Bellosfera: La máquina para ver el más allá
El investigador Thanassis Vembos, ha localizado un artilugio olvidado por la historia y ha recuperado una serie de experimentos con resultados sorprendentes…
Hace mas de medio siglo, multitud de personas asistieron en Grecia a la presentación de un extraño e inquietante invento que prometía pruebas irrefutables sobre la existencia del más allá. Según crónicas de la época, el público, arremolinado en torno a un médium y una extraña esfera de cristal, observaba atónito cómo se formaban extraños fulgores y resplandores en el interior de ese globo transparente. De repente, en mitad de los destellos sobrenaturales, emergieron efigies y siluetas etéreas que parecían querer comunicarse desde el «otro lado». Se trataba de un dispositivo que servía para comunicarse con el mundo de los espíritus y que terminó cayendo en el más absoluto de los olvidos. Sin embargo, recientemente, el investigador griego Thanassis Vembos ha rescatado esta increíble historia de las brumas del pasado.
Este invento se lo debemos a Alexandros Bellos, quien comenzó a interesarse por el espiritismo desde muy joven. Tal y como narra el magnífico investigador griego Thanassis Vembos en un trabajo sobre el asunto que nos ocupa: «(Alexandros Bellos) se dio cuenta de que las cimas de las montañas eran ricas en folclore y leyendas sobre presencias sobrenaturales, deidades, entidades y visiones extrañas. Durante la guerra greco-italiana de 1940-1941, Bellos estaba sirviendo en el frente. Un día, su unidad se encontraba en algún lugar entre Himarë y Tepelenë, en Albania, a una altura de 2.800 m. Recibieron la advertencia de que los alpinistas italianos se acercaban. Bajo la luz de la luna, los soldados vieron sombras y abrieron fuego. Pero las sombras no parecían prestar atención. Bellos y sus compañeros quedaron confundidos. Más tarde, volvió a ser testigo del mismo fenómeno en Tepelenë. Después de la guerra, Bellos leyó las descripciones clásicas de los ‘compañeros invisibles’ que veían los montañeros del Everest. Llegó a la conclusión de que tanto las extrañas sombras que había tenido la oportunidad de contemplar como esos compañeros invisibles eran habitantes inmateriales de los mundos etéricos, que se manifestaban más fácilmente en las grandes alturas. Debería existir una razón por la que las entidades etéricas se vieran con mayor frecuencia en las cimas de las montañas».
FOTOGRAFÍAS DEL «OTRO LADO»
Tras esta experiencia sobrenatural, la vida de Bellos cambió drásticamente. Estaba obsesionado con crear un dispositivo que facilitara el contacto con el más allá de una forma controlada. Bellos leyó un artículo sobre «compañeros invisibles» en el Everest, según el cual «muchos escaladores sentían la presencia de alguien en la cima más alta del mundo, y a menudo recibían ayuda si la necesitaban». En El espíritu se mueve dentro del vacío, un artículo publicado por el periódico Vradyni el 31 de julio de 1954, Bellos reflexionaba sobre su experiencia: «Me pregunté por qué las personas que viven o escalan a grandes alturas son tan bendecidas, y nosotros, los que vivimos a nivel del mar, experimentamos tanta interferencia estática y mental en nuestras comunicaciones espiritistas. Luego me atreví a razonar: si pudiéramos llevar estas alturas al laboratorio experimental de metapsíquicos, deberíamos obtener mejores resultados».
Convencido de sus ideas, decidió crear una «campana de vacío» donde, con la ayuda de un médium, los espíritus y demás entidades etéricas podían manifestarse con mayor facilidad al reproducir la atmósfera de alta montaña. En el citado reportaje, Bellos aseguraba: «Instintivamente recordé la campana de vidrio con la bomba de aire de nuestro laboratorio de física escolar (con la que se podía crear un vacío). Curiosamente, este recuerdo había permanecido indeleble en mi mente desde la secundaria. Así que conseguí una campana de vidrio y comencé mis experimentos (…) Con alegría, observé innumerables formas de personas etéricas». Junto a miembros del Instituto Científico para la Investigación Metapsíquica (SIMR, por sus siglas en inglés), el espiritista había logrado desarrollar una campana de vidrio conectada a una bomba de vació, que conseguía recrear el oxígeno existente a una altura de ocho kilómetros sobre el nivel del mar. Su artilugio, que bautizó como Bellosfera, se presentó oficialmente el 21 de septiembre de 1953. Según Bellos: «Este dispositivo mecánico se coloca en la mesa experimental frente al médium hipnotizado y se forma una cadena humana a su alrededor (…) En la sala de sesiones debe haber una ligera luz infrarroja u oscuridad completa. Los participantes deben permanecer quietos, mentalmente tranquilos y silenciosos, sin esperar ansiosamente. Después de 20-30 minutos, se escuchan ruidos y voces que provienen del interior de la campana, luego se ven chispas y finalmente nubes que se van transformando en formas definidas que pueden ser fotografiadas». A Bellos le gustaba referirse a los espíritus como «posthumanos».
