Teleportación: viajar miles de kilómetros en un segundo

Sobre el tema que nos ocupa, la teleportación, lo que han conseguido de momento los científicos es teleportar partículas desde una base en la Tierra a un satélite ubicado a algo más de 500 kilómetros de nuestro planeta. Se trata de Micius, que sigue una órbita geosincrónica, es decir, que cada día pasa por los mismos puntos. Y estamos hablando de teleportación cuántica, que nada tiene que ver con la de la materia que hemos visto en el cine.

Sea como fuere se va por el buen camino, aunque se tarde algo más de lo que la ficción nos cuenta. Precisamente por ese motivo, durante un tiempo seguirá siendo ciencia… pero ficción. Aunque hay quien piensa que ese fenómeno, al menos en una ocasión, se puso en marcha, y la persona que estaba detrás, en base a la documentación que fue desclasificada y que permanecía bajo el más confidencial de los secretos en los archivos del FBI, fue uno de los genios más grandes de todos los tiempos. Y no hablamos de Einstein, sino de Nikola Tesla, cuyo apellido hoy lleva una importante compañía de coches eléctricos, entre otras cosas.

Tesla nació el 10 de julio de 1856 en Smilyan, una pequeña población de la actual Croacia. Como muchos niños de su época se crió en un entorno extremadamente conservador. No en vano era hijo de un sacerdote ortodoxo que deseaba que el pequeño Nikola hiciese lo mismo. Lo que ocurre es que desde niño ya mostró una obsesión inusual por la electricidad y los inventos. Aseguraba el escritor Alberto Borrás que «el principal instrumento de Tesla no eran sus profundos conocimientos en física y matemáticas, sino su capacidad de visualización, una clarividencia con el don de recibir información de fuera de su mente, como revelaciones de una superconsciencia o de entidades espirituales. Le surgían vivísimas imágenes mentales, acompañadas de flashes luminosos. Cuando deseaba concretar el invento se concentraba y construía una imagen mental mucho más detallada y tan concreta como una real, que iba probando, modificando y perfeccionando hasta que en su mente operaba perfectamente. Cuando construía el modelo real, copia del virtual, funcionaba a la primera. No requería costosos y prolongados ensayos. Tesla tenía en su cabeza un ordenador con todos los datos, y nunca se equivocaba. Lo llamaba su laboratorio mental».

En apenas tres años nuestro protagonista se graduó como ingeniero en el Instituto Politécnico de Gratz, y durante un año más, a pesar de su precaria salud, se matriculó en la Universidad de Praga para ampliar sus conocimientos de Matemáticas y Física. Para hablar de Tesla serían necesarias muchas letras, pero baste decir que elementos cotidianos como el mando a distancia, el coche eléctrico o el alternador y motor polifásico que revolucionó la tecnología eléctrica fueron inventados por él.

En 1899 montó un laboratorio cerca de Colorado Springs, un lugar en el que la tierra tenía un potencial eléctrico excepcional, lo que propiciaba abundantes tormentas con impresionantes rayos. Estaba situado en la ladera del Pike’s Peak, de 4.300 metros de altura, lugar sagrado de los indios Hopi que lo consideran el polo espiritual de la Tierra. Tesla fue poco explícito sobre lo que allí ensayó, pero es curioso que en Colorado Springs se halle la sede del NORAD, el mando de la Defensa Aérea de los EEUU. En sus instalaciones subterráneas debajo de las Montañas Rocosas, están los controles de los misiles que pueden desencadenar el Apocalipsis. Tesla murió experimentando algo trascendental, tanto como para que al poco tiempo el FBI se llevase todos sus papeles. ¿Logró la teleportación?