Creencias
01/07/2007 (00:00 CET)
Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
El Santo Sudario de Oviedo
El Centro Español de Sindonología ha dado a conocer las últimas investigaciones y conclusiones del estudio de la reliquia asturiana tras una década de análisis. ENIGMAS fue el único medio de comunicación acreditado durante la celebración del II Congreso Internacional del Santo Sudario de Oviedo para "tocar" el lienzo, ser testigo de excepción de una ceremonia sin parangón
Un misterio escrito en sangre
El Equipo de Investigaciones del Centro Español de Sindonología (EDICES) emprendía una investigación sin precedentes el 9 de noviembre de 1989. En dicha fecha obtenían los permisos necesarios por parte de las autoridades religiosas para realizar todo tipo de exámenes y experimentos sobre el Santo Sudario de Oviedo. La tela, guardada y venerada en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, según la tradición sirvió para tapar el rostro de Cristo tras su crucifixión tal y como mandaba la tradición judía del Sanedrín que se hiciera con aquellos ajusticiados con el rostro herido o deformado y del que sólo existía constancia documental, de forma secular, de la mano del evangelista San Juan. Comenzaba de esta forma una meticulosa búsqueda detectivesca coordinada por Jorge Manuel Rodríguez Almenar, profesor de Derecho Civil en la Universidad de Valencia, y dirigida por el Dr. José-Delfín Villalaín, catedrático de Medicina Legal de la Universidad de Valencia y el ingeniero Guillermo Heras.
El proyecto acaparaba las mismas pautas que una investigación criminalista oficial. La primera pauta que se marcaron fue la de desechar la posibilidad de que la tela fuera un fraude. Demostrar su autenticidad pasaba por verificar que los elementos que rodean al Santo Sudario son coetáneos al tiempo de Jesucristo, para lo cual hubo que utilizar la tecnología y metodología científica y dejar a un lado las creencias religiosas personales. "Este proyecto de investigación fue atípico. Cuando nosotros llegamos a Oviedo no entendíamos qué teníamos delante. La primera dificultad para su investigación fue pasar del estudio plano al de tres dimensiones. Además había que dejar a un lado los prejuicios, enfocar la investigación sin la carga cultural que arrastramos, de origen judía y árabe, desde hace 2.000 años", manifestó Guillermo Heras.
Se plantearon los análisis de identidad basándose en tres puntos: tejido, manchas y mecanismo de aplicación de lienzo que, a su vez, constaría del estudio morfológico de las manchas, relaciones de éstas entre sí, pliegues del lienzo, deterioros, etc. Un total de treinta y siete expertos en medicina legal, criminología, informática, toxicología botánica, ingeniería, química o física trabajaron sobre la pieza sagrada. Se emplearon técnicas no destructivas como la fotografía convencional, de reflexión infrarroja, luz ultravioleta, transparencia, iluminación lateral y el tratamiento electrónico de las imágenes. Además, paralelamente se realizaron ensayos espectrográficos con detectores fluorescente, ultravioletas e infrarrojos y se tomaron muestras por aspiración de la superficie del lienzo que fueron guardadas en filtros neutros. Todo ello sirvió para llevar a cabo los siguientes análisis:
1.- Estudio microscópico del lienzo y muestras.
2.- Estudio microscópico de elementos y muestras.
3.- Estudio palinológico.
4.- Estudio micológico.
5.- Estudio arqueológico e histórico.
5.- Naturaleza de las manchas.
6.- Datos antropológicos y geométricos.
En 1994, cinco años más tarde, el primer congreso sirvió para dar a conocer los primeros resultados. Las conclusiones no dejaron lugar a dudas de que nos encontrábamos ante el último "expediente X" de la Iglesia; el Santo Sudario de Oviedo no era algo manufacturado. No se trataba de una falsificación como quisieron apuntar muchos especialistas sino de una pieza rodeada de misterio que albergaba un mensaje encriptado en sus manchas que podría cambiar parte de la historia.
