La auténtica conspiración de la Nueva Era
Unos jóvenes científicos de pensamiento heterodoxo y vinculados al mundo de la espiritualidad y el chamanismo se unieron en torno al Instituto Esalen, que se convirtió en el centro de una serie de operaciones de espionaje que cambiaron el mundo. Ahora surgen nuevas revelaciones sobre este asunto
En 1985, la ingeniera aeroespacial Carol Rosin trabajaba en el Departamento de Defensa de EE UU, concretamente en asuntos vinculados a la defensa espacial y al escudo antimisiles. Antes había ocupado diversos cargos en empresas especializadas en la fabricación de componentes para cohetes espaciales y satélites, y además en 1983 se había convertido en la fundadora del Instituto para la Seguridad y Cooperación en el Espacio Exterior.
Carol Rosin también era habitual del Instituto Esalen, donde se daban cita científicos de distintos campos con una visión heterodoxa de la realidad
Pero en su interior anidaban otros intereses bien diferentes, puesto que militaba en el movimiento de la Nueva Conciencia y estudiaba la sabiduría de las culturas tradicionales, el chamanismo y la espiritualidad, y experimentaba en el campo de la ingesta de sustancias psicoactivas para lograr una apertura de conciencia hacia otras realidades. Además, era íntima amiga de Timothy Leary, considerado uno de los padres del movimiento de la contracultura, principal defensor de los beneficios terapéuticos y espirituales del uso del LSD, la psilocibina y la DMT y director de los primeros estudios en la Universidad de Harvard sobre los efectos de dichas sustancias. Cuando Leary murió en 1996, Carol estaba a su lado junto a otro puñado de amigos íntimos de este.
Carol Rosin también era habitual del Instituto Esalen: una fundación sin ánimo de lucro, situada en Big Sur (California, EE UU), donde se daban cita científicos de distintos campos con una visión heterodoxa de la realidad, puesto que pretendían aunar ciencia, física, psicología, chamanismo, espiritualidad, el uso de psicodélicos, etc.
Un artículo recientemente publicado en el Boletín de Científicos Atómicos revela que Carol Rosin conoció en 1985 en el Instituto Esalen a Rick Doblin,fundador de la Asociación Multidisciplinaria de Estudios Psicodélicos, quien introdujo a ella y a otros miembros de Esalen en la experimentación con sustancias psicoactivas. Desde 1979, en el Instituto también desarrollaban sus trabajos científicos procedentes de la URSS, porque Esalen y varias organizaciones científicas soviéticas habían firmado acuerdos de intercambios de estudios. En 1985, cuando estaba a punto de ilegalizarse en EE UU el uso de la MDMA, droga conocida popularmente como éxtasis, Carol Rosin le facilitó una maleta repleta de esta sustancia a un soviético que regresaba a su país. Este repartió las dosis de la droga entre otros científicos que trabajaban para el Ejército y analistas de Defensa de la URSS.
Rosin quería promover entre los funcionarios y científicos del Ejército soviético los sentimientos de paz y amor universal
DESARME NUCLEAR
Según declaró recientemente Carol Rosin, su finalidad con esta «cesión» consistía en promover entre los funcionarios y científicos del Ejército soviético los sentimientos de paz y amor universal. Algunos de esos funcionarios y científicos que tomaron éxtasis participaron en las negociaciones de desarme nuclear entre la URSS y EE UU que tuvieron lugar en ese año de 1985. Curiosamente, por parte de la comitiva estadounidense también se dio idéntica circunstancia, puesto que algunos de los negociadores estaban vinculados a Esalen.
Es conocido que uno de los efectos más notables del éxtasis es provocar la empatía con el otro y con el entorno. Los acuerdos de desarme constituyeron un enorme éxito y dieron comienzo a una época de distensión entre las dos superpotencias de entonces, además de facilitar la destrucción de cientos de misiles nucleares en ambos bandos. ¿Tuvo que ver el éxtasis en el éxito de los acuerdos de desarme?
Lo cierto es que el Instituto Esalen se convirtió en los años 70 en el epicentro de operaciones de espionaje al más alto nivel. A principios de esa década, el KGB puso en marcha una operación, cuya finalidad en primera instancia era filtrar a la CIA, a los diversos servicios secretos militares de EE UU y a la prensa de esa nación una serie de informes falsos sobre los avances soviéticos en el campo de la «guerra paranormal». Dichos informes aludían a poderosos «dotados psíquicos» que estarían trabajando para el KGB o a la invención de máquinas capaces de activar los poderes mentales de los agentes soviéticos, quienes tendrían la facultad de escuchar conversaciones de los altos mandos del Pentágono y de la CIA e incluso de parar el corazón de una persona con solo mirarla.
La CIA contrató a astrólogos y videntes para adivinar el futuro de los miembros del Politburó y leer las mentes de los líderes soviéticos
Uno de los principales blancos elegidos por el espionaje soviético para esta operación fue George Leonard, íntimo amigo de Michael Murphy –uno de los fundadores del Instituto Esalen– y autor del célebre artículo que lanzó a la fama a la Generación de las Flores como vanguardia de la transformación de la conciencia mundial. Leonard, que en ese momento dirigía la popular revista de divulgación científica Look Magazine, enseguida se hizo eco de los falsos informes del KGB, dándolos a conocer a toda la nación. Como consecuencia, aumentó considerablemente el interés de la población y de numerosos científicos estadounidenses por el asunto de los fenómenos paranormales. La CIA inició los más alocados proyectos de investigación contratando a astrólogos, cartomantes y videntes para adivinar el futuro de los miembros del Politburó o a supuestos brujos para leer las mentes de los líderes soviéticos. Al mismo tiempo, un buen número de agentes recibieron la misión de averiguar cuanto pudieran sobre los avances soviéticos en el campo de lo paranormal.
