Los espermatozoides proporcionan claves para la reencarnación
El ADN es el principal factor de transmisión genética pero no es el único que nos predispone a la herencia. Un estudio ha comprobado como los espermatozoides "recuerdan".
Los padres de Sam supieron muy pronto que su hijo "era especial". Cuando sólo tenía 18 meses de edad y su padre le estaba cambiando el pañal le dijo con total tranquilidad: "Cuando yo tenía tu edad también solía cambiarte el pañal".
¿Era la reencarnación de su abuelo? Los padres de Sam acudieron a un psiquiatra. Sabían que su hijo, a pesar de su corta edad, había mantenido una estrecha relación con su abuelo ya fallecido. El niño hablaba como si "fuera el padre de su padre", dando curiosas referencias cotidianas. La razón nos induce a pensar que el niño estaba "influenciado por sus padres" con la romántica idea de que éste poseía el alma de su abuelo, pero ahora hay otra alternativa.
Un estudio llevado a cabo en Canadá por investigadores de la Universidad McGill ha descubierto que los espermatozoides recuerdan aspectos como la dieta, el estilo de vida o el impacto del estrés en los padres y posteriormente se trasladan al embrión, utilizando moléculas que no pertenecen al ADN.
El ADN es sólo una parte de nuestra herencia genética
Aunque se sabía que el ADN es el factor principal en la transmisión genética, predisponiéndonos, por ejemplo, a contraer determinadas enfermedades, el estudio demuesta que esta información es solamente una parte de la herencia. Los científicos canadienses han identificado cómo la información ambiental también es transmitida por moléculas que no son de ADN en los espermatozoides. Por consiguiente, se avanza en la comprensión científica de la herencia de las experiencias de la vida paterna y en la forma en la cual la misma influye en los hijos.
Esto podría explicar sucesos como el que publicamos en marzo de 2020 cuando una mujer de 29 años dijo haber reconocido a su abuelo fallecido en una ecografía 4D que se había practicado antes de dar a luz a su hijo. Al parecer, la postura que el feto mostraba, es decir, las manos apoyadas con los dedos entrelazados, era la misma que hacía el abuelo paterno.
Esto podría explicarse por la investigación publicada en la revista Developmental Cell. Los espermatozoides habrían transmitido datos externos al ADN en la fertilización, junto con los mecanismos y moléculas implicados en este proceso. No sólo eso, seguramente, otras cuestiones como el modo de vida, la alimentación o la propensión al sobrepeso.
Para confirmar sus hipótesis sobre la forma en que los espermatozoides recuerdan el entorno y las experiencias del padre y transmiten esa información al embrión, los investigadores realizaron experimentos con roedores. Alimentaron a ratones machos con una dieta deficiente a nivel nutricional y luego rastrearon los efectos sobre grupos particulares de moléculas.
Además de abrir nuevas vías para estudiar la transmisión y prevención de enfermedades, los científicos han logrado determinar con precisión la forma en que se transmite la información. Los especialistas creen que las variaciones negativas que se acoplan al ADN y conforman la herencia pueden llegar a modificarse. Algo que es muy esperanzador en el caso de las enfermedades hereditarias.
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