Creencias
15/06/2023 (08:00 CET) Actualizado: 15/06/2023 (08:00 CET)

Cómo conectar con la conciencia global

Estamos capacitados para expandir nuestra mente más allá de los límites del mundo perceptible y transformar radicalmente nuestra existencia

15/06/2023 (08:00 CET) Actualizado: 15/06/2023 (08:00 CET)
Conectar con la conciencia global
Conectar con la conciencia global
Nº 383, Junio de 2022
Este artículo pertenece al Nº 383, Junio de 2022

Cuando estemos completos el mundo se volverá completo. Sería un cambio asombroso, porque en la situación actual tanto nosotros como el mundo seguimos divididos. Este estado de cosas va más allá de los interminables conflictos que salen en las noticias. Existe una fractura profunda en el centro mismo del ser humano. Nos etiquetamos como mamíferos y, sin embargo, la mayoría de la gente cree que tiene alma. Nos apartamos de la naturaleza, la explotamos sin tener en cuenta las consecuencias: somos guardianes del planeta y al mismo tiempo su peor amenaza.

Sin embargo, ya está produciéndose un cambio en la conciencia colectiva. Una de las señales más alentadoras de esto es aparentemente trivial: un vídeo online sobre un pulpo agradecido que han visto casi doce millones de espectadores. Comienza en una playa de Portugal con un hombre llamado Pei Yan Heng que está paseando por la arena y ve un pequeño pulpo varado fuera del agua. Pei saca su stmartphone para filmar a la criatura. Probablemente arrastrado hasta la orilla por una gran ola, el pulpo parece encogido y casi muerto. En un gesto amable, Pei recoge el pulpo en un vaso de plástico, lo lleva de vuelta al mar y lo suelta.

El pulpo comienza a revivir de inmediato. Sus ocho brazos se extienden (los expertos nos dicen que «tentáculos» no es el término adecuado) y adquiere un color más saludable. Normalmente un pulpo es tímido y se aleja de cualquier amenaza que se le aproxime, una táctica necesaria para un animal de cuerpo blando y suelto. Pero en lugar de huir, el pulpo salvado se acerca a las botas de Pei, posa dos brazos sobre ellas y permanece así durante varios segundos antes de alejarse sin prisa. Rápidamente el «pulpo agradecido» entró a formar parte de la cultura popular cuando el vídeo se volvió viral. Podría suponerse que se trata de un ejemplo de sentimentalismo humano, pero no hay prueba de que el pulpo rescatado no estuviera agradecido. ¿Hay alguna forma de saberlo?

Solo hay una vida a pesar de las distinciones entre las distintas formas de vida
Solo hay una vida a pesar de las distinciones entre las distintas formas de vida

Solo hay una realidad que está regida por una sola conciencia

MENTE ANIMAL

La respuesta convencional es no; pero puede tratarse de un no rotundo o un no suave. Para el no rotundo solo los seres humanos son conscientes y para el no suave los humanos son las únicas criaturas con plena conciencia; esto deja un pequeño espacio para los mamíferos de cerebro grande, como las marsopas, los elefantes y los grandes simios. El no suave se ha mantenido firme durante mucho tiempo; pero una vez comprendes que la conciencia es la fuente de la creación, el camino hacia el sí –un pulpo puede sentir gratitud– se abre. Sin embargo, desde la perspectiva de lo metahumano, nada resulta extraño. Solo hay una realidad que está regida por una sola conciencia. Solo hay una vida, también, a pesar de nuestras distinciones entre chimpancés inteligentes, lagartijas estúpidas y bacterias totalmente inconscientes. Existe la necesidad urgente, en este momento en que la Tierra está en peligro, de evolucionar hacia lo metahumano por el bien de todos los seres vivos.

En un artículo publicado en enero de 2014 en la revista Scientific American, el prestigioso neurocientífico Christoph Koch hizo avances contra la posición del «no» al preguntarse si la conciencia es universal, y resulta sumamente persuasivo al afirmar que la inteligencia animal no es primitiva ni guarda correlación con el tamaño del cerebro o la posesión de un sistema nervioso complejo. «Las abejas pueden volar varios kilómetros y regresar a su colmena, un rendimiento de navegación extraordinario –señala Koch (no solo extraordinario, añadiría yo, sino algo que los seres humanos perdidos en el bosque somos incapaces de hacer)–. Y al desprender un olor específico en la colmena facilitan el retorno de otras abejas al lugar de donde procede ese olor».

