Nuevos documentos sobre el MKULTRA
El Archivo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos ha hecho públicos nuevos documentos sobre el infame programa MKULTRA
MKULTRA, BLUEBIRD y ARTICHOKE son nombres en clave de aterradores experimentos que la CIA llevó a cabo a partir de los años 50 empleando drogas, hipnosis, aislamiento y privación sensorial sobre ciudadanos estadounidenses, que a menudo no sabían que estaban siendo sometidos a pruebas.
Un par de días antes de Navidad, el Archivo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos y ProQuest publicaron una nueva colección de documentos académicos que arrojan luz sobre la oscura historia de estos proyectos, exponiendo décadas de abusos y experimentos éticamente cuestionables.
La colección titulada CIA and the Behavioral Sciences: Mind Control, Drug Experiments and MKULTRA reúne más de 1.200 documentos esenciales sobre este infame programa, considerado uno de los episodios más abusivos en la historia de la agencia. Bajo la dirección de Sidney Gottlieb, jefe de la División de Servicios Técnicos de la CIA, estos proyectos buscaban explorar formas de controlar y reprogramar la mente humana, utilizando métodos que incluían la administración de LSD, hipnosis, electroshock, y técnicas de interrogatorio extremas.
La mayoría de los registros originales de MKULTRA fueron destruidos en 1973 por orden de Richard Helms, entonces director de la CIA, en un intento por borrar las huellas de los abusos. Sin embargo, gracias a la donación de documentos desclasificados y anotaciones de John Marks, autor del libro The Search for the “Manchurian Candidate”, esta colección reúne piezas clave que sobrevivieron al encubrimiento.
Entre los documentos destacados se encuentran un plan de 1950 aprobado por el director de la CIA para formar equipos de interrogación que usaran drogas y hipnosis; un informe de 1952 sobre el uso “exitoso” de los métodos de interrogatorio ARTICHOKE que combinaban el uso de “narcosis” e “hipnosis” para inducir regresión y posterior amnesia en “agentes rusos sospechosos de estar duplicados”; y el infame caso de la muerte de Frank Olson, un químico del Ejército que murió tras ser dosificado con LSD sin su conocimiento.
Víctimas y técnicas extremas
Los experimentos no solo involucraron a prisioneros, sino también a pacientes psiquiátricos, niños en centros de detención juvenil, y ciudadanos comunes que fueron engañados o forzados a participar. En Montreal, Canadá, el psiquiatra Dr. Ewen Cameron llevó a cabo "experimentos de despaternización", que incluían semanas de privación sensorial, electroshock y repetición constante de mensajes grabados, buscando borrar y reprogramar la memoria de sus pacientes.
Mientras tanto, las "casas seguras" de la CIA en Estados Unidos, como las dirigidas por George White, fueron escenarios de experimentos clandestinos donde se administraban drogas como LSD a personas sin su conocimiento. El suministro del químico fue garantizado por la farmacéutica Eli Lilly & Company, que desarrolló un proceso para producir LSD a gran escala en la década de 1950.
Aunque los proyectos oficiales de MKULTRA fueron desmantelados en la década de 1970, su impacto persiste. Técnicas desarrolladas durante estos experimentos fueron utilizadas en manuales de interrogación, como el KUBARK, y se aplicaron en operaciones en Vietnam, América Latina y, más recientemente, en centros de detención como Guantánamo. Según el historiador Stephen Kinzer, los métodos de control de comportamiento explorados bajo MKULTRA dejaron a cientos de víctimas psicológicamente dañadas y perpetuaron un legado de impunidad institucional.
La publicación de esta nueva colección de documentos no solo busca dar visibilidad a estas prácticas, sino también destacar los riesgos de un poder sin control. A través de estos registros, se expone cómo una institución con recursos ilimitados pudo operar en la sombra, llevando a cabo experimentos que hoy son comparados con los horrores cometidos por médicos nazis juzgados en Núremberg.
El lanzamiento de estos archivos nos recuerda la importancia de la transparencia y el escrutinio público para evitar que se repitan violaciones de derechos humanos en nombre de la seguridad nacional. Las víctimas de MKULTRA y sus familias continúan luchando por el reconocimiento y la justicia, mientras esta sombría página de la historia sirve como advertencia de lo que puede ocurrir cuando los límites éticos son ignorados en la búsqueda de poder y control.
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