Conspiraciones
20/07/2023 (08:00 CET) Actualizado: 20/07/2023 (08:00 CET)

Geopolítica mística

Todas las claves de la nueva ideología que amenaza con dominar la política mundial

Juanjo autor web
20/07/2023 (08:00 CET) Actualizado: 20/07/2023 (08:00 CET)
Bannon, Duguin y de Carvalho son los mejores exponentes de una nueva mística que aúna política y ocultismo
Bannon, Duguin y de Carvalho son los mejores exponentes de una nueva mística que aúna política y ocultismo
Nº 383, Junio de 2022
Este artículo pertenece al Nº 383, Junio de 2022

Steve Bannon salió a la palestra cuando en 2016 asesoró la fulgurante campaña electoral de Donald Trump hasta la Casa Blanca. Bannon demostró una habilidad excepcional, sumada a una originalidad fuera de lo común, para moverse como pez en el agua en los circuitos alternativos de información en Internet, donde cosechó cientos de miles de votos difundiendo toda clase de teorías conspirativas, infundios y acusaciones contra sus oponentes políticos. Paradójicamente, este frío, calculador y multimillonario asesor estadounindense tiene, sin embargo, una larga trayectoria como obstinado buscador espiritual. Educado en un entorno conservador católico bastante estricto, enseguida quedó insatisfecho con las enseñanzas cristianas. Las consideraba excesivamente reglamentarias. Un conjunto de normas morales carentes de emoción, por muy reveladas por Dios que fueran. Él, en cambio, deseaba experimentar sensorialmente, llenar su espíritu con algo más intenso y transformador para el ser humano y la realidad que le rodea. 

Aquella inquietud encontró una respuesta adecuada durante los años en que Bannon sirvió en la Armada. Mientras patrullaba en el mar de China, profundizó en las técnicas de meditación y la filosofía oriental, pero en ningún momento se sintió una suerte de hereje por prestar atención a lecturas y ritos propios de otros credos «infieles». Uno de sus textos favoritos, Catolicismo zen, del monje benedictino inglés Dom Aelred Graham, defendía que ciertas prácticas budistas podían ser instrumentos beneficiosos para profundizar en la fe cristiana. Incluso podían recuperar en el mundo contemporáneo cierta manera de sentir y vivir el evangelio de Jesús, hoy día tan abandonado. 

Steve Bannon
Steve Bannon

EN BUSCA DE LA EDAD DE ORO

Como apunta su reciente biógrafo Benjamin R. Teitelbaum en War for eternity, «a Steve, este mensaje le dio licencia para seguir buscando, para admitir en voz alta que la Biblia como modelo de vida estaba incompleta y que una espiritualidad más plena, incluso en la tradición cristiana, requeriría aventurarse más allá. Al menos, esa fue su justificación tácita para sumergirse en los upanishads o en la filosofía perenne de Aldous Huxley». 

De este modo, Bannon profundizó en el budismo y el hinduismo a la caza y captura de la autenticidad. Leyó sus prolijas sagas sagradas, recitó mantras y estudió los sutras, aunque el punto de mayor deslumbramiento intelectual le ocurrió un poco después. Mientras estaba en una librería tratando de saciar una vez más su apetito lector, sus pupilas se detuvieron en la obra de Helena Blavatsky (1831-1891). Fue aquella la primera vez que tomó contacto con la teosofía y su particular fusión de Oriente y Occidente. De la mano de obras como Isis sin velo o la enciclopédica Doctrina Secreta, Steve entró de lleno en el reino de las tradiciones ancestrales, interpretadas como si de una corriente de pensamiento única, hermética, milenaria y olvidada se tratase. Un supuesto conocimiento esotérico surgido hace milenios en una época dorada donde la sabiduría dominaba el planeta y la humanidad vivía en armonía. Aquella edad sublime ya no existía. Sucumbió al empuje de la actual modernidad sin valores ni alma. Racionalista, materialista, individualista, mecánica e inerte. 

