Los expedientes X del Pentágono
Dispositivos para viajar en el tiempo, métodos de propulsión antigravitatorios, biomateriales o armas aeroespaciales constituyen algunos de los intereses del Pentágono para desarrollar tecnologías absolutamente disruptivas
La sección de tecnología Motherboard del magazine digital Vice publicó hace unas semanas un nuevo lote de documentos recibidos del Pentágono. En total, estaríamos ante 51 archivos que suman unas 1.600 páginas de información muy variada y un tanto desconcertante. La divulgación hecha por Vice se suma a otras tantas similares realizadas en los últimos meses por otros medios de comunicación y foros de internet. De hecho, varios de los documentos recibidos por Vice podemos verlos repetidos en el portal The Black Vault, especializado en publicar online información desclasificada. También Reddit o el diario británico The Sun han tenido acceso a parte de esos mismos ficheros y a otros diferentes.
BOMBARDEAR LA LUNA
Toda esta eclosión, casi simultánea, de textos reservados parece obedecer a una respuesta conjunta dada por la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) ante diferentes solicitudes populares en virtud de la Ley de Libertad de Información estadounidense o FOIA. A raíz del descubrimiento por The New York Times, hace unos años, del Programa de Identificación de Amenazas Aeroespaciales Avanzadas (AATIP) del Pentágono y de los contratos asociados al Programa de Aplicación del Sistema de Armas Aeroespaciales Avanzadas (AAWSAP) con diferentes empresas privadas de EE UU, muchos particulares y periódicos quisieron saber más del asunto y reclamaron a la Administración norteamericana cuanto pudiera revelar al respecto. Parece que la contestación a tanta demanda ha cristalizado estos pasados días.
¿A qué nación pertenece el cohete estrellado en la Luna?
Pero, ¿qué valor tienes estos documentos? ¿Dispositivos casi de ciencia ficción que estarían discretamente en manos del Gobierno estadounidense? Algunos titulares de la prensa internacional han hablado de máquinas del tiempo, biomateriales, aparatos de invisibilidad, energía libre con prestaciones inimaginables, bombardeos nucleares en la Luna para extraer metales exóticos, dispositivos antigravitatorios capaces de alterar el espacio-tiempo y un largo etcétera.
Para la editora de Vice, Anna Merlan, que ha escrutado al detalle todos los documentos recibidos y promete ir publicando próximamente análisis monográficos de los archivos más jugosos, «ninguna de estas tecnologías parece haberse acercado ni remotamente a la realidad, por lo que sabemos. Los documentos incluidos en la FOIA son fascinantes por dos razones: la primera es que la investigación es, bueno, bastante extraña, y la otra es que el AATIP y el AAWSAP no realizaban gran parte de esa investigación internamente. Ambos programas confiaban buena parte en la investigación por contrato realizada por una rama de una empresa privada, Bigelow Aerospace Advanced Studies (BAASS), propiedad del excéntrico magnate hotelero Robert Bigelow. (BAASS ha desaparecido, pero Bigelow Aerospace sigue funcionando)». El repositorio de ficheros acumula una miscelánea de contratos, actas de reuniones, memorandos de trabajo, discusiones sobres los pro y contras de ciertas teorías o supuestos tecnológicos, algunos muy vanguardistas, y todo ello sin apenas censura y con el sello de confidencialidad menos estricto usada por el Pentágono.
Esta última circunstancia lleva a pensar que el valor de estas páginas se consideró poco relevante internamente, ya que no se le otorgó demasiada protección. De hecho, en el fondo y en la forma, son cientos de folios especulativos y sumamente teóricos.
VIAJES EN EL TIEMPO
No obstante, su contenido obedecea ciertas preocupaciones manifestadas por algunos altos cargos de la administración de EE UU, como el exsenador Harry Reid, responsable de la creación del programa. Así, según expresa uno de los archivos liberados, «el senador Reid está muy interesado en la amenaza potencial que suponen las tecnologías aeroespaciales no convencionales, es decir, las tecnologías que se apartan radicalmente de las utilizadas en los actuales vehículos aeroespaciales avanzados. Le interesa saber qué 'saltos' tecnológicos son factibles y sus implicaciones para la defensa nacional de EE UU».
La DIA estableció entonces doce temas de interés para estudiar «conceptos avanzados y no convencionales en el su uso en vehículos aeroespaciales». Algunos de los asuntos a evaluar serían la propulsión, la generación de energía, la integración de diversas tecnologías, el armamento basado en radiofrecuencia dirigida, los efectos en los seres humanos de armas de energía diseñadas con tecnología avanzada, los viajes o teletransporte espacio-temporal y las aplicaciones para pilotar naves mediante interfaz humana.
AMENAZA PARA EE UU
Uno de los documentos liberados argumenta la necesidad de hacer un contrato con la DIA enfocado a elucubraciones tecnológicas y el estatus que adquiriría la agencia si lo respaldaba, porque «este contrato ofrece una oportunidad única para que la DIA comprenda la tecnología aeroespacial más avanzada y determine su potencial de amenaza para EE UU. A medida que el esfuerzo se amplíe en el futuro con:
1. Recopilación de datos calibrados en todo el mundo.
2. Análisis de expertos de categoría mundial.
3. Colaboración de universidades y laboratorios nacionales.
4. Intercambio de información con las principales empresas aeroespaciales y electrónicas.
5. Cooperación reforzada de la ONI (Office of Naval Intelligence) y el NASIC (National Air and Space Intelligence Center), con la DIA como fuerza integradora detrás del desarrollo de un centro de excelencia en el ámbito de las aplicaciones de los sistemas de armas aeroespaciales avanzados. El apoyo y la orientación continuos del senador Reid y del senador Inouye son cruciales para el éxito de esta empresa».
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