La guerra secreta del agua
Esta guerra secreta del agua es un secreto a voces entre los dirigentes mundiales: existe una conspiración de las grandes corporaciones para hacerse con el control del líquido elemento.
Como consecuencia de una iniciativa ciudadana, ministros de Medio Ambiente de la Unión Europea han llegado a importantes acuerdos para conseguir la absoluta salubridad del agua de grifo que consumen los europeos. Esta iniciativa ciudadana supone un importante hito en la batalla de diversos colectivos sociales en contra de la privatización del líquido elemento.
La primera gran victoria de la gente tuvo lugar años atrás, durante la llamada Guerra del Agua en Cochabamba (Bolivia) en 2001. Cochabamba se usó como laboratorio social del primer experimento de privatización del agua. Por ley, se prohibió recoger agua de lluvia bajo amenaza de fuertes multas. Si se hacía con licencia, los precios resultaban prohibitivos para la población. Esta situación desató la furia del pueblo, que consiguió que el Gobierno retirara la injusta norma. La compañía Bechtel Corporation, que había ganado el concurso de privatización (apoyada por el Banco Mundial), denunció por daños y perjuicios al Gobierno boliviano, llevándose una importante compensación económica.
Las corporaciones más importantes del planeta están privatizando el agua
A pesar del proyecto fallido, grandes corporaciones continuaron con sus planes de privatizar el agua en todo el mundo. También en Europa, pero mediante métodos mucho más sutiles y discretos. En las últimas dos décadas, el control y la gestión de las reservas de agua han pasado de manos públicas a privadas, con el consiguiente aumento del coste por su consumo. El acuerdo de los ministros europeos de Medio Ambiente supone una afrenta a la agenda privatizadora de poderosas multinacionales. A pesar de todo, la iniciativa solo afecta a los países miembros de la Unión Europea, así que es seguro que el agua continuará privatizándose en otras partes del mundo. Incluso existe una agenda, de la que se habla en las bambalinas del poder global, para cobrarnos por respirar aire puro. Ver para creer…
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