Helena Blavatsky
Helena Blavatsky

De Blavatsky, Bannon transitó a otro autor en sintonía con toda esa desazón teosófica: René Guénon (1886-1951). Este influyente pensador francés también buceó en diferentes religiones tratando de recopilar las esencias desaparecidas. Por semejante derrotero, en el corazón de Steve Bannon se fue fortaleciendo cada vez más el convencimiento de que padecemos una decadencia social y cultural absoluta, donde resulta urgente y necesaria la restauración de un orden nuevo cimentado en esos saberes perdidos. 

FASCISMO OCULTISTA

Cuando dejó la Marina en 1981, Steve recondujo sus pasos. Primeramente continuó en el Pentágono durante cierto tiempo trabajando en operaciones navales. Pero a los dos años dejó su puesto por considerarlo excesivamente burocrático. Ingresó entonces en la escuela de negocios de Harvard dotando a su figura de una doble alma: las operaciones bursátiles en Wall Street y la espiritualidad alternativa. El exmilitar cosechó éxitos profesionales en la jungla financiera. Su fortuna acumulada de varias decenas de millones de dólares no le cegó ni tampoco le apartó de sus pesquisas filosóficas. De hecho, acabó tropezando con otro autor esotérico muy estimulante para él: Julius Evola (1898-1974). Este escritor italiano mantuvo una estrecha relación con Guénon. A ambos les unió un vehemente desprecio por la modernidad y una curiosidad infinita por la mística, el gnosticismo, el budismo, la tradición hermética, el tantra y el esoterismo en general. Sin embargo, Evola, a diferencia del francés, no mantuvo su inconformismo en la mera reflexión teórica, sino que aspiró a cambiar el mundo. De la filosofía pasó a la política, lo que le llevó a involucrarse en el fascismo italiano, aunque siempre guardando ciertas distancias críticas con algunos postulados del programa de Mussolini. También probó fortuna en el Reich alemán, donde obtuvo una desigual acogida entre la intelectualidad nazi

La figura de Evola fascinó a Bannon. En especial ese denodado intento de trasladar a la política nacional e internacional sus especulaciones teóricas. Es más, gracias a su éxito en las finanzas, Steve entró en contacto con diferentes personalidades del entorno académico y político estadounidense. También con profesores universitarios estudiosos de Guénon, Evola o George Gurdjieff (1866-1949), coetáneo de los otros dos pensadores e igualmente escudriñador de las tradiciones religiosas orientales y occidentales. Gurdjieff, además, creó diferentes círculos de discípulos en varios continentes, cuyos estudiantes mantienen hoy día viva la divulgación de sus ideas transmutadoras de conciencias. 

REVOLUCIÓN MUNDIAL

En suma, todas estas serían las principales fuentes de referencia que han modelado el carácter de Bannon. Guénon, Evola, Gurdjieff… Primeros espadas del esoterismo contemporáneo que, en la cabeza del estadounidense, cristalizaron generando una ideología propia. Cuando Teitelbaum le pidió que sintetizara su pensamiento político, Steve le «habló de una crisis en Occidente, del capitalismo y de la manera en que se había transformado en dos formas aterradoras: una encarnación de amiguismos patrocinada por el Estado que enriquecía a unos pocos elegidos con conexiones políticas, y una forma libertaria de egoísmo que no se preocupaba por la comunidad».

También denunció «la secularización de la juventud. El conflicto creciente con un nuevo tipo de extremismo islámico envalentonado por el nuevo acceso a las armas de destrucción masiva y el poder de los mensajes de las redes sociales. Y la perspectiva de que la violencia vuelva a Europa y Norteamérica». Bannon «pedía que el capitalismo se subordinara a la espiritualidad –a los valores judíos y cristianos en particular– para desvirtuar su instinto de tratar a los seres humanos como mercancías. Reclamó una revolución conservadora, no contra los izquierdistas, sino contra la clase dirigente conservadora de Occidente, que se estaba vendiendo al elitismo y asegurando el capitalismo de amiguetes. Estaba seguro de que se produciría una rebelión. Sucedería en Europa con partidos nacionalistas como el Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP) y la Agrupación Nacional (antes Frente Nacional) en Francia. Sucedería en EE UU a través del Tea Party; incluso América Latina e India eran candidatos probables. No todo es bueno, dijo: algunos de los movimientos están atrayendo a racistas y antisemitas, pero es probable que esos elementos desaparezcan a medida que la causa madure».