Koch denomina a este rasgo de las abejas «memoria asociativa». Pero podemos encontrar una gran cantidad de ejemplos distintos. Siguiendo con las abejas, Koch señala lo siguiente: son capaces de reconocer rostros específicos a partir de fotografías, pueden comunicar la ubicación y calidad de las fuentes de alimentos a sus hermanas a través de la danza y pueden navegar por laberintos complejos con la ayuda de pistas que almacenan en la memoria a corto plazo (por ejemplo, «al llegar a una bifurcación, tomar la salida señalada por el color en la entrada»).

Christof Koch
Christof Koch

TERRITORIO POR EXPLORAR

El resultado, dice Koch, es que la conciencia no puede estar tapiada de forma arbitraria solo porque una forma de vida parezca biológicamente demasiado simple para ser consciente. Con los brazos abiertos declara: «Todas las especies –abejas, pulpos, cuervos, urracas, loros, atunes, ratones, ballenas, perros, gatos y monos– son capaces de comportamientos sofisticados, aprendidos y no estereotipados». Esto constituye un gran avance desde el «no, solo los seres humanos son conscientes», hasta el «sí, la conciencia es universal».

El pulpo agradecido estaba actuando con un gesto humano. Ver esto no es sentimentalismo o fantasía. Koch cree que si no tuviéramos tantos prejuicios, veríamos que los animales se comportan constantemente de maneras que se considerarían conscientes si esa misma actividad fuera realizada por una persona. La mirada de amor de un perro hacia su dueño y su angustia cuando este se ausenta o fallece son rasgos conscientes que se expresan a través de otra forma de vida. Sin embargo, nuestro prejuicio es difícil de superar, porque sirve a nuestro egoísmo. El Homo sapiens tiene un antiguo historial de caza. Matamos y comemos un gran número de animales, y verlos como formas de vida inferiores, privadas de mente, voluntad y libertad de elección nos acalla la conciencia. En definitiva, todo lo que hace que otras formas de vida sean extrañas a nuestros ojos es arbitrario. 

Mi opinión es que la existencia es conciencia; por lo tanto, ninguna habilidad animal es asombrosa (excepto en nuestra visión obtusa), porque cada forma de vida expresa rasgos que pertenecen a la conciencia pura. Estos rasgos se activan, por así decirlo, emergiendo en el mundo físico de acuerdo con la historia evolutiva de cada criatura. El pulpo agradecido no estaba siendo como un humano. Podríamos decir, con igual justicia, que cuando sentimos agradecimiento estamos siendo como pulpos. Ambas visiones son estrechas. Lo que pretendo es ofrecer argumentos para despertar, pero estar despierto no es el final: tenemos por delante la conciencia cósmica. Estoy usando este término para referirme a lo que se ha llamado iluminación suprema (conocida en sánscrito como paramatma). Si lo metahumano es el estado despierto, considéralo como cruzar un umbral. Hay un vasto territorio nuevo por explorar más allá.

Richard Feynman
Richard Feynman

EL UNIVERSO ES UNA IDEA

La conciencia cósmica no da un poquito de sí misma a una ameba, algo más a las abejas, más aún a los pulpos y finalmente el gran premio al Homo sapiens. En un holograma, un fragmento de una imagen láser puede utilizarse para proyectar toda la imagen. La tecnología de hologramas puede incluso simular una estatua o una persona viva en 3-D a partir de una imagen láser en dos dimensiones. Pues bien, la conciencia cósmica hace esto a gran escala –todo el universo– usando meramente la posibilidad de un cosmos. Por lo tanto, no es del todo cierto que algo se cree de la nada. El universo físico surgió de una concepción en la conciencia cósmica que se desarrolló en forma material. La conciencia pura no es igual a la nada. 

Esta capacidad la hemos heredado los seres humanos. Si digo: «Imagina la torre Eiffel» o «visualiza la estatua de la Libertad», es suficiente el nombre de esos monumentos para que los veas en su totalidad. Un nombre no tiene tres dimensiones; de hecho, no tiene dimensiones, al tratarse de una etiqueta verbal para un concepto. La estatua de la Libertad es el concepto de libertad transformado en obra de arte. Pero la libertad también puede producir manifestaciones completamente diferentes, como guerras revolucionarias o un movimiento antibélico. Los conceptos están constantemente moldeando y remodelando los sucesos, las civilizaciones y el mundo humano en general.

