La profecía de Benedicto XVI

El 31 de diciembre de 2022 falleció Benedicto XVI, el papa que ocupaba el penúltimo puesto en la fatídica lista de san Malaquías. Es de sobra conocido que a este obispo y luego monje irlandés del siglo XII se le atribuyen 112 lemas o dísticos muy breves, de apenas cuatro o cinco palabras como máximo, redactados en latín. Cada uno de estos lemas, ordenados consecutivamente, alude de manera alegórica a algún aspecto de la vida, escudo de armas, linaje o carrera eclesiástica de cada pontífice venidero. El paso del tiempo ha sido implacable. La lista ha ido corriendo puestos hasta situarnos en el 111, De gloria olivae (De la gloria del olivo), correspondiente al recientemente fallecido Joseph Aloisius Ratzinger.

En cuanto se convirtió en el máximo dignatario de la Iglesia católica no faltaron las más elaboradas cábalas para encajar dicha frase profética en algún aspecto biográfico del eclesiástico germano. Por ejemplo, el nombre escogido de Benedicto podría remitir a la orden benedictina, la cual, a su vez, recibe el apelativo tradicional de «olivetana» en una de sus vertientes. También hay quien asocia el lema con la rama verde de olivo que aparecía en el escudo de la desaparecida Inquisición, cuya «heredera» actual sería la Congregación para la Defensa de la Doctrina de la Fe, organismo dirigido durante muchos años por Ratzinger.

La profecía de San Malaquías relaciona a Ratzinger con la 'gloria del olivo'

En la víspera del funeral de Benedicto XVI tuvo lugar el rito del velo sobre el rostro que alude a la muerte: un rostro apartado de la vista de los vivos, los ojos del difunto que ya no ven la luz del mundo a la espera de ver la de Dios. #BenedictoXVI pic.twitter.com/DYbwfu99x9

— Vatican News (@vaticannews_es) January 5, 2023

Polémico funeral

Pero no es el único vaticinio adjudicado al difunto papa. En un mundo como el actual, donde las conspiraciones campan a sus anchas, encontramos varias de ellas circulando por Internet. Una de las más audaces se atreve a asegurar que Benedicto XVI no ha muerto. Todo sería una sofisticada simulación. En el portal web católico Aleteia, el experto en sectas Luis Santamaría señalaba al respecto que «según los personajes siniestros que divulgan esta hipótesis, tanto el tercer secreto de Fátima como las (falsas) profecías de María Divina Misericordia hablarían de la muerte de Benedicto XVI fuera de Roma. El funeral que se va a celebrar, entonces, serviría para enterrar a un falso papa, no al verdadero Ratzinger. Han llegado al extremo ridículo de intentar ‘demostrar’, con las primeras fotos del cadáver de Benedicto XVI difundidas por la Santa Sede, que no es el cuerpo del pontífice alemán, sino de otra persona».

Al margen de predicciones, la novedad en el caso del fallecimiento de Ratzinger ha sido su condición de papa emérito, lo que ha trastocado la celebración de sus exequias. No existía ningún protocolo establecido, por lo que ha debido improvisarse uno que servirá de precedente para el futuro. En esta ocasión se ha prescindido de la cruz pastoral en los ropajes, los tradicionales zapatos rojos que solía vestir, el palio papal y algunos otros elementos propios de un pontífice en ejercicio.

No existía ningún protocolo establecido para el funeral y entierro del papa emérito

Junto a su cuerpo, en el féretro sí que se ha introducido el típico pergamino donde se hace una breve semblanza en latín del mandato papal, reseñando los hitos más importantes del mismo. Así, en dicho texto se define a Ratzinger como «teólogo de reconocida autoridad que dejó un rico legado de estudios e investigaciones sobre las verdades fundamentales de la fe», además de promover «con éxito el diálogo con anglicanos, judíos y representantes de otras religiones, y también reanudó los contactos con los sacerdotes de la Comunidad San Pío X», seguidores del polémico arzobispo francés Marcel Lefebvre, sumamente crítico con el Concilio Vaticano II.

El cuerpo de Benedicto XVI

La renuncia

El documento explica la renuncia al pontificado en 2013 por «la falta de fuerzas para ejercer de manera adecuada» su cargo. Y en cuanto a los aspectos más controvertidos de su trayectoria, como su ingreso en las juventudes hitlerianas siendo adolescente o la presunta protección ejercida sobre ciertos sacerdotes pedófilos alemanes, el manuscrito precisa que «la época de su juventud no fue fácil. La fe y la educación de su familia le prepararon para la dura experiencia de los problemas asociados al régimen nazi, conociendo el clima de fuerte hostilidad hacia la Iglesia católica». Y continúa: «Luchó firmemente contra los crímenes cometidos por los representantes del clero contra menores o personas vulnerables, llamando constantemente a la Iglesia a la conversión, la oración, la penitencia y la purificación».

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