Manifestantes Tea Party marchan al Capitolio
Manifestantes Tea Party marchan al Capitolio
 

Debemos tener en cuenta que el movimiento conservador Tea Party constituyó el apoyo decisivo de Donald Trump para convertirse en el candidato del Partido Republicano a la presidencia de EE UU, que acabó ganando en las elecciones de 2016; que los líderes del UKIP fueron los responsables de la campaña de marketing que hizo que la mayoría de los británicos votara a favor del Brexit para que Gran Bretaña abandonara la Unión Europea; y que el partido Agrupación Nacional, liderado por Marine Le Pen, a la hora de escribir estas líneas ha perdido la segunda vuelta de las presidenciales francesas contra Emmanuel Macron, pero obteniendo un 41,46% de los votos en un récord electoral sin precedentes de la extrema derecha en ese país 

EL FILÓSOFO MÁS PELIGROSO DEL MUNDO

Centrémonos ahora en la figura de Alexander Duguin, quien acumula muchos epítetos inquietantes: «El filósofo más peligroso del mundo», «El Rasputín del Kremlin», «el ideólogo de Putin»… Todos ellos evocan una enorme concentración de poder o por lo menos una capacidad excepcional para influir en una de las naciones más prominentes del planeta: Rusia. 

Duguin comparte con Bannon algunos de los ya citados mentores intelectuales. Este profesor universitario moscovita e hijo de militar vinculado a la inteligencia soviética inició su particular senda en el esoterismo a la temprana edad de 18 años. Entonces, hacia 1980, ingresó en el denominado Círculo Iuzhinskii, creado dos décadas antes por varios literatos rusos muy inclinados hacia el ocultismo y la mística oriental. El esoterismo con fuerte influjo orientalista arraigó con fuerza en la época zarista y sobrevivió más o menos clandestinamente tras la revolución bolchevique bajo formas que no resultaran demasiado sospechosas al nuevo régimen. 

Aleksandr Dugin Mehdi BolourianWikipedia
Aleksandr Dugin Mehdi BolourianWikipedia

El Círculo Iuzhinskii se interesó en concreto por la figura de Gurdjieff, el yoga y la teosofía, pero de una manera muy limitada, autodidacta y ecléctica dado el aislamiento de la URSS y el férreo control de las autoridades a todo estilo de pensamiento que se apartara del materialismo marxista. En aquellas reuniones, además de reflexionar, se consumían grandes cantidades de alcohol y realizaban actos sexuales en exceso como vías de expansión del individuo o simplemente como un refugio para la libertad que les negaba el entorno. Estas prácticas recibían el nombre de «tácticas de choque», a través de las cuales los participantes alteraban su conciencia con la esperanza de alcanzar la gnosis.
Fue allí, entre copas, conversaciones, embriaguez mental, desenfrenos y mística erótica donde Duguin quedó seducido por dos autores reveladores: Guénon y Evola. De ambos extrajo su dictamen sobre el declive de Occidente. Una opinión que viene acompañando al profesor ruso desde ese momento y que divulga allá donde va. «Los estudiantes de la Universidad Estatal de Moscú que siguieron el curso de Dugin sobre sociología de la sociedad rusa en 2009 encontraron cinco libros de Guénon y cuatro de Evola en sus listas de lecturas», subraya Mark Sedgwick en Occult dissident culture: the case of Aleksandr Dugin.

