Reptilianos entre nosotros

La revelación surgió en los años noventa gracias a los libros del exfutbolista y locutor deportivo británico David Icke, uno de los máximos exponentes de la teoría de la conspiración. Para los escépticos, sin embargo, la teoría se formó en historietas como “Conan el Bárbaro” y en el miedo primitivo a las serpientes y otros reptiles peligrosos para los simios. Son los reptilianos; un grupo de alienígenas temperamentales de diversas razas con características de dinosaurios y con un fin en común: dominar la Tierra.

La creencia afirma que llevan siglos viviendo entre nosotros pero sin darse a conocer jamás. Para lograrlo, hubieron de pasar por muchos procesos de mezcla, experimentación, prueba y error. Pero, ¿por qué si nos dominan, no se presentan a los humanos como los grandes conquistadores que son?

Fotograma de Conan el Bárbaro (1982) que muestra al hechicero Thulsa Doom

Si bien la teoría reptiliana afirma que los humanos les sirven de mano de obra, alimento o mera satisfacción sexual; el principal motivo de control (muy a juego con las teorías del new age) es evitar que los humanos alcancen la iluminación de la conciencia. Si los reptilianos se dieran a conocer, la raza humana sabría que hay mucho más en el universo y quizá lucharía por alcanzarlo.

Se afirma por ejemplo, que la raza llamada “Dinosaurio”, se ayuda de proyecciones telepáticas para infundir el miedo. Crean la desinformación en la Tierra con el fin de que los humanos eviten el avance tecnológico. Los “Draconianos”, por otro lado, son una supuesta raza de guerreros que odian a los humanos por considerarlos inferiores y tienen la habilidad camaleónica de camuflarse para embrutecer al enemigo. Solo así pueden reproducirse.

De esta mezcla constante entre reptiles y humanos, se cree que nació la raza llamada “Impostores”. Son personas de físico extraordinario que se asemejan a un ser humano pero cuya temperatura corporal es la de un reptil. Los reptilianos los usan para infiltrarse en el mundo y crear el ambiente necesario para la dominación, por eso son estrellas de cine, líderes religiosos o políticos prominentes que mueven los hilos del mundo para mantener a los humanos en un letargo profundo. Según dicen, la forma en que parpadean los delata.

La creencia de los reptilianos nace en David Icke

Más fácil de reconocer son la raza “Draco” de piel negra, alas y hasta 10 metros de altura que nuestros antepasados supuestamente confundían con dragones. Sirven a un tipo de realeza reptiliana llamada “Draco reales” cuyo fin es aumentar el poder del Imperio de Orión por encima del resto de razas alienígenas. No es coincidencia que se crea que la mayoría de estas razas reptilianas provienen de Orión, pero en el caso de los Draco, obviamente debían proceder de la estrella Thuban. Originalmente así le llamaban los árabes del medievo a lo que hoy es la constelación Draco, pues Th’uban significa “la cabeza de serpiente”.

Cada raza tiene sus filias y sus fobias. Los Iguanoides practican conjuros y artes obscuras, los Lizardianos crean melodías armónicas para atraer a sus parejas y los Dinoides secretan un líquido espeso de las almohadillas de sus manos que se considera curativo.

En el folcklore abundan dragones chinos y serpientes emplumadas (creado con IA)

Otro grupo son los Reptoides que viven debajo de la tierra junto con los Seres Serpiente y los Repterrianos, aguardando a comunicarse con sus primos del cosmos para abandonarla o teniendo puestos de control debajo de ella para armar la estrategia de dominación.

Este folclore contemporáneo también tiene sus variantes con reptilianos disidentes. Estos buscan ayudar a humanos contactados para librarse de las cadenas reptilianas, pero aún sin éxito. Según el mito, estos contactados han encontrado la justificación a sus afirmaciones en textos y creencias antiguas donde los reptiles formaban un papel vital; ya sea en forma de dragones chinos, serpientes emplumadas o deidades egipcias y fenicias.

Para ellos, la razón de las grandes desgracias humanas no se encuentra en nuestra propia responsabilidad, sino en un grupo de reptiles muy bien organizados que llegaron a la tierra en una nave espacial hace miles de años.