Gigantes, valkirias, elfos y dragones: la rica mitología nórdica
Charlamos con el escritor y estudioso Javier Arries sobre su último libro dedicado al sugerente universo de la mitología nórdica
Charlamos con el escritor Javier Arries, licenciado en Ciencias Físicas y colaborador habitual en revistas especializadas como Año Cero o programas como Cuarto Milenio. Ha dedicado los últimos años al estudio y divulgación de los universos mágicos y religiosos de culturas como la egipcia o la vikinga. Su último libro lleva por títulos Espíritus y seres de la mitología nórdica (Luciérnaga, 2021), un repaso al origen y creación de las diversas criaturas de los mitos nórdicos, su interacción con los dioses y el papel que cumplían en el universo nórdico
Pregunta: ¿Qué caracteriza la mitología vikinga de otras creencias y mitos?
Respuesta: Por un lado su fuerza primitiva y básica. Es una mitología que se adecúa al paisaje nórdico, un hábitat difícil pero impresionante con el que los pobladores de Escandinavia han tenido que luchar constantemente, y que ha contribuido a forjar el carácter de sus habitantes. Por otra parte, no es la única en la que esto ocurre, pero en la mitología nórdica el concepto de un destino inviolable, inapelable, al que están sujetas todas las criaturas, no sólo los hombres, también los propios dioses, adquiere aquí un protagonismo absoluto. Los dioses conocen su destino. Es algo que está por encima de ellos y que rige el mundo desde sus mismos orígenes, un mundo que comienza con una lucha de dimensiones cósmicas entre el venenoso hielo primigenio y el fuego original, y que terminará en llamas, en una conflagración épica, consumido por los gigantes del fuego. El mundo es como un tapiz que van tejiendo las señoras del destino, las nornas, al pie del Árbol de la Vida, y que concluirá con el fin de todo lo que existe… hasta que comiencen a tejer un tapiz nuevo.
Los gigantes representan las fuerzas primarias, primitivas y más antiguas de la Naturaleza
P: ¿Cuál era la relación entre los gigantes y los dioses?
R: Tortuosa y ambigua. En general son enemigos acérrimos. Los gigantes representan las fuerzas primarias, primitivas y más antiguas de la Naturaleza. Son irritables y violentos como las fuerzas a las que representan. Los dioses, pese a su temperamento igualmente fuerte, representan cierto orden y estabilidad. Ese orden requiere el sacrificio del gigante primigenio, Ymir, a quien Odín y sus hermanos matan, y con sus restos crean el mundo que conocemos, y lo organizan. Con su cráneo crean la bóveda celeste, con sus cabellos los bosques y la hierba, con sus sesos esparcidos al aire las nubes,… Es el orden de lo creado frente a las fuerzas más toscas y groseras representadas por los gigantes. Eso no impide que algún que otro gigante, los menos, sea amigo de los dioses, como Aegir, llamado el cervecero, porque representa el mar, y la espuma de las olas es la cerveza que prepara a los dioses en sus banquetes. Y con todo, hasta los propios dioses están emparentados con ellos. Tampoco es poco frecuente que los dioses yazcan e incluso se casen con gigantas, a las que consideran hermosas. Incluso el furibundo Thor, el más acérrimo de sus enemigos, cuyo martillo, el mjolnir, les es mortal, y a quien los gigantes repugnan en grado extremo, no tiene inconveniente en engendrar a su hijo Magni con la giganta Jarnsaxa.
Loki y sus hijos representan, por tanto, las fuerzas más 'oscuras' que acabarán con el orden y el universo creado y regido por los dioses
P: Posiblemente una de las figuras más controvertidas dentro de la mitología nórdica sea la de Loki sus hijos ¿Qué tipo de criaturas eran? ¿Qué sucede con ellos?