La verdad es que la mente de cada uno de nosotros está proyectando la conciencia cósmica en todo momento

Vives en un mundo que consiste en ideas materializadas en tres dimensiones. Como siempre, las grandes mentes llegaron antes que nosotros. Hace más de dos mil años, Platón argumentó que todo el mundo material se originaba en ideas universales abstractas, a las que llamó «formas». Si avanzamos hacia delante dos milenios, encontramos a Werner Heisenberg: «Creo que la física moderna se ha decidido definitivamente a favor de Platón. De hecho, las unidades más pequeñas de la materia no son objetos físicos en el sentido ordinario; son formas, ideas que pueden expresarse sin ambigüedades solamente en lenguaje matemático». Si los componentes elementales de la materia y la energía son conceptuales, entonces el universo mismo también está surgiendo de un conjunto de ideas o formas. Este conjunto particular de ideas que se convirtió en nuestro universo podría tener otras variaciones, algunas de las cuales serían inconcebibles para la mente humana. Una característica del multiverso, si realmente existe, es que podrían estar funcionando miles de millones de otros universos con leyes naturales totalmente diferentes a las nuestras. Una ley natural es simplemente un modelo matemático, y los modelos matemáticos son conceptos. 

Deepak Chopra
Deepak Chopra

LA REALIDAD ES UNA ILUSIÓN

Permíteme añadir una observación personal: cuando descubrí por primera vez el mundo cuántico, lo cual me llevó a escribir el libro Curación cuántica, me emocionó saber que la física estuviera de acuerdo con los profundos conocimientos de la India. Maya, la palabra sánscrita que suele traducirse como «ilusión», se refiere a la realidad virtual, y la doctrina de maya sostiene que la ilusión es meramente un concepto. Los paralelismos se hicieron aún más profundos. Heisenberg sostenía que la naturaleza genera un fenómeno de acuerdo a las preguntas que planteamos; en otras palabras, las cualidades de tiempo, espacio, materia y energía son extraídas del campo cuántico por el observador. Según la antigua tradición de la India, maya se origina por medio de la participación de los seres humanos al buscar la confirmación de sus creencias internas. En ambos casos, la naturaleza nos muestra lo que queremos ver. 

Me entusiasmó la perspectiva de que el camino introspectivo de los antiguos y el camino dirigido a lo externo de la ciencia moderna hubieran llegado a la misma realidad; de modo que me sorprendió descubrir que la física contemporánea haya dado la espalda a los inspirados pioneros cuánticos. Como me dijo un profesor de Caltech: «Mis estudiantes de posgrado saben más de física que Einstein». Este avance en el conocimiento técnico ha sido enorme, pero ¿está justificado descartar lo que los pioneros cuánticos entendieron de la realidad?

Einstein al menos reconoció el peligro cuando comentó: «Hay mucha gente –e incluso algunos científicos– que me parece como alguien que ha visto miles de árboles sin haber visto nunca un bosque». Para corregir esta miopía, Einstein abogó por que los científicos adquirieran una amplia visión filosófica, que él consideraba la señal de «un verdadero buscador de la verdad». Lamentablemente, en el siglo XXI se ven menos bosques que nunca a causa de la especialización y  fragmentación de la ciencia. Puedes dedicar tu vida a la física centrándote en un solo concepto, como la inflación eterna, o una sola partícula elemental, como el bosón de Higgs. 

CONTACTA CON LA CONCIENCIA CÓSMICA

Si bien la conciencia cósmica suena a algo muy lejano del modo en que usamos nuestras mentes en la vida diaria, en realidad, la mente de cada uno de nosotros está proyectando la conciencia cósmica todo el tiempo. Tu mente es un fragmento de conciencia cósmica, pero, como en un holograma, un fragmento es suficiente para proyectar el todo. Por eso te propongo el siguiente ejercicio, que te ayudará a comprender mejor este punto. 

Cierra los ojos e imagina que estas de pie en una playa contemplando el romper de las olas en la orilla. Cuando hayas establecido esta imagen en tu mente, comienza a transformar las olas de diversas maneras. Observa cómo se agrandan hasta convertirse en las olas enormes que surfean los mejores surfistas y cómo se encogen y reducen. Coloréalas con diferentes tonalidades: rojo, violeta o naranja fosforescente. Sitúate encima de ellas, manteniendo el equilibrio sin tabla de surf mientras cabalgas hacia la orilla. Si lo deseas, puedes inventarte tus propias transformaciones. Quizás una sirena emerja de las olas cantando… Imagina lo que prefieras. 

