Dios existe y es cuántico
El profesor Goswami sostiene que Dios puede concebirse desde los sugerentes indicios que postula la física cuántica
Más allá de los condicionamientos materialistas del paradigma newtoniano y de los dogmas del cristianismo populista, la existencia de Dios puede concebirse desde los sugerentes indicios que postula la física cuántica. Esto es, al menos, lo que propone el profesor Amit Goswami en «Dios no ha muerto» (Obelisco, 2010), en el que se repasan, entre otras, cuestiones esenciales como la naturaleza de la realidad, la existencia del alma, el poder de los sueños y la universalidad del amor.
Jesús lamentaba que el reino de Dios está en todas partes, pero que la gente no lo veía. En fin, las pruebas son sutiles; es fácil que la gente de la calle las pase por alto. Pero los científicos son personas especiales; son expertos en descifrar pormenores infinitesimales. ¿Por qué no han advertido las signaturas de lo divino?
El físico Richard Feynman, ganador del Premio Nobel en la especialidad, expresó esta miopía de los científicos de los últimos tiempos cuando nos brindó esta advertencia contra la imaginación desbocada. Dijo: «La imaginación científica es imaginación dentro de una camisa de fuerza». La camisa de fuerza que Feynman y otros materialistas llevaban es el sistema de creencias denominado materialismo científico. Y la doctrina que más ata es la doctrina reduccionista y exclusivista de la causación ascendente (la causa asciende desde las partículas elementales –micro– hasta el cerebro y la consciencia –macro–. No existe un poder causal en ninguna entidad del mundo, salvo en las interacciones entre las partículas elementales).
La física cuántica nos está mostrando el camino al devolvernos la causalidad descendente (la consciencia tiene el poder definitivo para crear la realidad manifiesta eligiendo libremente entre las posibilidades que se le ofrecen) y a su agente: Dios, que actúa por medio del observador. En la física newtoniana, los objetos son cosas determinadas. Pero, en física cuántica, los objetos son posibilidades entre las que escoge la consciencia. Cuando una persona mira, su consciencia escoge una de las distintas posibilidades cuánticas, que se colapsa en la realidad de la experiencia.
Pero esto, ¿cómo prueba la existencia de Dios? Suena como el chiste: hemos buscado a Dios y lo hemos encontrado; ¡y resulta que somos nosotros! Puede que los antiguos hindúes tuvieran razón cuando afirmaban que hay trescientos treinta millones de dioses. Bueno, ahora serían seis mil millones debido a la inflación. Pero, si somos Dios, ¿por qué vivimos de este modo? ¿Por qué nos cuesta tanto manifestar cualidades piadosas como la no violencia y el amor?
Las pruebas de Dios están dentro de nosotros, pero para verlas hemos de ser sutiles. Para vivirlo, hemos de crecer. (Continúa en AÑO/CERO 249).
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