioteca de Moscú, ha sido gracias a un bisnieto de Porshnev que se ha podido obtener una copia y traducirlos al inglés. En ellos se detallan los supuestos encuentros con el Yeti, hombres salvajes y 'Almasty' en las ex repúblicas soviéticas de Asia Central.
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