EURASIA: LA NUEVA POTENCIA 

Pero, al igual que Bannon, Alexander ha seguido su propio derrotero, que se sintetiza en la idea de apostar por un planeta geopolíticamente multipolar donde uno de los bloques hegemónicos sea Eurasia, entendida como unidad étnico-cultural bajo la difusa noción filosófica del dasein acuñada por Heidegger. En cuanto al modelo de poder real, Duguin propone una cuarta política que supere a las tres anteriores: el liberalismo fundamentado en el individuo amoral; el marxismo basado en la clase social y el nacionalsocialismo/fascismo cimentado sobre el estado racial. En su lugar, la cuarta política instauraría un orden tradicional con valores religiosos e identitarios, determinados por el dasein histórico de cada pueblo y que, para el caso de Eurasia, implicaría una forma de federalismo subordinada a una autoridad arbitral superior a la manera de los antiguos imperios. 

Las obras de Alexander Duguin se hicieron muy populares en la Rusia postsoviética, convirtiéndose en libros de cabecera de muchos funcionarios del Kremlin. También la era digital y la facilidad de Duguin para expresarse en nueve idiomas han hecho posible que se convierta en un personaje muy mediático y accesible más allá de sus fronteras, cuyas entrevistas, debates y conferencias abundan en Internet. Finalmente, con Putin mantiene una relación complicada, puesto que ha cumplido varias misiones y tareas a sus órdenes, pero también ha discrepado de ciertas decisiones geopolíticas del presidente ruso.

Putin junto a Bolsonaro
Putin junto a Bolsonaro

A las pocas horas de terminar el escrutinio electoral en Brasil en 2018, y con la victoria en la mano, Jair Bolsonaro dio un inusual primer discurso a través de Facebook Live. Desde su casa, flanqueado por su mujer y una intérprete de lenguaje de signos, Bolsonaro se proclamó vencedor de los comicios presidenciales y dedicó siete minutos de agradecimiento a Dios y a los brasileños por la alta responsabilidad gubernamental que acaba de recaer en sus hombros. Pero en aquella puesta en escena había algo más. Cuatro libros sobre la mesa que acogían a los tres intervinientes y que suponían toda una declaración de intenciones: la Biblia, la Constitución de Brasil, las Memorias de la Segunda Guerra Mundial de Winston Churchill y Lo mínimo que necesitas saber para no ser un idiota, recopilación de 193 artículos publicados por Olavo de Carvalho (1947-2022) en diferentes periódicos y revistas entre 1997 y 2013.

LA VÍA DEL SUFISMO

Esta última obra pilló por sorpresa a muchos observadores y analistas políticos. Delataba a uno de los principales referentes intelectuales detrás del arrasador triunfo de Bolsonaro. Carvalho vendría a ser la transfiguración carioca de Steve Bannon o Alexander Duguin. Un pensador outsider, excéntrico, minusvalorado o directamente desdeñado por la comunidad académica autóctona que, sin embargo, gozaba de la admiración de algunas de las personalidades más influyentes y poderosas del país, como el propio Bolsonaro. «El olavismo fue uno de los factores responsables de la victoria de Bolsonaro en 2018 y constituye una parte relevante del repertorio discursivo del presidente y sus seguidores», considera Jorge Chaloub,  profesor de Ciencia Política en la Universidade Federal do Río de Janeiro.

Olavo de Carvalho
Olavo de Carvalho

En parangón con Bannon y Duguin, las tribulaciones espirituales de Carvalho son de sobra conocidas y acaso más hondas que en los otros dos casos. Ingresó en la escuela sufí de Frithjof Schuon (1907-1998), discípulo aventajado de René Guénon. «Cuando entré en la tariqa de Schuon no estaba, por supuesto, como no lo estaba la mayoría, buscando ‘otra religión’, lo que en el contexto esotérico no tiene el menor sentido y solo es risible –escribió el pensador brasileño en su muro de Facebook el 15 de marzo de 2014–, sino en busca de una comprensión más profunda de la vida espiritual, independientemente de las preferencias confesionales. Este era el objetivo mismo de la tariqa, proclamado repetidamente por el propio Sheikh. No niego que solo gracias a Schuon (y a Guénon, por supuesto) comprendí por fin que el cristianismo es una ciencia –la ciencia de las ciencias, la ‘ciencia de la Cruz’, como decía Edith Stein– y muchas otras cosas, pero también comprendí que la ‘unidad trascendente de las religiones’ se refería solo a la identidad de las doctrinas metafísicas de las distintas religiones y, en ese sentido, en la práctica no tenía nada que ver ni con la salvación del alma ni con la santificación. El día en que los Vellacos y los Epidídimos entiendan estas cosas, las tortugas estarán resolviendo ecuaciones de segundo grado».

