Oscura navidad: Los Namahage
Descubre la historia de los Namahage. Se trata de demonios japoneses que entran a casa por nochevieja con un cuchillo en mano
Hace varias dinastías, cuando la primera luna llena caía sobre Japón, casi siempre en los inviernos de febrero; bajaban espectrales figuras enviadas por los dioses para advertir a los perezosos que iniciaran sus trabajos. La gente sabe que han llegado porque golpean el suelo siete veces antes de entrar a una casa. Esta es la historia de Namahage:
La tradición permanece vigente, pero con la occidentalización, los Namahage ahora vienen en la nochevieja de diciembre. Tras su visita, las familias japonesas acuden a un santuario para agradecer a los dioses su inspección. Es un recordatorio para renovar energías y alcanzar honor con esfuerzo y trabajo duro.
Los Namahage hicieron su aparición en algún momento del periodo Edo (1603 a 1868). El texto más antiguo que los describe, “Oga no samukaze / Ventisca en Oga” fue escrito por el viajero Masumi Sugae. El libro ilustrado, muestra y cuenta la aparición de una especie de ogro yokai la quinceava noche del año nuevo de 1811, en Miyazawa. Serían los pobladores de las villas cercanas a la ciudad costera de Oga, quienes hablaban de su aparición.
Hay explicaciones folclóricas a estos seres. La más popular cuenta que en la dinastía Han, el emperador Wu llegó a Oga con 5 oni (fuertes demonios) para buscar una planta que le permitiría crear el elixir de la inmortalidad. 15 días después de año nuevo, el emperador les permitía descansar saqueando las villas cercanas. La gente furiosa pero indefensa, propuso a Wu un trato. Que los demonios construyesen una escalera de 1000 escalones desde la playa a la montaña de Goshado en una sola noche. Si fracasaban se irían de ahí para siempre, pero si lo lograban, les ofrendarían una niña cada año.
Cuando los demonios llegaron al escalón 999, los pobladores entraron en pánico e imitaron el sonido de los gallos haciéndoles creer que el día había terminado
La escalera existe. Dicen que cuando los demonios llegaron al escalón 999, los pobladores entraron en pánico e imitaron el sonido de los gallos haciéndoles creer que el día había terminado. Los demonios desaparecieron, pero la gente sabiendo el engaño, optó por apaciguarlos celebrando un festival anual en su honor a cambio de que no vuelvan para reclamar su regalo.
Su aparición era macabra. Cuentan que en invierno, los perezosos gustan de sentarse junto al fuego a procrastinar hasta que los pies se les ampollan por las llamas. -¿Ya has afilado tu cuchillo?- susurran los Namahage al aparecer. El espectro gusta de pelar los pies a los perezosos con un cuchillo de cocina, de ahí su nombre, de la unión de “namomi” (ampolla de fuego) y “hagu” (pelar).
La tradición dicta que una persona puede personificar al Namahage en nochevieja
La tradición dicta que una persona (después de pasar un riguroso examen), puede personificar al Namahage en nochevieja. Se disfraza con un atuendo tradicional. Las espinilleras de paja (habaki) simbolizan que viene de lejos, el atuendo de paja (kede) que es un ser divino, la vara con papeles (gohei) que pertenece al sintoísmo y el afilado cuchillo Deba-bocho, que está listo para castigar.
Visita las casas de las familias que lo requieran golpeando siete veces el suelo y preguntando:
- ¿Hay algún llorón por aquí? ¿alguna mujer que no se levante temprano? ¿algún niño que no escuche a sus padres?
La familia debe recibirlo con sake y tratarlo majestuosamente para apaciguarlo. Si lo hacen adecuadamente golpeará cinco veces el suelo y al marcharse golpeará tres.
Namahage tiene sus variantes dependiendo la prefectura. En Akita, el Nagomehagi pela las ampollas de los muslos. En Ishikaga, el Amamehagui suele tener rostro de mono. En Fukuki, los Appossha son una especie de demonios cabezones que salen del mar asustando niños flojos a cambio de comida. Y en Kagoshima, los Toshidon tienen colmillos enormes y discuten frente a los niños todo el bien y todo el mal que han hecho en el año para saber si merecen una recompensa.
Si bien la tradición ha cedido sus fechas para ajustarse a las fiestas decembrinas occidentales, su aparición aún conserva el mensaje pedagógico que otros en Europa han perdido; pues lejos de ser una atracción turística, el espectro personificado aún entra a las casas y alecciona a la población con el uso del terror invernal.
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