R: Loki en realidad no es un dios, es un gigante; y aunque aparentemente es amigo, especialmente de Odín, y compañero de los dioses, será su perdición. Es un ejemplo magnífico de lo que se conoce como trickster, o dios pícaro, presente en las mitologías de muchas y diferentes culturas. Sus travesuras suelen traer consecuencias desastrosas, y la más terrible de todas ellas es la muerte de Balder, el más hermoso de los dioses, acto que precipitará la llegada del Ragnarök, literalmente el destino de los dioses, una conflagración titánica en la que se enfrentarán los dioses y sus aliados, por un lado, con los gigantes de la escarcha, y las fuerzas que desde el comienzo del mundo tratan de destruirlo y devolverlo al caos original. Y los monstruos más horribles contra los que tendrán que luchar los dioses son precisamente los hijos que Loki tuvo con la giganta Angrboda: el espantoso lobo Fenrir, que acabará con Odín; la temible serpiente Jörmundgander, que rodea el océano que a su vez circunda Midgard, nuestro mundo; y la horripilante Hela, ama y señora de los muertos que viven en su mundo, el Helheim. Loki y sus hijos representan, por tanto, las fuerzas más "oscuras" que acabarán con el orden y el universo creado y regido por los dioses.
P: ¿Cómo se trasforman los seres mitológicos presentes en la mitología nórdica con la llegada del cristianismo?
R: Curiosamente los teólogos cristianos no negaron su existencia, sino que los incorporaron a la nueva cosmovisión. Los dioses fueron satanizados y convertidos en demonios; los elfos, especialmente peligrosos para la difusión de la nueva fe, ya que se les rendía culto igual que a los dioses, fueron reducidos de tamaño, confundidos con enanos y otras criaturas. Y se les despojó de su carácter luminoso para convertirlos en seres dañinos cuya magia provocaba enfermedades y locura, seductores mortales de hombres y mujeres, y secuestradores que se llevaban niños y adultos a su mundo. En otra vuelta de tuerca han sido convertidos recientemente en enanos asociados a la Navidad, cosa muy conveniente, porque precisamente, próximo al festival pagano de Yule, que tenía lugar en el solsticio de invierno, se celebraba el llamado alfblot, una fiesta doméstica dedicada al culto de los elfos, a la fertilidad, y a los antepasados.
Los gigantes, con la cristianización, pierden su tamaño descomunal y se convierten en seres parecidos a hombres de gran estatura y aspecto grotesco, que generalmente se muestran hostiles, maliciosos y astutos pero fáciles de engañar; o en criaturas repulsivas como los modernos trolls, palabra antigua por otra parte. En cuanto a los enanos, recibieron ese calificativo en la Edad Media, cuando los cronistas y eruditos nórdicos, al tratar de traducir al latín la palabra duergar con que se les conocía emplearon la palabra nanus. Todavía conservan la afición a la minería y a la orfebrería de los primitivos duergar, pero fueron metamorfoseados en seres de pequeña estatura, generalmente codiciosos y peligrosos; o bien, en todo lo contrario, en seres bonachones. De otros seres, como los huldrefolk, la "gente oculta", se dijo que eran ángeles que habían permanecido neutrales durante la rebelión de los ángeles caídos, motivo por el que fueron expulsados del cielo y enviados a la Tierra; o que eran los hijos que Eva no quiso enseñar a Dios y desde entonces permanecen invisibles. En suma se hizo todo lo posible porque no se les rindiera culto, se les temiera, o se les considerara como personajes inocuos y a veces hasta ridículos.
Las damas blancas aparecen de noche como bellas mujeres que bailan en los páramos cerca de túmulos funerarios y megalitos. Están relacionadas por tanto con el mundo de los muertos
P: ¿Quiénes eran las damas blancas?
R: Pues por el nombre parecen precisamente una pervivencia del culto a los elfos en algunas zonas de los Países Bajos, de Alemania, y de otros países nórdicos. No deben confundirse con personajes de nombre similar, como los que rondan algunos lugares en Francia o los fantasmas anunciadores de muertes de castillos ingleses. Estos tienen que ver más con la tradición celta que con la germánica. Las damas blancas aparecen de noche como bellas mujeres que bailan en los páramos cerca de túmulos funerarios y megalitos, emergiendo de ellos como la niebla. Están relacionadas por tanto con el mundo de los muertos y de los antepasados, otro rasgo en común con los elfos. Sin embargo, muchos folcloristas las consideran como una vieja pervivencia de la figura pagana de las antiguas sacerdotisas germánicas, mujeres muy respetadas en sus comunidades que muy probablemente vestían de blanco, actuaban como videntes, parteras y sanadoras. También ofrendaban sacrificios, y, al morir, los lugares donde reposaban sus restos eran tenidos como sagrados, pues eran dignas de culto y se les realizaban ofrendas. Así, el recuerdo de estas mujeres, ancianas, sabias, y dedicadas a sacrificar a los dioses en nombre de su comunidad, parece estar detrás de una de las formas habituales que toman las damas blancas en algunos lugares, el de ancianas que llevan vestiduras blancas manchadas de sangre.