EL ASTRÓLOGO DE BOLSONARO

Carvalho también reconoce a Julius Evola como otro de sus autores fetiche. En Jardim das Aflições, publicado por el brasileño en 2000, afirmó que «no deja de ser interesante que la disputa de prioridad espiritual entre las castas sacerdotal y real se reproduzca, en la escala discreta que conviene al caso, entre los dos mayores escritores esotéricos del siglo XX: René Guénon y Julius Evola». Otra de las grandes pasiones cultivada por Carvalho fue la astrología. Fundó en 1979 la Escola Júpiter junto con Antonio Carlos Bola Harres y Mary Lou Simonsen. El centro celebró seminarios y editó varias publicaciones con el ánimo expresado en el número 0 de su Revista de Astrología de «llegar a los estudiosos brasileños y fecundar con nuevas sugerencias, nuevos enfoques y un nuevo lenguaje la creación permanente de la cultura nacional. Una cultura que, superando todo provincianismo e inhibición intelectual, se abra, frondosa y viva, al desafío de pensar el hombre a escala cósmica».

Firme en su determinación contracultural, Carvalho decidió no llevar a sus hijos a la escuela, reflejo por otra parte de un estilo de existencia afianzado siempre sobre el conocimiento autodidacta y desdeñoso de la educación oficial. Poco a poco, la política terminó ocupando cada vez más su atención, aunque envolviéndola en retórica religiosa. El triunfo de Lula da Silva y su Partido de los Trabajadores en 2005 lo interpretó como un desastre nacional que condenaba a Brasil al marxismo cultural y la tempestad globalizadora. De hecho, una de sus grandes obsesiones fue la lucha contra el comunismo, pese a que Carvalho militó durante algunos años en dicho partido como reacción contra la dictadura implantada en 1964 en Brasil. 

«Brasil es un país de mayoría conservadora y cristiana, eso ya fue comprobado por diversas investigaciones. ¿Cómo es posible que haya tenido en dos elecciones cuatro candidatos presidenciales, todos de izquierdas, y pueda ser celebrado por Lula como la perfección de democracia? ¿Cómo es posible que un país de mayoría conservadora no tenga un partido conservador, una televisión conservadora, una universidad conservadora, un diario conservador?», se preguntaba en 2018 en su canal de YouTube. «El sistema es 100% falso. Decir que Brasil es una democracia es una cosa realmente ridícula. (…) Hay una total exclusión de la mayoría».

DOMINACIÓN MUNDIAL

En razón de argumentos como este, Carvalho redobló su implicación personal para crear una alternativa consistente. En declaraciones del año 2006 a la BBC, el brasileño explicó que él «quería que existiese una derecha, lo que no significa que pertenezca a ella. Yo fui la comadrona de ella, pero la comadrona no nace con el bebé. Estoy en contra del comunismo y quiero que Brasil tenga una democracia representativa efectiva». En esa entrevista, Carvalho comentaba además que la ideología marxista había conseguido imponer su hegemonía. Una mentalidad social que dominaba el país empezando por las universidades.  

YouTube y las redes sociales multiplicaron la notoriedad del pensador brasileño. Desde estos medios digitales impartió cursos virtuales a miles de seguidores y lanzó toda clase de consignas contra la globalización, el movimiento homosexual y sus adversarios políticos e intelectuales. La otra vía que consolidó a Carvalho como figura pública fue su incorporación a UniverCidade, una universidad privada fundada por el banquero, imputado en varios juicios por corrupción, Ronaldo Levinsohn. En las aulas de este centro, Carvalho, quien nunca se licenció en ninguna carrera, ejerció como profesor de Filosofía desde 1997 a 2001.