Aquel trozo de tela "habló" a los especialistas de esta forma:
1.- El Sudario es una reliquia venerada en la catedral de Oviedo desde la apertura del Arca Santa en 1075, y muestra una serie de manchas originadas por sangre humana, grupo AB, propio de Palestina.
2.- Este lienzo está sucio, arrugado, parcialmente roto y quemado, está machado y tiene un elevado nivel de contaminación pero no muestra signos de manipulación fraudulenta.
3.- Parece ser un lienzo mortuorio que, con toda probabilidad, estuvo colocado sobre la cabeza del cadáver de un hombre adulto, normalmente constituido.
4.- El hombre del Sudario tenía barba, bigote y pelo largo, y recogida en la nuca la coleta.
5.- En la zona suboccipital presentaba una serie de heridas punzantes, producidas en vida, que habían sangrado alrededor de una hora antes de colocar el lienzo mortuorio sobre ellas.
6.- Su boca está cerrada y la nariz aplastada y desviada hacia la derecha por la presión del lienzo mortuorio.
7.- Dicho sujeto era cadáver. El mecanismo de formación de las manchas es incompatible con cualquier posible movimiento respiratorio.
8. El hombre del Sudario padeció un gran edema o encharcamiento pulmonar como consecuencia del proceso terminal. Sobre la parte del lienzo que estuvo en contacto con la cara del cadáver aparecen numerosas manchas originadas por líquido de edema pulmonar y sangre en la proporción 6:1 producidas en momentos distintos y consecutivos.
9.- Ocurrida la muerte, el cadáver estuvo en posición vertical, en torno a una hora, y tenía, al menos, el brazo derecho levantado y la cabeza flexionada 70 grados hacia delante y 20 grados a la derecha en relación a la vertical.
10.- Posteriormente, sin alterar la posición de los brazos, fue colocado en decúbito prono lateral derecho, manteniendo el giro de la cabeza 20 grados a la derecha y colocando ésta 115 grados respecto a la vertical, con la frente apoyada sobre una superficie dura, posición que mantuvo alrededor de 45 minutos.
11.- El cadáver fue movilizado al tiempo que una mano ajena, en diversas posiciones, trataba de contener la salida del líquido sero-hemático por la nariz.
12.- Por último fue colocado en decúbito supino.
Historia, Carbono 14, ADN
Transcurrida más de una década los datos que ha arrojado el Sudario de Oviedo expuestos por los miembros del Equipo de Investigaciones del Centro Español de Sindonología durante el simposio celebrado en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo durante el pasado abril no han hecho sino acrecentar el número de interrogantes.
Los grandes avances en el mundo de la informática, con los que se ha podido profundizar en los enigmas que encierra la reliquia, han llegado a un nivel nunca imaginado por los propios investigadores. Han permitido, por ejemplo, reconstruir las últimas horas y causas de la muerte del hombre con el que estuvo en contacto el lienzo, los diferentes grados de contaminación y medidas de protección que se deben de tomar sobre la reliquia, la recuperación de una liturgia prohibida hace cuatro siglos por el Vaticano ver diferentes recuadros, y el hallazgo de manuscritos y legajos en diferentes archivos y bibliotecas de toda Europa. De este modo se ha podido recomponer el viaje que realizó el Arca Santa desde Jerusalén hasta Oviedo.
La labor de documentación histórica que durante estos años han realizado autores como el especialista en lenguas clásicas Mark Guscin, uno de los pocos traductores de lenguas muertas como el arameo o el sánscrito fue fundamental. "El sudario exponía para ENIGMAS pasó seis siglos en Jerusalén o en sus alrededores, pero cuando el rey de los persas Corroes II invadió Palestina, y conquistó Jerusalén en 614, los cristianos huyeron con el arca y las reliquias que ésta contenía. Este detalle consta en las versiones de la historia de Pelayo tanto en el Libro de los Testamentos como en el Corpus Pelagianum. La escapada fue justificada, ya que entre otras cosas Corroes buscaba reliquias, sabiendo la importancia que tenían para los cristianos. La huída se realizó probablemente por mar, con una posible parada o estancia en la costa del norte de África".
