Sectas: el lado oscuro de Hollywood (II)
Hubo más rostros del séptimo arte que sufrieron el acecho de sectas, grupos religiosos o ideológicos extremos, hasta el punto de quedar atrapados en sus redes y sufrir un auténtico calvario.
Muchos años antes de que Joaquin Phoenix sufriera junto a su familia la manipulación de La Familia Internacional –Los Hijos de Dios–, la oscarizada actriz Glenn Close formó parte, entre los siete y los veintidós años, del grupo ultraconservador Rearme Moral –MRA–, otrora llamado Grupo de Oxford, una agrupación religiosa fundada en 1938 por el pastor protestante Frank Buchman, y a la que también perteneció Mae West.
Buckman decía escuchar la voz de Dios en su interior y creó su dogma como un movimiento contrario a la guerra basado en cuatro “principios absolutos”: honestidad, pureza, generosidad y amor. Pero, a pesar de las “buenas intenciones” de su programa, Buchman tenía un rígido control sobre la vida de sus feligreses. Close entró en la secta en 1968, momento en que fue alejada de cualquier contacto con el mundo y obligada a trasladarse a la sede del culto en Caux (Suiza), de donde provenía Buchman.
Según la actriz, “Básicamente dictaban cómo debías vivir y lo que debías decir y lo que debías sentir. Todos tus puntos de motivación estaban mal”.
Otra actriz que coqueteó con las sectas fue Winona Ryder, revitalizada como intérprete gracias a la televisiva serie Stranger Things. La que fuera musa de Tim Burton pasó parte de su infancia en una comuna de La Familia Arcoiris –The Rainbow Family–, un grupo fundado en 1972 que estaba comprometido con la no-violencia y el igualitarismo. Winona tenía apenas siete años cuando se trasladó con los suyos a unas comunas autosuficientes en California, un terreno que compartían con otras siete familias. Pero a diferencia de aquellos grupos autodestructivos que esclavizan a sus miembros, pasaba la mayor parte del tiempo leyendo y visionando películas que proyectaban en el granero. En este caso, su experiencia fue positiva, pero no suele ser lo común. Los gurús visionarios, una vez que te atrapan, no quieren soltarte.
Del peligro que suponen las sectas pueden también dar testimonio los hermanos Arquette, todos actores, que nacieron en la comuna SUBUD de Skymont, en Virginia (EE. UU.).
El nombre SUBUD es un acróstico de la frase sánscrita Susila Budhi Dharma (“La vida humana conforme a la ley de la Iluminación”), y sigue la práctica espiritual Latihan Kejiwaan, ideada en 1933 en java por Muhammad Subuh Sumohadiwidjojo. Los seguidores del fundador elaboraron la leyenda fundacional según la cual Subuh recibió cierto día “el poder de la luz de Dios”, que comenzó a transmitir a sus amigos y parientes y que sería el embrión de su secta. Esa “transmisión divina” sólo puede hacerse a través de algunos iniciados, conocidos como Ayudantes Internacionales. Sus prosélitos predican, además, que uno puede sumarse a sus filas desde cualquier religión, manteniendo ésta. Y aunque no está considerada una secta destructiva, hay maneras diferentes de interpretar sus preceptos, y la comuna en la que nacieron los Arquette fue creada como un utópico experimento social por sus progenitores. Al parecer, no contaban con electricidad, baños o agua caliente. Tanto David como Patricia y Rosanna han hecho público que sufrieron una infancia llena de abusos por parte de su padre, que era adicto a la marihuana y alcohólico.
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