En un artículo de la revista Hyperfos del 11 de marzo de 1954, titulado Posthumanos fueron fotografiados en la esfera de cristal, leemos: «Los participantes colocaron el tubo de vacío sobre un pilar de mármol; en su interior había un vacío equivalente a 10.000 metros de altitud. Luego hicieron el círculo experimental y apagaron las luces. Las fotografías se tomaron de forma intermitente, en completa oscuridad o con flash. Cada vez se les pidió a los participantes que respiraran lentamente y que meditaran en silencio». En el experimento estuvieron presentes varios miembros del SIMR así como el fotógrafo K. Tellidis, que pudo inmortalizar las formas que aparecían en el interior de la esfera de cristal. Según los asistentes, durante la sesión fueron capaces de contemplar «explosiones con aspecto de árbol, formas luminosas y destellos que se convertían en formas».
Aquel dispositivo funcionaba como una especie de «televisión» capaz de sintonizar con el más allá
SORPRENDENTES EXPERIMENTOS
En dicho artículo quedó escrito que se vio «la forma completa de un hombre; si se le da la vuelta, hay una forma de mujer sonriendo». Al parecer, el primer rostro correspondía al padre fallecido de Ifigeneia Hajivassiliou, una de las personas presentes en la sesión con la Bellosfera, y el segundo, a la esposa fallecida de otro miembro del SIMR. Bellos estaba pletórico con los resultados obtenidos. Aquel dispositivo funcionaba como una especie de «televisión» capaz de sintonizar con el mundo etéreo. Por fin, tras décadas de arduas polémicas sobre la realidad del espiritismo, la ciencia parecía ofrecer respuestas tangibles sobre este extraordinario fenómeno.
En su reportaje, el investigador griego Thanassis Vembos indicaba: «La ‘envoltura’ científica de la comunicación espiritualista utilizando la Bellosfera parecía atractiva, prometedora e innovadora. El hecho de que médicos conocidos participaron en los experimentos agregó más crédito». Bellos también realizó algunas modificaciones en su invento. Añadió un micrófono en el interior de la Bellosfera para grabar las «voces etéreas», pero tal y como me confirmó el propio Thanassis: «Hasta donde yo sé, no se hicieron grabaciones de sonido. Bellos y los demás pensaron en crear una grabadora de cinta espiritual, pero como la esfera estaba vacía de aire, el sonido no podía viajar». La prensa helena de la época siguió con interés el invento de Bellos, convirtiendo a nuestro protagonista en alguien popular. Este quiso dar un paso más y pensó en crear una gran campana de cristal donde incluso pudieran introducirse algunas personas para interactuar con los «etéreos». Mientras tanto, el SIMR había ordenado la construcción de una gran esfera de vacío en una fábrica de vidrio ateniense.
El 11 de agosto se llevó a cabo un experimento frente a varios periodistas de diarios atenienses. Kate Constantinidou era el médium. A pesar de que la esfera utilizada tenía solo siete centímetros de ancho –era la más pequeña que el SIMR tenía en su poder–, se lograron algunas fotografías. El periódico Athinaiki informó de los resultados a los lectores en un artículo titulado Espíritus de los muertos dentro de una esfera: «Muchas formas en miniatura organizadas, incluso la aparición de cuerpos enteros. Con frecuencia vimos formas posando para ser fotografiadas; otras imágenes muestran formas insospechadas o incluso aleatorias (…) ¿Es esta esfera de cristal de vacío una clase de ‘lentes’ o ‘binoculares’ a través de los cuales se pueden ver y fotografiar mundos invisibles?». Los experimentos fueron un auténtico éxito, y Alexandros Bellos creía estar a las puertas de un descubrimiento histórico: «Después de la fisión del núcleo atómico y la verificación de la transmutación de la masa en energía y viceversa, los credos materialistas se sacuden profundamente. El espiritismo comienza a ser justificado nuevamente (…) Ya no necesitamos oscuridad, experimentos largos, condiciones estrictas y deprimentes, hipnotismo y misticismo religioso para fotografiar a los espíritus de los muertos».