Otra de las lagunas hasta ahora no suficientemente aclaradas sobre el recorrido histórico-geográfico fue el lugar por el cuál el Arca entró en la Península Ibérica. "Una entrada por Cartagena parecería lógica, y además explicaría la confusión de los textos Valenciennes 30, Cambrai B-804 y Bruselas II 25 4, que mencionan Cartago en África. La entrada en la Península tendría que fijarse en el mismo año 614 si no hubo parada en Alejandría, y en el año 616 ó 617 si la hubo. Sin embargo, si efectivamente entró en España por Cartagena, la estancia en esta ciudad tuvo que ser mínima, ya que había sido destruida por los godos al conquistarla, y a partir de aquel momento dejó de tener obispo, pasando a depender directamente de la sede de Toledo. De Cartagena pasaría a Sevilla, de acuerdo con casi todas las fuentes y con una laguna en las dos versiones de Pelayo. Estuvo en la capital andaluza en el momento de más esplendor de la ciudad bajo el obispo Isidoro. Cuando este murió, Toledo se convirtió en la ciudad eclesiástica más importante del reino, con tres arzobispos tan relevantes como fueron Eugenio e Ildefonso. El Arca permaneció exactamente setenta y cinco años en la ciudad imperial, hasta la invasión de Tariq en 711, que después de la victoria sobre el ejército de Rodrigo, se dirigió a Toledo provocando la huida en masa de los cristianos al norte".
No fue hasta el siglo IX, de la mano del rey Alfonso II el Casto, cuando llegó hasta Oviedo, convertida en aquel entonces en capital del reino. La bella urbe asturiana se transformó en enclave de referencia como antes lo fuera Toledo. Su leyenda no paró de crecer desde entonces. Incluso para algunos eruditos la devoción por el Santo Sudario se convirtió tiempo más tarde en parada obligada para los peregrinos que realizaban el Camino de Santiago.
En 1572, la obsesión de Felipe II por las reliquias hace que envíe comisionados por toda España en busca de las mejores piezas. Fue un momento crítico ya que todo hacía pensar que se ordenaría su traslado al Monasterio del Escorial. "Ambrosio Morales llega a Oviedo en 1572 comisionado por el rey Felipe II para hacer una especie de inventario. El Cabildo no lo recibe de buen gusto pero lo único que hace es levantar acta de las reliquias del Arca Santa", recordaba Enrique López, Canónigo de la Catedral de Oviedo. Pero no fue hasta el reinado de Alfonso VI, cuando encontramos el primer documento oficial y el verdadero culto del pueblo. El monarca, junto a su esposa Urraca y varios nobles entre los que se encontraba Rodrigo Díaz de Vivar el Cid, casado un año antes en la misma ciudad, hacía un inventario de las reliquias donde se rubrica y muestra la existencia del Santo Sudario. "Probablemente matizó Enrique López el Sudario se metió en un arca, bien doblado, y ahí quedó. Cuando reaparece vuelve a ser mimado por autoridades religiosas y políticas".
Los grandes avances en el mundo de la informática, con los que se ha podido profundizar en los enigmas que alberga la reliquia a un nivel nunca imaginado, así como las más modernas técnicas de análisis microscópicas y moleculares empleadas, han dado resultados sorprendentes.
Todas las informaciones, datos cotejados durante estos doce años, junto a las nuevas pruebas de Carbono 14 y la búsqueda de ADN en el "lino celestial" de las que damos cumplido detalle en los siguiente reportajes hacen que nada se oponga a que el Sudario que se guarda y venera en la Cámara Santa de la catedral ovetense sea el que cubrió el rostro del Nazareno. "Si el Sudario de Oviedo no es el de Jesús de Nazaret explicó el ingeniero Guillermo Heras yo no tengo ni idea de quién pudo ser esta persona, ni en qué condiciones pudo manipularse su cadáver, ni por qué murió, ni nada de nada, ya que no existe otro candidato. Otra cosa muy distinta sería si hubiera varias posibilidades razonablemente identificadas y entonces los procesos de datación, los de análisis y de información nos permitirían decir que tenemos varios para elegir pero, en este caso, no hay absolutamente ninguna referencia que no sea al auténtico Sudarium Domini". Pero además, el titánico trabajo que, sin subvención oficial de ningún tipo, llevan realizando los investigadores del Centro Español de Sindonología ha convertido sus trabajos en una de las referencias obligadas para el estudio de la Sábana Santa de Turín.
