El extraño tritón de Banff: ¿Monstruo legendario o falsificación?
La momia del extraño tritón de Banff atrae la atención de muchos visitantes que van de vacaciones a Alberta, Canadá
Reza en el cuaderno de bitácora de Cristóbal Colón que el 9 de enero de 1493, el almirante vio sirenas. Navegaba a bordo de La Niña, para internarse en el agua dulce del Río del Oro, entre los 72 y 73 grados, longitud oeste, cuando de repente “vido tres sirenas, que salieron bien alto de la mar, pero no eran tan hermosas como las pintan, que en alguna manera tenían forma de hombre en la cara.”
El relato de Colón rompe con la imagen clásica de estos seres fantásticos siempre, bellos, sutiles y encantadores. Recordemos que Odiseo, fue testigo de cómo la belleza de las sirenas y su canto proyectan un hechizo sobre todos sus marineros. No es extraño pues que, al fraile dominico Bartolomé de las Casas no le pareciera tan sorprendente la experiencia del Almirante y zanjara el asunto con un “debió ser manatí”, un mamífero que es conocido también como “vaca marina” y que pueden elevarse sobre el agua para mostrar su cola.
El almirante Cristóbal Colón avistó tres sirenas a bordo de la caravela La Niña
Manatí o sirena, el caso de Colón no es aislado, hay relatos parecidos en Canadá, Florida, en diversos puntos de las costas africanas o en lugares tan lejanos como Japón o Corea del Sur, lo que nos lleva a plantear si las sirenas, impresas además en numerosas cartografías medievales, existieron realmente o son solo el fruto de la imaginación.
Hay que decir, en este sentido, que algunos “misteriosos” ejemplares, fueron exhibidos en el siglo XIX en circos y museos. La llamada “Sirena de Fiji” se convirtió en un fenómeno de masas por obra y gracia de Phineas Taylor Barnum quien sin ningún escrúpulo, cosió parte de un mono a un pez y lo detalló con papel maché. Otras momias, como la del Sireno de Banff, en Alberta (Canadá) estaban respaldados, al menos, por relatos difusos.
Un artículo de 1824, publicado en el Canadian Magazine and Literary Repository, con el título de A Merman in Lake Superior, narra la experiencia de un grupo de hombres acampados cerca del lago Minnewanka. De pronto escucharon lo que parecía ser el sonido de un tambor y voces difusas que parecían provenir del agua. Entonces vieron “una extraña criatura que salía del agua. Era mitad pez y mitad ser humano. Había llevado el agua hacia la orilla y luego había salido a la superficie. Mientras mi padre miraba, la persona-pez se hundió de nuevo en el lago.”
La Spirit Mountain y el lago que se extiende a sus faldas fueron considerados lugares sagrados por los nativos americanos por lo que se piensa que la creación de una leyenda sobre una criatura sobrenatural podría mantener alejados a los colonos, tal como se hacía con los monstruos de las cartografías medievales.
La momia de aspecto extraño del tritón de Banff, se expuso en un puesto comercial indio en 1903 donde fue adquirido para su exhibición por Norman Luxton, un exitoso empresario, periodista y jefe honorario de la tribu nativa americana Stoney.
Los antropólogos afirman que el mito de la sirena habría evolucionado a partir de un antiguo relato sobre los peligros de las primeras expediciones, combinados con una imagen de mujer-pájaro de procedencia asiática. Sería en la Edad Media cuando se produciría el definitivo cambio simbológico de mujer-pájaro a la mujer-pez, mucho más sensual y evocadora. Se trataría por tanto de una invención.
Lo que sí existe es la mítica isla de la que habla Homero, el lugar donde las sirenas encantaban a los marinos y que se ubicaría cerca de las costas de Nápoles, en Italia.
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