Félix Rodríguez de la Fuente: ¿accidente o asesinato? (II)
Después de que el Fiscal solicitara el archivo de la causa, la Audiencia Nacional ha aceptado un recurso para la reapertura del expediente que investiga las causas de la muerte de Félix Rodríguez de la Fuente. Según el escrito, hay indicios que sugieren la posibilidad de un suicidio…
En septiembre de 2020, casi cuatro meses después de que se registrase la denuncia presentada por un particular en la Audiencia, la Fiscalía terminó solicitando el archivo de la causa, ya que el escrito no señala a ninguna persona o entidad como causa del supuesto sabotaje y se refiere a hechos que ya han prescrito. Sin embargo, el 10 de noviembre de 2020, el particular que había motivado dicha denuncia decidió interponer un recurso. Éste fue admitido a trámite por el juez José de la Mata. En dicho documento, se enumeraban hasta un total de trece indicios que, según el escrito parecen evidenciar que la posibilidad del suicidio parece “bastante fundamentado”. ¿Se suicidó Félix Rodríguez de la Fuente el mismo día de su cumpleaños?
¿UN DÍA ELEGIDO PARA MORIR?
El decreto del estado de alarma en marzo de 2020 obligó a millones de españoles a permanecer confinados en sus casas lo que incrementó el consumo de horas de televisión e internet. Entre los programas emitidos durante estas fechas, destaca la reposición del documental Félix, el último héroe, dirigido y presentado por Iker Jiménez –emitido inicialmente en septiembre de 2015–. El documental, donde se especulaba que la muerte de Félix no fue un accidente, motivó que un espectador presentara la mencionada denuncia en la Audiencia Nacional. Aunque esta “teoría de la conspiración” no es nueva: en 2005, un programa de “prensa rosa” presentado por Jorge Javier Vázquez difundió el rumor de que Félix había sido asesinado. La falsedad manifiesta de estas declaraciones condenó a la productora al pago de una indemnización de 100.000 euros, por un delito de injurias.
La repentina muerte de Félix Rodríguez de la Fuente continúa alimentando las más disparatadas teorías conspiracionistas
Como siempre que ocurre un hecho dramático de gran repercusión, la muerte repentina de Félix continúa alimentando las más disparatadas teorías conspiracionistas. Sin embargo, ninguno de sus biógrafos –incluso aquellos críticos con su figura– contempla la posibilidad de que Félix fuera asesinado y, mucho menos, se suicidara.
La tramitación de la denuncia para investigar la muerte de Félix muestra un absoluto desconocimiento de las circunstancias del siniestro, así como de la personalidad del naturalista, al barajar que éste se hubiera suicidado. El escrito, judicializado por un particular, supuestamente de profesión abogado, muestra inconsistencia al enumerar los pretendidos indicios sugiriendo que el fatal accidente respondió una acción suicida premeditada.
Elementos tan circunstanciales como que su muerte coincidiera con su 52 cumpleaños, la afirmación de que se encontraba “mal anímicamente” –el autor del escrito parece ignorar que Félix había tenido un dolor de muelas días antes–, que se hiciera varias fotografías antes de subir al avión –una práctica habitual teniendo en cuenta que sus viajes demandaban material gráfico para ilustrar sus numerosos coleccionables–, o el falso rumor de que Félix había expresado a su esposa que “quería morir pronto” son algunos de los indicios con los que el abogado pretende argumentar la absurda e inverosímil hipótesis de un suicidio homicida.
EL "EXPEDIENTE X" DE LA MUERTE DE FÉLIX
Es el naturalista Juan Manuel Ramos Cumplido quien, en su libro Qué lugar más hermoso para morir (2001) recoge por vez primera el informe oficial elaborado por la National Transportation Safety Board (NTSB, Junta Nacional de Seguridad en el Transporte), entidad que investigó las causas del siniestro. Una avioneta Cessna 185, pilotada por Warren Dodson, transportaría a Félix, Teodoro y Alberto, despegando desde la pequeña ciudad de Unalakleet (Alaska) para filmar desde el aire la carrera de trineos con perros más importante del mundo. Detrás partía un segundo aeroplano trasladando al resto del equipo de rodaje. Curiosamente, era este segundo aparato el destinado inicialmente a transportar a Félix, sin embargo, una pequeña pérdida de aceite motivó un cambio de planes de última hora: el naturalista decidió volar en la avioneta que, minutos más tarde, precipitaría su encuentro con la muerte. Esta fatal anécdota descarta la hipótesis de un “sabotaje”: si realmente existió una “mano negra” que quiso provocar un atentado, ésta no pudo predecir el cambio de avioneta, a última hora, por parte de Félix.
A partir de los informes oficiales, Ramos Cumplido hilvana la crónica de los últimos instantes de vida de Félix. La avioneta debía superar los 84 kilómetros por hora, (velocidad mínima para mantenerse en vuelo), mientras que la carrera de trineos no sobrepasaba los 40. Esta circunstancia motivó que los cámaras solicitaran al piloto que volara más bajo y más despacio para no perder el encuadre; y éste viró bruscamente 180 grados: “La avioneta –explica Ramos Cumplido– había entrado en pérdida (volaba por debajo de la velocidad mínima permitida, provocando así que la avioneta ya no volara y se cayera) no pudiendo recuperar la sustentación, por lo que el piloto metió motor a fondo para intentar recuperarla, pero no pudo porque le faltaba velocidad en vuelo. Entonces la Cessna planeó y la fuerza de la gravedad la doblegó, haciéndola caer como un hachazo hacia la derecha y hacia abajo. El peso de los ocupantes, el material y el combustible (hacía cinco minutos que habían despegado, por lo que el depósito se supone que estaba lleno) acrecentaron todavía más la situación”.
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