Implantar falsos recuerdos
¿Implantar falsos recuerdos es posible? ¿Qué ocurriría si nos «obligasen» a recordar? ¿Se puede utilizar para esclavizarnos? De momento se ha logrado implantar falsos recuerdos en ratones; el siguiente paso es hacerlo con humanos.
La manipulación mental no es nueva. Es, además, una herramienta efectiva con la que combatir, someter y torturar al enemigo en la guerra. Por tanto, el que no sea nueva nos indica que con el paso de los años se ha ido perfeccionando, así como la técnica aplicada para ello. Por eso no deja de sobrecoger pensar que lo que sugiere un clásico como Blade Runner pueda ser real. Recordemos que en esta película su protagonista Rachael descubre que los recuerdos, que le hacen tener diferentes emociones, le permiten gozar de una vida anterior, con un pasado que le provoca cierta melancolía… Finalmente no son reales; esos recuerdos fueron implantados en su cerebro artificialmente porque en realidad no es un ser humano; es un replicante y ella no lo sabe.
Uno de los críticos con el uso de «armas» de control mental es Robert Duncan, de la Asociación Contra el Abuso de las Armas Psicofísicas y ex colaborador del Departamento de Defensa estadounidense. Duncan afirma que «los estados criminales han perfeccionado sus técnicas para inducir artificialmente todo tipo de emociones negativas en los ciudadanos. Su objetivo es tener una sociedad esclava controlada».
No entraremos en la idea que defienden algunos «conspiracionistas» de que vivimos en una especie de «Mátrix», donde todo está orientado por «alguien» superior y nada es real, pero sí diremos que esto que nos cuenta Blade Runner décadas atrás, ahora podría ser… y ni tan siquiera nos daríamos cuenta de ello. Asegura la periodista Isabela Herranz que «Steve DiBasio analiza en su libro Mind Control in the 21st Century a qué peligros nos enfrentamos en la actualidad. Uno de ellos es el arma denominada “Psychotron-Matrjioschka”, creada para esclavizar a los enemigos y para transformar a la gente en bio-robots “teledirigidos”». Y añade que recientemente «se ha divulgado información sobre los experimentos con máquinas de ultrasonidos por parte del Departamento de Defensa estadounidense y la CIA para codificar “datos sensoriales sobre la corteza cerebral” con el fin de producir alucinaciones a través de la estimulación a distancia y directa de los circuitos cerebrales. Lo terrible de esto es que tales máquinas, además de permitir el control remoto de la actividad cerebral, facilitan la creación de recuerdos artificiales».
Parece imposible pero no lo es. Por ejemplo, en el terreno del ocio años atrás la multinacional Sony compró la patente de un inventor –del que nada se sabe– que permitía a los jugadores, mediante un dispositivo de ultrasonidos, sentir, saborear, casi oler la realidad virtual durante el juego. Dos periodistas científicos, Jenny Hogan y Barry Fox, escribieron un interesante reportaje en la prestigiosa revista New Scientist a este respecto: «La técnica sugerida en la patente es completamente no invasiva. Describe un dispositivo que dispara pulsos de ultrasonido en la cabeza para modificar las partes específicas del cerebro, creando “experiencias sensoriales” que van desde imágenes en movimiento hasta sabores y sonidos. Si el método descrito por Sony funciona, podría tener todo tipo de usos en la investigación y la medicina». Al Dr. Richard Mihran, de la Universidad de Colorado, que no tenía conocimiento de la patente pese a que parte de la misma está basada en estudios suyos, cuando conoció la misma aseguró que «me preocuparía la seguridad a largo plazo del método propuesto». No es extraño, porque si una aplicación para el ocio es capaz de generar estas sensaciones, casi podríamos decir que emociones, en base a escenarios ficticios, ¿qué no se puede hacer en el campo de la empresa armamentística? Las posibilidades son tan ilimitadas como terribles; vivir una realidad que no es; pensar que tenemos un pasado cuando en realidad ha sido meticulosamente elaborado.
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