EL MÁS ALLÁ EN MOVIMIENTO
Enseguida aparecieron las primeras filmaciones de las caras que se formaban en la Bellosfera. De nuevo retomamos la investigación de Thanassis: «La primera filmación de las formas en la esfera de Bellos se logró el 26 de octubre de 1955 durante los intentos dirigidos por el médico-radiólogo Loannis Pavlidis, miembro de SIMR. La película se mostró en la sala Knossos de la Sociedad de Creta, en el centro de Atenas (calle Omirou), frente a una audiencia de 300 personas. Se proyectaron más pases en otras salas del centro de Atenas». El periódico Athinaiki publicaba un artículo titulado Fantasmas en el vacío de la esfera de vidrio (2/11/1955), donde se describían las figuras que se materializaban en el interior de la Bellosfera, tal y como se veían en una filmación: «Uno se sorprende al ver un ambiente sombrío donde las mujeres tristes están sentadas alrededor de una mesa oblonga como si estuvieran encadenadas o meditando; a la derecha, una de ellas está sosteniendo su rostro con las palmas de sus manos. A la izquierda, otra se yergue y levanta las manos desesperada, sosteniendo un pañuelo. En otro lugar de la esfera, una chica de 18 años parece tejer (…) Las siluetas que las rodean se mueven, aparecen y desaparecen misteriosamente como si estuvieran absorbidas por el vacío dentro de la esfera. De repente, en medio de la película, aparece un imponente y misterioso sacerdote del Lejano Oriente que, sonriendo enigmáticamente, levanta la mano izquierda y la mueve». Thanassis me contó que: «Es imposible decir si la película fue un fraude elaborado, pero mi impresión es que no lo fue, aunque no puedo probarlo».
Pese a un inicio fulgurante, pronto surgieron algunos contratiempos. Bellos terminó por separarse del SIMR y fundó la Sociedad Científica para la Investigación Metapsíquica (SSMR, por sus siglas en inglés), bajo cuyo paraguas dilapidó su fortuna intentando obtener mejores resultados en sus experimentos. Al mismo tiempo, algunos miembros del SMIR comenzaron a dudar del mecanismo de Bellos. En un informe interno –que no se publicó hasta el 20 de febrero de 1980–, redactado por Maria Dafnomili-Costovasili, Sophia Mavrokefalou y Alexandros Fyssas, bajo el título de Fotografías de formas ectoplasmáticas invisibles, leemos: «Se llevaron a cabo docenas de experimentos, excelentemente organizados, con la presencia de conocidos fotógrafos atenienses, bajo diversas condiciones de iluminación, etc., pero no lograron producir nada concluyente o alguna evidencia sólida como Bellos esperaba. La única certeza era que ‘algo’ estaba ocurriendo dentro de la esfera (…) Estos (resultados ambiguos) dieron esperanza a Bellos, quien nunca dejó de organizar experimentos públicos de fotografía espiritual, esperando finalmente encontrar el médium físico adecuado entre el público». Incluso un profesor del Politécnico de Atenas acusó a Bellos de poner muñecas detrás de la esfera, fotografiarlas y presentarlas luego como espíritus.
UNA BELLOSFERA EN EL SIGLO XXI
Ante las acusaciones de fraude, Bellos perdió crédito frente a los investigadores y medios de comunicación, de modo que el presidente de la SSMR –el abogado retirado Dimitris Ambelas– y el vicepresidente –el astrónomo Dimitrios Ilias– decidieron organizar una experiencia con el notable médium Dimitrios Symeonidis. Bellos no estaba entre los participantes de la sesión. El 3 de febrero de 1958 el experimento sorprendió a todos los presentes. Se filmaron muchas formas humanas que aparecieron en el interior de la Bellosfera, incluido el guía espiritual del médium, un antiguo sabio tibetano que respondía al nombre de Yogi Yakhve.
El SSMR dejó de existir en el año 1971, pero en 2011, el investigador Thanassis Vembos halló en la antigua sede de una organización conocida como Sociedad Científica para la Exploración Interplanetaria Indirecta, la única Bellosfera que resistió el paso del tiempo. Según Vembos, hay cierta verdad digna de ser investigada en toda esta intrincada historia: «El problema era, como Bellos y otros espiritualistas dijeron en su momento, que no encontraron médiums adecuados para ayudar a la ‘materialización’ de las formas en el interior de la esfera». Por eso, en muchas ocasiones, las sesiones espíritas eran decepcionantes.
LA PRUEBA DEFINITIVA
Uno de los experimentos más importantes con la Bellosfera tuvo lugar el 4 de diciembre de 1958. Para entonces, Bellos ya había fallecido y su viuda había donado la Bellosfera a la SSMR. Durante la sesión, desde el otro lado del cristal emergió el rostro del propio creador del dispositivo ante el pasmo de los presentes. Thanassis Vembos escribió: «A finales de la década de 1950 y durante toda la década de 1960, las conferencias y presentaciones de diapositivas se realizaban semanalmente (generalmente los miércoles) en la sede del SSMR (situada en la calle Agathoupoleos número 104). Allí continuaron los experimentos con la Bellosfera. El presidente de la Sociedad, Dimitrios Ambelas, se convirtió en el alma de este nuevo esfuerzo. También participó el conocido astrónomo Constantine Hassapis, director del Observatorio de Atenas y experto en ciencia. Los experimentos de la SSMR no eran estrictamente espiritualistas, porque los investigadores intentaban fotografiar a los habitantes de otros planetas. Las formas dentro de la esfera ya no eran ‘posthumanas’, sino ‘alienígenas’».
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