Cómo cabrear a los lectores
En ciertos casos, la conspiración está en que las teorías conspiranoicas han sido diseñadas por servicios secretos o grupos políticos.
Es un debate habitual entre los directores de periódicos, revistas, programas de radio, de televisión, páginas web, etc: ¿hay que ofrecer al público lo que demanda o bien arriesgar y publicar otra clase de informaciones con más enjundia pero en principio menos atractivas? Soy consciente de que un medio de comunicación tiene que tener una viabilidad económica, si no su existencia no tiene sentido, pero cada vez tengo más claro que el público que sigue a un determinado medio por regla general es más inteligente que los periodistas que trabajan en el mismo, así que vale la pena arriesgar y presentar informaciones en teoría menos impactantes, pero cuya trascendencia es mayor y que incluso pueden generar polémica o rechazo en la audiencia. Toda esta introducción es para narrar un caso concreto más que instructivo. Durante el mes de agosto, el periodista Jesús Ortega y quien escribe nos quedamos al mando del programa El Colegio Invisible (Onda Cero), puesto que los conductores habituales, Laura Falcó y Lorenzo Fernández, se encontraban de viaje preparando temas para la nueva temporada. Sin pensar lo más mínimo en las consecuencias, tomamos la decisión de emitir un programa dedicado al asunto de la desinformación, siendo plenamente conscientes de que no iba a gustar a un porcentaje importante de nuestros oyentes. En ese programa desmontamos una serie de teorías conspirativas y desvelamos que el origen de las mismas se encuentra en equipos de asesores políticos o incluso en operaciones de guerra psicológica y desestabilización planeadas y llevadas a cabo por el GRU, el servicio secreto militar de Rusia, empleando para ello a un excelente equipo de hackers. Inmediatamente nos llovieron las críticas (en buena medida capitaneadas por militantes antivacunas) y las acusaciones de trabajar al servicio del poder mediático, de Soros o de Bill Gates, además de amenazas, algunas de muerte. Sin embargo, muchos otros oyentes pudieron conocer otra versión sobre esas tesis conspiranoicas de la realidad, que en el fondo ocultan un interés ideológico y estratégico.
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