Sudario versus Síndone
La Sábana Santa de Turín y el Santo Sudario envolvieron al mismo cadáver y las telas estuvieron en contacto, tal y como demuestran los trabajos fotográficos comparativos que hasta la fecha se han realizado.
La confrontación geométrica de las manchas del Sudario de Oviedo y de la Sabana Santa realizados y expuestos durante el último congreso por el físico César Barta, así como la simetría que muestran todos los puntos de las mismas, no dejan lugar a dudas de que las telas estuvieron unidas tapando al mismo hombre. "Es extremadamente improbable que todas estas coincidencias sean producto del azar. No podemos descartar que se trate de dos individuos distintos pero es muy improbable. Aunque no dispongamos de certeza absoluta todo parece indicar que ambos lienzos corresponden al cadáver de Jesús de Nazaret", remarcó César Barta.
Los novedosos apuntes eran corroborados por los investigadores italianos y estadounidense como el Dr. Jackson y el profesor Nello Belossino que tal y como pudo constatar ENIGMAS realizaron todo tipo de análisis dos días antes del congreso, para poder buscar las marcas de sangre que certifiquen que las dos telas, separadas hace dos mil años, estuvieron juntas en un sepulcro de Jerusalén.
Los resultados preliminares de esta aventura detectivesca son tan sólo nuevas pesquisas en las que profundizar en busca de la verdad. Las informaciones y datos obtenidos hasta la fecha por el Centro Español de Sindonología marcan un antes y un después en la historia de los misterios de la Iglesia son la base de futuras investigaciones que podrán hacer lo imposible realidad, cuando sean contrastadas con el original de Turín.
Francisco Contreras Gil y David E. Sentinella
El Equipo de Investigaciones del Centro Español de Sindonología (EDICES) emprendía una investigación sin precedentes el 9 de noviembre de 1989. En dicha fecha obtenían los permisos necesarios por parte de las autoridades religiosas para realizar todo tipo de exámenes y experimentos sobre el Santo Sudario de Oviedo. La tela, guardada y venerada en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, según la tradición sirvió para tapar el rostro de Cristo tras su crucifixión tal y como mandaba la tradición judía del Sanedrín que se hiciera con aquellos ajusticiados con el rostro herido o deformado y del que sólo existía constancia documental, de forma secular, de la mano del evangelista San Juan. Comenzaba de esta forma una meticulosa búsqueda detectivesca coordinada por Jorge Manuel Rodríguez Almenar, profesor de Derecho Civil en la Universidad de Valencia, y dirigida por el Dr. José-Delfín Villalaín, catedrático de Medicina Legal de la Universidad de Valencia y el ingeniero Guillermo Heras.
El proyecto acaparaba las mismas pautas que una investigación criminalista oficial. La primera pauta que se marcaron fue la de desechar la posibilidad de que la tela fuera un fraude. Demostrar su autenticidad pasaba por verificar que los elementos que rodean al Santo Sudario son coetáneos al tiempo de Jesucristo, para lo cual hubo que utilizar la tecnología y metodología científica y dejar a un lado las creencias religiosas personales. "Este proyecto de investigación fue atípico. Cuando nosotros llegamos a Oviedo no entendíamos qué teníamos delante. La primera dificultad para su investigación fue pasar del estudio plano al de tres dimensiones. Además había que dejar a un lado los prejuicios, enfocar la investigación sin la carga cultural que arrastramos, de origen judía y árabe, desde hace 2.000 años", manifestó Guillermo Heras.