Reflexiona sobre lo que estaba sucediendo cuando has realizado estos cambios creativos en la escena de surf: no has hojeado un catálogo de posibilidades, sino que eras libre de dejar volar tu imaginación. Dos personas que practiquen este ejercicio propondrían diferentes opciones creativas. Las posibilidades son ilimitadas y no están sujetas a ninguna regla. Nada te impide convertir el Océano Pacífico en gelatina rosa. No tiene sentido afirmar que estas posibilidades creativas están almacenadas en los átomos y moléculas de tus células cerebrales. Hiciste elecciones conscientes sin precedentes construyendo una cadena única de pensamientos creativos.

Pero incluso si los siete mil millones de personas del planeta hicieran este ejercicio, estarían haciendo una sola cosa: transformar la posibilidad en realidad. Pues bien, esta sola cosa está ocurriendo todo el tiempo y es suficiente para crear el universo. En la primavera de 1940, uno de los físicos con más visión de futuro de los tiempos modernos, John Wheeler, llamó por teléfono a otro físico clarividente, el premio Nobel Richard Feynman. 

–Feynman –exclamó Wheeler–, ya sé por qué todos los electrones tienen la misma carga y la misma masa. 
–¿Por qué?
–¡Porque todos son el mismo electrón!

EL UNIVERSO ES CONSCIENTE

Esta idea sorprendente, que se conoció como el universo de un único electrón, penetró en la imaginación de Feynman, aunque, como él recuerda, al principio no la tomó lo suficientemente en serio. Al observar el mundo físico vemos que existe un gran número de electrones: billones de ellos envían cargas eléctricas a través de la corriente de tu casa cada segundo. Cada electrón traza un camino en el tiempo y el espacio, conocido como «línea del mundo». 

Pues bien, Wheeler propuso que un solo electrón podría zigzaguear por todas partes creando una maraña de líneas mundiales. Se trata de una alternativa fascinante a que sean muchos los electrones que crean líneas mundiales. Ahora vamos a traducir esto en términos humanos. Sustituye muchos electrones por muchos observadores, cada uno con sus propios ojos; de este modo, en el planeta Tierra habría más de siete mil millones de observadores. Sin embargo, esos miles de millones de observadores expresan la capacidad de observar, que es una sola cosa; así que es totalmente plausible que habitemos en un universo de «un solo observador». Es como decir «todos los humanos respiran» sin tener que contar cuántos humanos están respirando. Tal es la perspectiva de la conciencia cósmica. No he elegido la imagen de las olas rompiendo en la orilla por casualidad. Los antiguos videntes indios señalaron el mar y dijeron: «Cada ola es una elevación del océano que no es diferente del océano. No te dejes engañar por el ego individual: eres un afloramiento de la conciencia cósmica sin ser diferente de ella». 

OLAS DEL MISMO OCÉANO

El Homo sapiens es la única criatura que puede elegir qué perspectiva tomar. Podemos ser olas separadas de un océano. La única diferencia entre un universo de un único electrón y un universo de muchos electrones es nuestra perspectiva. Ambos son tan reales como nosotros decidamos que sean, o para expresarlo con mayor énfasis, ambos son solo tan reales como decidamos que sean. Ante esta elección, nos encontramos con el eje de la creación. Solo está sucediendo una cosa: la posibilidad está convirtiéndose en realidad. John Wheeler también afirmó que vivimos en un universo participativo; yo solo estoy ampliando la misma idea. Un universo participativo ofrece infinitas opciones; lo único que no puedes elegir es no participar. 

Una vez estás dentro del juego, tú decides la forma de jugar. Los seres humanos podemos ver la creación y explicarla del modo que queramos. ¿Por qué hay virus del resfriado, elefantes, sequoias y ratones en el mundo? Algunos pueden decir que Dios los creó intencionadamente, mientras que otros creen que emergieron del vacío cuántico a través de procesos aleatorios que tardaron miles de millones de años en concretarse. La explicación más radical es que el Homo sapiens añadió todo lo que deseábamos a nuestra realidad virtual. Cada explicación es simplemente una historia diferente. Más allá de las historias, la conciencia cósmica está creando desde dentro de sí misma. Las historias son poscreación y la conciencia cósmica precreación. 

 

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