Duguin, Bannon y Carvalho proyectan su mirada hacia amplios horizontes. Piensan y planifican a escala planetaria. No obstante, todavía es más lo que les separa en la práctica que lo que les une en el pensamiento, pese a que los tres se iniciaron con los mismos autores esotéricos. Sin duda, el trío coincide en su diagnóstico pesimista del mundo actual. Recelan de la modernidad entendida como ciego progreso materialista, globalizador, racionalista de naturaleza intelectuloide socialdemócrata o marxista, destructor de identidades, valores, naciones y tradiciones. En este análisis crítico son deudores de Évola y Guénon. Pero a la hora de ofrecer soluciones para remediar la situación, sus propuestas difieren radicalmente entre sí, hasta el punto de que incluso pueden juzgar algunas propuestas de sus compañeros como absolutamente nefastas para la humanidad.

LA HIDRA DE MIL CABEZAS 

Por ejemplo, Carvalho, en su artículo Eurasianismo y genocidio, juzgó muy duramente que «el Imperio Euroasiático, tal y como lo conciben Alexander Duguin y su principal discípulo, el presidente Vladímir Putin, es una síntesis de la extinta URSS y del Imperio zarista. Como la teoría que sustenta el proyecto es a su vez una fusión de marxismo-leninismo, mesianismo ruso, nazismo y esoterismo, y como apenas hay un lector en Occidente que conozca lo suficiente todas estas escuelas de pensamiento, cada uno solo ve la parte que le resulta más simpática, comprando ciegamente el resto del paquete. Los nostálgicos del estalinismo ven en él la promesa del renacimiento de la URSS. Los conservadores aplauden su moralismo represivo soi disant religioso. Los viejos admiradores de Mussolini y del Führer aprecian su concepción francamente antidemocrática del Estado, así como su desprecio racista por los pueblos destinados al sometimiento imperial».

Marine Le Pen y Abascal VOX EspañaWikipedia
Marine Le Pen y Abascal VOX EspañaWikipedia

El propio Bannon descubrió, muy a su pesar, lo difícil que resultaba montar una suerte de internacional tradicionalista y ultraconservadora cuando promovió The Movement en Europa. En 2018, aprovechando los inminentes comicios al Parlamento Europeo, quiso fundar una plataforma continental de partidos afines con el Frente Nacional francés de Marine Le Pen, el Fidesz-Unión Cívica húngara de Viktor Orban, la Alternativa para Alemania, Demócratas de Suecia, Verdaderos Finlandeses, Vox de Santiago Abascal y la Liga Norte de Matteo Salvini. Pero Bannon enseguida comprendió la brecha insalvable que suponía unificar los programas de acción de estas opciones políticas. Resultaba factible hilvanar un frente común e identificar los enemigos a batir, pero en las medidas a adoptar después no había acuerdo posible. Así que Steve abandonó el empeño y frustró su desembarco en Europa. 

No obstante, el tradicionalismo continúa presente en la geopolítica moderna. Como una hidra de mil cabezas no tiene un rostro único, pero sí largos y sigilosos tentáculos que medran en los despachos y pasillos del poder, las campañas electorales, los canales conspirativos de internet y los foros de opinión. También en las escuelas, centros y grupos de espiritualidad de la Nueva Era donde los simpatizantes de René Guenón y Julius Evola, entre otros, están reeditando y divulgando sus doctrinas. Un caldo de cultivo ideal para sacar provecho de la insatisfacción existencial de muchas personas e introducirlas en ideologías políticas de cuño ultraconservador como las postuladas por Duguin, Bannon o Carvalho. Y es que la mirada al pasado en busca de respuestas parece estar ahora más presente que nunca. 

Sobre el autor
Juanjo autor web

Colaborador habitual de la revista Año/Cero y los programas La Rosa de los Vientos y El Dragón Invisible, entre otros. Actualmente, forma parte del podcast Falsa Bandera.

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