Se plantearon los análisis de identidad basándose en tres puntos: tejido, manchas y mecanismo de aplicación de lienzo que, a su vez, constaría del estudio morfológico de las manchas, relaciones de éstas entre sí, pliegues del lienzo, deterioros, etc. Un total de treinta y siete expertos en medicina legal, criminología, informática, toxicología botánica, ingeniería, química o física trabajaron sobre la pieza sagrada. Se emplearon técnicas no destructivas como la fotografía convencional, de reflexión infrarroja, luz ultravioleta, transparencia, iluminación lateral y el tratamiento electrónico de las imágenes. Además, paralelamente se realizaron ensayos espectrográficos con detectores fluorescente, ultravioletas e infrarrojos y se tomaron muestras por aspiración de la superficie del lienzo que fueron guardadas en filtros neutros. Todo ello sirvió para llevar a cabo los siguientes análisis:
1.- Estudio microscópico del lienzo y muestras.
2.- Estudio microscópico de elementos y muestras.
3.- Estudio palinológico.
4.- Estudio micológico.
5.- Estudio arqueológico e histórico.
5.- Naturaleza de las manchas.
6.- Datos antropológicos y geométricos.
En 1994, cinco años más tarde, el primer congreso sirvió para dar a conocer los primeros resultados. Las conclusiones no dejaron lugar a dudas de que nos encontrábamos ante el último "expediente X" de la Iglesia; el Santo Sudario de Oviedo no era algo manufacturado. No se trataba de una falsificación como quisieron apuntar muchos especialistas sino de una pieza rodeada de misterio que albergaba un mensaje encriptado en sus manchas que podría cambiar parte de la historia.
Aquel trozo de tela "habló" a los especialistas de esta forma:
1.- El Sudario es una reliquia venerada en la catedral de Oviedo desde la apertura del Arca Santa en 1075, y muestra una serie de manchas originadas por sangre humana, grupo AB, propio de Palestina.
2.- Este lienzo está sucio, arrugado, parcialmente roto y quemado, está machado y tiene un elevado nivel de contaminación pero no muestra signos de manipulación fraudulenta.
3.- Parece ser un lienzo mortuorio que, con toda probabilidad, estuvo colocado sobre la cabeza del cadáver de un hombre adulto, normalmente constituido.
4.- El hombre del Sudario tenía barba, bigote y pelo largo, y recogida en la nuca la coleta.
5.- En la zona suboccipital presentaba una serie de heridas punzantes, producidas en vida, que habían sangrado alrededor de una hora antes de colocar el lienzo mortuorio sobre ellas.
6.- Su boca está cerrada y la nariz aplastada y desviada hacia la derecha por la presión del lienzo mortuorio.
7.- Dicho sujeto era cadáver. El mecanismo de formación de las manchas es incompatible con cualquier posible movimiento respiratorio.
8. El hombre del Sudario padeció un gran edema o encharcamiento pulmonar como consecuencia del proceso terminal. Sobre la parte del lienzo que estuvo en contacto con la cara del cadáver aparecen numerosas manchas originadas por líquido de edema pulmonar y sangre en la proporción 6:1 producidas en momentos distintos y consecutivos.
9.- Ocurrida la muerte, el cadáver estuvo en posición vertical, en torno a una hora, y tenía, al menos, el brazo derecho levantado y la cabeza flexionada 70 grados hacia delante y 20 grados a la derecha en relación a la vertical.
10.- Posteriormente, sin alterar la posición de los brazos, fue colocado en decúbito prono lateral derecho, manteniendo el giro de la cabeza 20 grados a la derecha y colocando ésta 115 grados respecto a la vertical, con la frente apoyada sobre una superficie dura, posición que mantuvo alrededor de 45 minutos.
11.- El cadáver fue movilizado al tiempo que una mano ajena, en diversas posiciones, trataba de contener la salida del líquido sero-hemático por la nariz.
12.- Por último fue colocado en decúbito supino.
