Cambio de vida tras una ECM
Una investigación arroja nueva luz sobre varios aspectos vinculados a las ECM, incluido cómo cambia la vida de las personas que viven esa experiencia.
Estamos acostumbrados a escuchar que las experiencias cercanas a la muerte (ECM) cambian las vidas de aquellas personas que las viven. Y, ciertamente, no faltan psicoterapeutas que han desarrollado dinámicas de grupo y atención a pacientes para que traten de asimilar, de la mejor manera posible, todo lo experimentado. Ahora, un estudio publicado en la revista Critical Care ha indagado en la cuestión presentando cifras concretas.
El trabajo ha sido realizado por investigadores del Hospital Universitario de Lieja, en Bélgica y ha demostrado que el 15% de los pacientes que sobrevivieron a una estancia prolongada en la unidad de cuidados intensivos (UCI) experimentaron algún tipo de ECM. Los enfermos tuvieron que afrontar factores estresantes físicos como inflamación y niveles elevados de catecolaminas, independientemente del fallo orgánico primario que desencadenó la admisión en la UCI, unos factores que pudieron operar como posibles inductores de la ECM. A la vez, todos los sujetos fueron admitidos en la UCI por una variedad de razones bastante amplia, incluyendo enfermedades respiratorias, cardiovasculares, digestivas, renales, neurológicas y metabólicas. No obstante, la mayoría de los participantes encuestados, al margen de las dolencias concretas, ingresaron a causa de una intervención quirúrgica.
El 15% de los pacientes que sobrevivieron a una estancia prolongada en la UCI experimentaron algún tipo de ECM
MAYOR BIENESTAR
Aunque el objetivo principal del estudio perseguía describir la incidencia de ECMs entre supervivientes a una permanencia prolongada en la UCI, entre los objetivos secundarios estaba la identificación de los factores médicos y cognitivos que podrían inducir la frecuencia de dichas experiencias al borde de la muerte. También, lo investigadores pretendieron evaluar el recuerdo de las ECMs en los sujetos a un mes vista y el impacto en las vidas cotidianas de los afectados al cabo de un año. Para ello, todos los pacientes que estuvieron más de siete días en la UCI fueron entrevistados cara a cara utilizando la escala de ECM de Greyson. Posteriormente, se volvió a conversar con ellos por teléfono a los 30 días y al año, pasándoles diferentes cuestionarios de salud.
De los 126 pacientes que participaron en el estudio, 19 (15%) informaron haber experimentado una ECM conforme son categorizadas en la escala de Greyson. El artículo también mostró que los pacientes con más alta frecuencia de síntomas disociativos y mayor bienestar personal y espiritual fueron los que más recordaron las experiencias cercanas a la muerte vividas. En consecuencia, se podría conjeturar que una propensión a los estados disociativos y a las creencias y prácticas espirituales hace que las personas sean más proclives a informar de una ECM cuando están sometidas a ciertos factores fisiológicos.
Los pacientes con mayor bienestar personal y espiritual fueron los que más recordaron las ECMs
Otro hallazgo interesante del estudio fue el impacto que las ECM tuvieron en la calidad de vida de los pacientes un año después del alta de la UCI. Aquí, los sujetos que vivieron una ECM obtuvieron puntuaciones más altas en el cuestionario EuroQol de cinco dimensiones, lo que indicaría el disfrute de una mejor calidad de vida. Este resultado vendría a sugerir, por tanto, que las ECM podrían operar positivamente a largo plazo en el bienestar de las personas, quizá porque proporcionen una nueva perspectiva sobre la vida y la muerte.
UN PRIMER PASO
Obviamente, cabe señalar que este estudio presenta varias limitaciones. En primer lugar, el tamaño de la muestra fue relativamente pequeño y se limitó a un solo centro, lo que impide aventurarse a la generalización de los resultados. En segundo lugar, la investigación se basó en medidas de autoinforme, que pueden estar sujetas a un sesgo de recuerdo y a un sesgo de deseabilidad social. Por último, el estudio no incluyó un grupo de control de pacientes que no experimentaron ningún ingreso en la UCI, lo que dificulta determinar si la incidencia de ECMs en esta población es mayor o menor que en la población general.
En conclusión, estamos ante nuevos datos sobre la incidencia y las características de las ECM entre los pacientes que sobrevivieron a una estancia prolongada en la UCI. Los resultados sugieren que las ECM no son infrecuentes en esta población y pueden estar influidas por factores tanto fisiológicos como psicológicos. Además, el estudio sugiere que las ECM pueden tener un impacto positivo en el bienestar a largo plazo de los pacientes. Pero se necesitan más investigaciones para replicar y ampliar estos hallazgos, así como para averiguar cuáles son los mecanismos subyacentes detrás de las ECM.
INVESTIGACIÓN ANTERIOR
El médico y profesor de psiquiatría Bruce Greyson –uno de los investigadores sobre las ECM más respetados– publicó en 2022 un artículo en The Journal of Nervous and Mental Disease donde evaluaba el efecto de las ECMs a largo plazo. El objetivo de este estudio era comparar los cambios de actitud comunicados por personas que describieron experiencias cercanas a la muerte en dos periodos con dos décadas de diferencia, para determinar si los cambios de actitud persistían en el tiempo. La conclusión a la que llegó Greyson fue que las puntuaciones «no mostraron cambios significativos durante ese periodo, ni tampoco hubo una correlación significativa entre el cambio en las puntuaciones del test de Inventario de Cambios de Vida y el tiempo transcurrido».
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