Oscura Navidad: La troll Grýla
El ser mítico más antiguo de Islandia es una troll llamada Grýla que secuestra niños malos para devorarlos de forma grotescas.
En el mundo escandinavo hubo un imaginario ancestral en torno a las velas. No solo iluminan, sino que sirven de armas como espadas. La palabra islandesa “grýlukerti” significa carámbano, que son esa especie de estalactitas de hielo que se forman en invierno. “Grýlukerti” se traduce también como “la vela de Grýla”, el cuchillo con el que el ser mítico más antiguo de Islandia, se ilumina y ataca una noche al año. Esta es la historia de Grýla.
Grýla se menciona en varios manuscritos medievales como referencia a un ser femenino monstruoso que ataca niños. La “Edda prosaica” de 1220, nos cuenta que era una troll de aspecto demoniaco con un rostro parecido al de un zorro. En la “Saga de Sturlunga” de 1370, dice que desciende fugazmente con sus 15 colas en el campo. Un manuscrito de 1582 menciona que recorre los caminos cargando cien sacos con veinte niños en cada uno. Y algunas tradiciones folclóricas post medievales la describen como una vieja ogresa con barba y largas uñas deformes que baja de las montañas.
Las leyendas para niños solían terminar con la muerte de Grýla, pero aseguraban que su espectro volvía de ultratumba para hervirles vivos
Todo este imaginario contribuyó a crear su historia en explícitos cuentos de hadas alrededor del siglo XVI. Las historias dirigidas a los niños solían terminar con la muerte de Grýla, pero aseguraban que su espectro volvía de ultratumba para “hervirte vivo, roer tu corazón, succionar la piel de tus huesos y lamer la grasa de tus dedos”. Las leyendas eran tan comunes que el Museo Nacional de Islandia asegura que en 1746, se emitió un decreto que prohibía atormentar niños con ellas bajo el argumento de dejar de fomentar las supersticiones.
Poco importó pues a lo largo del siglo XVIII y XIX, las historias se convirtieron en canciones de cuna. Todas hablaban de una grotesca mujer que una noche al año bajaba de las montañas a cazar niños. Muchos de esos arrullos fueron recopilados y publicados por Ólafur Davíðsson en 1889. Algunos de ellos le daban características masculinas para dotarla de agresividad. Principalmente las de las Islas Faroe en donde incluso se contaba que vestía con un enorme falo de madera. Fue cuando aparecieron sus tres esposos.
Según la tradición el primero fue devorado por ella, el segundo desapareció misteriosamente y el tercero, Leppalúði, fue con quien procreó veinte hijos; los Yule Lads. Al mismo tiempo se le asoció con la fiesta cristiana de la Navidad. Si antes bajaba una noche al año cercana al solsticio, la nueva versión afirmaba que sus hijos aparecían desde el 12 diciembre para ayudar a los tormentos justo a tiempo para el deambular de Grýla la noche del 5 de enero.
La historia se forjó con un toque moral típico de diciembre: sus víctimas no eran cualquier tipo de niños, sino los niños traviesos y malvados. Como eran malos, nadie los extrañaría, así que eran las víctimas perfectas. El ancestral mito de Grýla permanece vigente en disfraces y simpáticos desfiles navideños, pero lo cierto es que hay más relatos ligados a su sequito que revelan el terror que provocaba y que merecen su propia historia…
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