Historia, Carbono 14, ADN
Transcurrida más de una década los datos que ha arrojado el Sudario de Oviedo expuestos por los miembros del Equipo de Investigaciones del Centro Español de Sindonología durante el simposio celebrado en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo durante el pasado abril no han hecho sino acrecentar el número de interrogantes.
Los grandes avances en el mundo de la informática, con los que se ha podido profundizar en los enigmas que encierra la reliquia, han llegado a un nivel nunca imaginado por los propios investigadores. Han permitido, por ejemplo, reconstruir las últimas horas y causas de la muerte del hombre con el que estuvo en contacto el lienzo, los diferentes grados de contaminación y medidas de protección que se deben de tomar sobre la reliquia, la recuperación de una liturgia prohibida hace cuatro siglos por el Vaticano ver diferentes recuadros, y el hallazgo de manuscritos y legajos en diferentes archivos y bibliotecas de toda Europa. De este modo se ha podido recomponer el viaje que realizó el Arca Santa desde Jerusalén hasta Oviedo.
La labor de documentación histórica que durante estos años han realizado autores como el especialista en lenguas clásicas Mark Guscin, uno de los pocos traductores de lenguas muertas como el arameo o el sánscrito fue fundamental. "El sudario exponía para ENIGMAS pasó seis siglos en Jerusalén o en sus alrededores, pero cuando el rey de los persas Corroes II invadió Palestina, y conquistó Jerusalén en 614, los cristianos huyeron con el arca y las reliquias que ésta contenía. Este detalle consta en las versiones de la historia de Pelayo tanto en el Libro de los Testamentos como en el Corpus Pelagianum. La escapada fue justificada, ya que entre otras cosas Corroes buscaba reliquias, sabiendo la importancia que tenían para los cristianos. La huída se realizó probablemente por mar, con una posible parada o estancia en la costa del norte de África".
Otra de las lagunas hasta ahora no suficientemente aclaradas sobre el recorrido histórico-geográfico fue el lugar por el cuál el Arca entró en la Península Ibérica. "Una entrada por Cartagena parecería lógica, y además explicaría la confusión de los textos Valenciennes 30, Cambrai B-804 y Bruselas II 25 4, que mencionan Cartago en África. La entrada en la Península tendría que fijarse en el mismo año 614 si no hubo parada en Alejandría, y en el año 616 ó 617 si la hubo. Sin embargo, si efectivamente entró en España por Cartagena, la estancia en esta ciudad tuvo que ser mínima, ya que había sido destruida por los godos al conquistarla, y a partir de aquel momento dejó de tener obispo, pasando a depender directamente de la sede de Toledo. De Cartagena pasaría a Sevilla, de acuerdo con casi todas las fuentes y con una laguna en las dos versiones de Pelayo. Estuvo en la capital andaluza en el momento de más esplendor de la ciudad bajo el obispo Isidoro. Cuando este murió, Toledo se convirtió en la ciudad eclesiástica más importante del reino, con tres arzobispos tan relevantes como fueron Eugenio e Ildefonso. El Arca permaneció exactamente setenta y cinco años en la ciudad imperial, hasta la invasión de Tariq en 711, que después de la victoria sobre el ejército de Rodrigo, se dirigió a Toledo provocando la huida en masa de los cristianos al norte".
No fue hasta el siglo IX, de la mano del rey Alfonso II el Casto, cuando llegó hasta Oviedo, convertida en aquel entonces en capital del reino. La bella urbe asturiana se transformó en enclave de referencia como antes lo fuera Toledo. Su leyenda no paró de crecer desde entonces. Incluso para algunos eruditos la devoción por el Santo Sudario se convirtió tiempo más tarde en parada obligada para los peregrinos que realizaban el Camino de Santiago.
