La Sábana Santa, un enigma al descubierto

Desafiante y... polémica. La ostensión de la Sábana Santa de Turín –la primera del siglo XXI tras los trabajos de conservación efectuados en la misma– no ha dejado indiferente a nadie. A lo largo de 40 días –concretamente del 10 de abril al 23 de mayo–, más de dos millones de personas venidas desde 175 países han peregrinado hasta la capital del Piamonte para contemplar y venerar la pieza arqueológica-religiosa más estudiada científicamente de la pasada centuria. Una tela de más de 4 m de largo por 1 de ancho, en la que se puede observar la impronta de un hombre, formada de manera aparentemente inexplicable, que fue brutalmente torturado y cuyas heridas son exactas a las de un crucificado. Es la "reina de las reliquias" de la cristiandad, el lino que según la tradición –junto al Santo Sudario de Oviedo– envolvió el cuerpo de Jesús de Nazaret tras ser ajusticiado, en lo que para muchos es el acta notarial de la resurrección.

Una exposición pública –anunciada por sorpresa hace dos años por Benedicto XVI con motivo de la celebración del Año Santo, contra todo pronóstico, ya que la última se produjo hace un década y las ostensiones tienen lugar cada 20 años– en la que por primera vez curiosos y devotos observaron la Síndone con una nueva iluminación, limpia de cualquier sustancia contaminante, despojada de la tonalidad gris-amarillenta que siempre mostraba, sin los parches y remiendos ennegrecidos que poseía producto de tres incendios, con las huellas de las quemaduras a la vista y sin el forro holandés trasero cosido a la misma.
(Continúa la información en revista ENIGMAS 175).

Francisco Contreras Gil