El Pentágono sigue investigando 'el síndrome de La Habana'
El Pentágono está trabajando en el desarrollo de “defensas” contra el Síndrome de La Habana e investiga si es posible que un arma sea la responsable
Más de más de mil funcionarios del gobierno de Estados Unidos sufren lo que el Departamento de Defensa llama “incidentes de salud anómalos”, un eufemismo para referirse al conocido «Síndrome de La Habana», una afección detectada en 2016, que incluía fuertes migrañas, náuseas, mareos e inexplicables problemas de memoria.
Los primeros casos acontecieron en diplomáticos que trabajaban en la embajada de Estados Unidos en la capital cubana, de ahí el nombre.
La CIA creyó que los soviéticos bombardearon con microondas su embajada en Cuba en 1953
Desde un primer momento se pensó en un arma, como la llamada «señal de Moscú», que llevó a creer a la CIA que los soviéticos estaban «bombardeando» la embajada de La Habana con microondas de muy bajo nivel, en mayo de 1953. En la misma línea, un informe publicado en 2020 por la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, concluía que la causa del síndrome podría ser un «pulso de radiofrecuencias dirigido».
Saltaron todas las alarmas.
Es cierto que, previamente, el comité de expertos había valorado otras posibilidades como que se tratase de agentes químicos, problemas psicológicos o incluso, de alguna enfermedad infecciosa.
Ahora, según recoge la revista Politico de dos exfuncionarios de inteligencia, los laboratorios de investigación del Ejército y la Fuerza Aérea, están probando sistemas de armas para tratar de determinar qué podría causar los síntomas.
Dos funcionarios aseguran que el Pentágono está probando una nueva arma de alta frecuencia
Un portavoz del Departamento de Defensa, el teniente coronel Devin Robinson, ha negado que el Pentágono se haya enfocado en la creación de este tipo de armas y ha asegurado en un comunicado que un “equipo multidisciplinar” ordenado por el Congreso “permanece enfocado” en abordar los incidentes. Esto incluye “la causalidad, la atribución, la mitigación, la identificación y el tratamiento de tales incidentes”, señala Robinson.
Un grupo de trabajo del Departamento de Estado también continúa recopilando informes de posibles incidentes y coordinando la atención de los afectados, según revela un alto funcionario.
Lo curioso es que la noticia de que el Pentágono continúa estudiando el síndrome de La Habana tiene lugar después de que la mayoría de las agencias de inteligencia de Estados Unidos llegaran a la conclusión de que es “muy poco probable” que un adversario extranjero fuera responsable de los incidentes mediante un arma, según consta en el exhaustivo informe dirigido por la Oficina del Director Nacional de Inteligencia (ODNI).
Los investigadores señalan en este informe que estudiaron más de 1500 casos que afectaban a funcionarios y diplomáticos del gobierno.
Dos de las agencias, que los funcionarios de inteligencia no quisieron nombrar, tenían poca confianza en la evaluación, porque aún creen que “la energía de radiofrecuencia (RF) es una causa plausible”, según un comunicado de la directora de inteligencia nacional, Avril Haines.
El Pentágono ha estudiado durante mucho tiempo las posibles aplicaciones militares de la energía dirigida, incluidos los láseres y las microondas de alta potencia. Actualmente gasta unos 1.500 millones de dólares al año en investigar estas tecnologías. Si bien estas armas están diseñadas para deshabilitar y dañar equipos electrónicos, también podrían dañar a las personas.
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