En 1572, la obsesión de Felipe II por las reliquias hace que envíe comisionados por toda España en busca de las mejores piezas. Fue un momento crítico ya que todo hacía pensar que se ordenaría su traslado al Monasterio del Escorial. "Ambrosio Morales llega a Oviedo en 1572 comisionado por el rey Felipe II para hacer una especie de inventario. El Cabildo no lo recibe de buen gusto pero lo único que hace es levantar acta de las reliquias del Arca Santa", recordaba Enrique López, Canónigo de la Catedral de Oviedo. Pero no fue hasta el reinado de Alfonso VI, cuando encontramos el primer documento oficial y el verdadero culto del pueblo. El monarca, junto a su esposa Urraca y varios nobles entre los que se encontraba Rodrigo Díaz de Vivar el Cid, casado un año antes en la misma ciudad, hacía un inventario de las reliquias donde se rubrica y muestra la existencia del Santo Sudario. "Probablemente matizó Enrique López el Sudario se metió en un arca, bien doblado, y ahí quedó. Cuando reaparece vuelve a ser mimado por autoridades religiosas y políticas".
Los grandes avances en el mundo de la informática, con los que se ha podido profundizar en los enigmas que alberga la reliquia a un nivel nunca imaginado, así como las más modernas técnicas de análisis microscópicas y moleculares empleadas, han dado resultados sorprendentes.
Todas las informaciones, datos cotejados durante estos doce años, junto a las nuevas pruebas de Carbono 14 y la búsqueda de ADN en el "lino celestial" de las que damos cumplido detalle en los siguiente reportajes hacen que nada se oponga a que el Sudario que se guarda y venera en la Cámara Santa de la catedral ovetense sea el que cubrió el rostro del Nazareno. "Si el Sudario de Oviedo no es el de Jesús de Nazaret explicó el ingeniero Guillermo Heras yo no tengo ni idea de quién pudo ser esta persona, ni en qué condiciones pudo manipularse su cadáver, ni por qué murió, ni nada de nada, ya que no existe otro candidato. Otra cosa muy distinta sería si hubiera varias posibilidades razonablemente identificadas y entonces los procesos de datación, los de análisis y de información nos permitirían decir que tenemos varios para elegir pero, en este caso, no hay absolutamente ninguna referencia que no sea al auténtico Sudarium Domini". Pero además, el titánico trabajo que, sin subvención oficial de ningún tipo, llevan realizando los investigadores del Centro Español de Sindonología ha convertido sus trabajos en una de las referencias obligadas para el estudio de la Sábana Santa de Turín.
Sudario versus Síndone
La Sábana Santa de Turín y el Santo Sudario envolvieron al mismo cadáver y las telas estuvieron en contacto, tal y como demuestran los trabajos fotográficos comparativos que hasta la fecha se han realizado.
La confrontación geométrica de las manchas del Sudario de Oviedo y de la Sabana Santa realizados y expuestos durante el último congreso por el físico César Barta, así como la simetría que muestran todos los puntos de las mismas, no dejan lugar a dudas de que las telas estuvieron unidas tapando al mismo hombre. "Es extremadamente improbable que todas estas coincidencias sean producto del azar. No podemos descartar que se trate de dos individuos distintos pero es muy improbable. Aunque no dispongamos de certeza absoluta todo parece indicar que ambos lienzos corresponden al cadáver de Jesús de Nazaret", remarcó César Barta.
Los novedosos apuntes eran corroborados por los investigadores italianos y estadounidense como el Dr. Jackson y el profesor Nello Belossino que tal y como pudo constatar ENIGMAS realizaron todo tipo de análisis dos días antes del congreso, para poder buscar las marcas de sangre que certifiquen que las dos telas, separadas hace dos mil años, estuvieron juntas en un sepulcro de Jerusalén.
Los resultados preliminares de esta aventura detectivesca son tan sólo nuevas pesquisas en las que profundizar en busca de la verdad. Las informaciones y datos obtenidos hasta la fecha por el Centro Español de Sindonología marcan un antes y un después en la historia de los misterios de la Iglesia son la base de futuras investigaciones que podrán hacer lo imposible realidad, cuando sean contrastadas con el original de Turín.
Francisco Contreras Gil y David E. Sentinella
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