P: ¿Cómo interpretaban las parálisis del sueño y las pesadillas en el mundo germánico?
R: Como la acción de criaturas maléficas que se subían al pecho de los durmientes para oprimirles y robarles el aliento, e incluso tratar de sofocarles hasta matarlos. La sensación de no poder gritar, de tener algo que te oprime el pecho, y las alucinaciones hipnagógicas típicas de la parálisis del sueño, tan reales como a menudo terroríficas, se atribuían a la acción de seres como la mare, o nightmare en inglés, personajes femeninos temibles que aparecen en todo el mundo germánico; o los alp y los drude, típicos de Alemania. La palabra alp, emparenta con la palabra elfo, y es una prueba más de cómo aquellos primeros seres de luz que eran los elfos fueron demonizados hasta convertirlos en criaturas maléficas, en algunos casos similares a íncubos y súcubos.
En algunos países todavía hay quien cree en estos seres e incluso se han desviado carreteras para respetar los lugares donde supuestamente habitan
P: ¿Creían que existían espíritus familiares en los hogares? ¿Eran entidades buenas?
R: Creían en una gran cantidad de seres que eran genios tutelares de bosques, ríos, montañas, parajes sagrados,… como los landvaettir, que guardaban el territorio que les pertenecía. Estos genios actúan como dioses locales que no dejan que se esquilmen los recursos que vigilan. De hecho aquellos que abusan de los mismos o entran en esos territorios con malas intenciones acaban mal. Creían asimismo en otro tipo de criaturas que vivían en comunidades, en sus propios asentamientos, cerca de las granjas humanas, y que a veces interactúan con los seres humanos, a veces para ayudarles. Y por supuesto creían también en la existencia de seres que convivían con ellos, que habitaban en las dependencias de la casa. A menudo cada granja tiene asociado a uno de estos seres solitarios, que se comportan de acuerdo al carácter del granjero y de su familia. Si son trabajadores, educados, y le dejan su recompensa, generalmente en forma de alimentos (lo cual recuerda mucho a las ofrendas que en tiempos paganos, como podemos leer en algunas crónicas medievales, se dejaban a este especie de dioses lares, o semidioses guardianes del hogar), entonces vigilarán la propiedad del granjero y le ayudarán en su tarea, aunque de vez en cuando gastarán alguna broma. Por el contrario, si los propietarios del lugar son dejados, holgazanes, o no le tratan con el debido respeto, las travesuras serán mucho más crueles, arruinarán la granja o, en el mejor de los casos, se marcharán, dejando que la propiedad vaya directamente a la quiebra. Sus nombres y tipos son de lo más variado: kobolds, smafolk, oknytt, hutzelmann, pumphut, y un muy largo etcétera.
P: ¿Qué se van a encontrar los lectores de Espacio Misterio en tu nuevo libro?
No van a encontrar la típica "guía de campo de hadas y duendes" llena de fichas sueltas con edulcoradas criaturas feéricas, sino un libro ameno pero riguroso, un estudio en el que se describe el nacimiento de las criaturas de este y de otros mundos que, según la mitología nórdica nos acompañan: dioses, duergar, elfos, valkirias, nornas, dragones, trolls, gigantes de la escarcha y del fuego,… Se discute su hábitat, sus costumbres, las relaciones entre ellos y con los seres humanos; las historias, mitos y leyendas donde participan, desde el Cantar de los Nibelungos hasta las baladas medievales; su evolución con la llegada del cristianismo hasta nuestros días. Aprenderemos también cuales son las diversas criaturas que habitan bosques, montañas, minas, lagos, cascadas, colinas, mares, nuestras propias casas… Y veremos como en algunos países todavía hay quien cree en ellos y hasta como se han desviado carreteras para respetar los lugares donde supuestamente habitan. Son cuatrocientas ochenta y ocho páginas de pura magia, de cuentos, leyendas, y mitos cargados de simbolismo, y de lecciones y significados ocultos, y no tan ocultos.
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