El Homo Floresiensis podría seguir vivo, según un experto
Diferentes testimonios afirman haber visto a una criatura que podría corresponderse con el Homo Floresiensis en la Isla de Flores en nuestros días
En septiembre del año 2003, un equipo internacional de arqueólogos –australianos e indonesios– que intentaban encontrar evidencias de una migración de humanos modernos desde Asia a Australia realizó un inesperado hallazgo en la cueva de Ling Bua, una remota cavidad en la isla de Flores (Indonesia). Los estudiosos recuperaron entonces un esqueleto casi completo de un homínido adulto diminuto –apenas poco más de un metro de altura–, y en los meses siguientes se desenterraron restos de otros siete individuos similares, que en aquel entonces se dataron entre hace 38.000 y 12.000 años. Durante varios años, los científicos dudaban en si aquellos especímenes pertenecían a Homo sapiens con algún tipo de enfermedad que había reducido su talla, o si bien formaban parte de alguna otra especie desconocida hasta el momento. Finalmente, y gracias a complejos análisis filogenéticos, se concluyó que aquellos restos pertenecían en efecto a una nueva especie, que fue bautizada como Homo floresiensis, y su datación se corrigió hasta hace unos 50.000 años, a una fecha próxima a la llegada de los Homo sapiens a la isla indonesia.
¿Es posible que el Homo Floresiensis haya sobrevivido hasta nuestros días? Numerosos testimonios hablan de criaturas de aspecto homínido en la isla de Flores
Ahora, la publicación de un nuevo libro del antropólogo retirado Gregory Forth, de la Universidad de Alberta (Canadá), ha vuelto a poner de actualidad a estos singulares homínidos, aunque por razones bien diferentes a las paleoarqueológicas. Según Forth, autor de Between Apes and Humans: An Anthropologist on the Trail of a Hidden Hominoid (Entre simios y humanos: la búsqueda de un antropólogo tras un homínido oculto), no hay pruebas de que el Homo floresiensis se extinguiera y, de hecho, él cree que algunos individuos de esta especie podrían seguir viviendo, ocultos, en los bosques de la isla de Flores. ¿Cómo llega a semejante conclusión? Según explica en el libro, él mismo ha recogido durante varios años numerosos testimonios actuales de personas que aseguran haberse encontrado en la isla con criaturas de aspecto homínido, y que podrían corresponder con avistamientos de ejemplares del supuestamente extinto Homo floresiensis.
"Simplemente no sabemos cuándo se extinguió esta especie y, de hecho, me atrevo a decir, ni siquiera sabemos si está extinta", explicó Forth en declaraciones a la publicación LiveScience. "Así que hay alguna posibilidad de que siga vivo", añadió. Durante varias décadas –desde 1984–, Forth estuvo realizando trabajo antropológico de campo en la isla de Flores, y durante aquellos años tuvo la oportunidad de escuchar y recopilar multitud de historias de los lugareños en los que se hablaba de encuentros con pequeñas criaturas peludas que vivían en los bosques. De hecho, Forth había dedicado varios trabajos en aquellos años a estas historias, hasta 2003, fecha en que se realizaron los primeros hallazgos sobre el Homo floresiensis.
Aquella criatura tenía pelo largo liso por todo su cuerpo, una nariz bien formada y una especie de muñón en lo que debía ser el lugar de una cola
En un fragmento del libro, Forth incluye el testimonio de un campesino de Flores que descubrió un cadáver de una extraña criatura homínida que no se correspondía con un simio ni con un ser humano. Según su testimonio, aquella criatura tenía pelo largo liso por todo su cuerpo, una nariz bien formada y una especie de muñón en lo que debía ser el lugar de una cola. Con el paso de los años, Forth llegó a recopilar hasta treinta historias de encuentros con estas criaturas, y tras el hallazgo de los restos fósiles del Homo floresiensis, llegó a la convicción de que los avistamientos que él había recopilado tenían su origen en algunos ejemplares de esta especie que todavía permanecen ocultos en el interior de los bosques insulares.
VOCES CRÍTICAS
La idea es sin duda seductora, pero no parece haber convencido a la mayor parte de los expertos que estudian al homínido indonesio. Es el caso, por ejemplo, de John Hawks, paleoantropólogo en la Universidad de Wisconsin (EE.UU.): "Flores es una isla que tiene más o menos la misma área que Connecticut y tiene aproximadamente dos millones de personas viviendo allí hoy, repartidas por toda la isla. Siendo realistas, la idea de que hay un gran primate sin observar en esta isla, sobreviviendo en una población que puede mantenerse a sí misma, está bastante cerca de cero", argumentó en declaraciones a LiveScience.
Para los escépticos, las historias recogidas por Forth no serían diferentes a los numerosos relatos que, desde hace décadas, circulan en distintos puntos de Estados Unidos sobre el Bigfoot, o sobre criaturas similares en otros puntos del planeta. Sin embargo, Forth cree que este caso es diferente, porque a diferente de lo que ocurre en Norteamérica con el Bigfoot o el Sasquatch –donde nunca existieron simios no humanos–, en Flores existió el Homo floresiensis.
Hay una cuestión sobre este homínido que sigue siendo una irritante incógnita: ¿de dónde procede la especie?
Dejando a un lado la cuestión de si los antiguos hobbits –así se bautizó coloquialmente a los Homo floresiensis, debido a su escasa estatura– siguen existiendo hoy en día en Flores, hay una cuestión sobre este homínido que sigue siendo una irritante incógnita: ¿de dónde procede la especie? En lo que se refiere a su anatomía, el Homo floresiensis contaba con unos dientes similares a los del Homo erectus e incluso a los del Homo sapiens. Los restos más antiguos del hobbit se encontraron en Mata Menge (otro punto de la isla de Flores) en 2017, y su datación se remonta a hace unos 700.000 años. Según los expertos, el Homo erectus abandonó África hace 1,8 millones de años, y apareció en la isla de Java en una fecha anterior a la que el hobbit de Flores surgiera en la isla indonesia. Esto, según los expertos, permitiría que el Homo floresiensis fuera una 'versión' evolucionada a partir del Homo erectus, que habría perdido estatura debido a un fenómeno conocido como 'enanismo insular', y que se produce en ocasiones cuando una especie queda recluida y evoluciona en una isla. Sin embargo, esta hipótesis parece fallar en una cuestión: el Homo erectus vivió en otras islas hasta hace 115.000 años, y en ninguna de ellas sufrió el llamado enanismo insular. Por tanto, es posible que el hobbit descienda en realidad de un ancestro que abandonó África antes incluso que el Homo erectus y que, de alguna forma, logró alcanzar la isla de Flores después de atravesar varios continentes e inmensas masas de agua. Todo un viaje, sin duda.
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