OPERACIÓN DEL KGB
La segunda parte de la operación era mucho más ambiciosa y pretendía enviar a una serie de agentes al Instituto Esalen, que ya se había convertido en la cuna de la moderna cultura estadounidense, para influir negativamente en la filosofía que emanaba del centro mundial de la Nueva Conciencia. Pretendían herir de muerte a la ciencia de EE UU, instalando en las mentes de sus jóvenes promesas científicas todo tipo de creencias absurdas e irracionales. Sin embargo, el factor humano falló en esta bien estudiada operación…
Pronto se instalaron en Esalen agentes soviéticos bajo el disfraz de jóvenes intelectuales y pensadores rusos
Los planes de la inteligencia soviética siguieron su curso y lograron que diversas asociaciones de la URSS de carácter cultural (que en realidad eran una tapadera del KGB) firmaran varios acuerdos de intercambio con Esalen. Fruto de esas iniciativas fueron los primeros «puentes televisados» entre EE UU y la URSS o los acuerdos de cooperación con la Unión de Escritores Soviéticos. Pronto se instalaron en Esalen agentes soviéticos bajo el disfraz de jóvenes intelectuales y pensadores rusos. Valentin M. Berezhkov, Yuri A. Zamoshkin, Andrey A. Kokoshin, Henrikas Jushkevitshus, Vladimir M. Kuznetsov, Victor M. Pogostin, Vlail P. Kaznacheyev y Joseph Goldin se vieron atrapados por el ambiente que se vivía en Esalen. Esperaban encontrarse a una pandilla de jóvenes inteligentes que se habían hundido en una espiral de irracionalidad, pero hallaron a unos científicos para nada locos o insensatos, sino ilusionados por crear un nuevo tipo de sociedad basada en un nueva ciencia en la que tuvieran cabida cuestiones generalmente excluidas por la fría asepsia materialista.
COMUNISMO MÍSTICO
Los agentes soviéticos enseguida conectaron con el ambiente de camaradería, cordialidad y libertad absoluta que reinaban en Esalen. Además descubrieron conocimientos de los que nunca habían oído hablar, pero que les resultaron más que atractivos. Las prácticas chamánicas, las sesiones de desarrollo personal grupales o los talleres que intentaban aunar la espiritualidad con la lógica científica apasionaron a los agentes del KGB. En esa misma época, el Instituto Esalen comenzó a organizar las visitas a EE UU de importantes líderesde la URSS. Uno de ellos fue el futuro presidente ruso Boris Yeltsin. Los dirigentes de Esalen están convencidos de que tras ese viaje, Yeltsin regresó a su patria con una nueva perspectiva de la sociedad occidental y dispuesto a promover una clase de socialismo más democrático. Cuando en agosto de 1991 tuvo lugar un golpe de estado contra el entonces presidente Mijaíl Gorbachov, Yeltsin fue uno de los líderes rusos que mayor rechazo opuso a los militares golpistas, que finalmente fracasaron en su intentona.
John Mack, el renombrado psiquiatra de Harvard que investigó sobre el fenómeno de las abducciones, también visitó la Unión Soviética como miembro de Esalen
Por otro lado, el KGB también se encargó de que Michael Murphy –fundador del Instituto Esalen junto a Dick Price– y algunos otros miembros relevantes de la fundación viajaran a la URSS para tomar contacto con algunos políticos y militares con la excusa de dictar unas conferencias. En una entrevista publicada por la revista New Age en 1982, Murphy hablaba sobre sus impresiones tras varios viajes realizados a la URSS: «Hay profundos cambios que están teniendo lugar en la Unión Soviética y que no han sido reflejados por los medios de comunicación americanos ni advertidos por los observadores profesionales soviéticos. Es un despertar cultural no muy diferente al despertar que se produjo en América en los años 60, aunque mucho más tranquilo. Una subcultura en desarrollo está allí explorando las religiones esotéricas, los grupos gestálticos de encuentros, los métodos curativos alternativos, los OVNIs, la búsqueda de continentes perdidos, la parapsicología. Al igual que en los años 60 en EE UU, la exploración abarca desde lo sublime hasta lo ridículo, pero lo que une todo ello es la creciente convicción existente entre muchos ciudadanos y científicos soviéticos de que deben descubrirse y desarrollarse ocultas reservas humanas».
John Mack, el renombrado psiquiatra de Harvard que décadas después se haría muy popular por sus investigaciones sobre el fenómeno de las abducciones, también visitó la Unión Soviética como miembro de Esalen. Regresó a EE UU con «un sentimiento de gran afecto por el hombre de la URSS». El físico Edward Teller, el padre de la bomba de hidrógeno, aseguró en una conferencia titulada La diplomacia de Esalen con los soviéticos: 1979-1992, que John Mack estuvo haciendo el juego a la inteligencia soviética con el fin de socavar los cimientos de la ciencia estadounidense.
Los agentes soviéticos que disfrutaron estancias en Esalen regresaron a la URSS con una visión del mundo muy distinta. Se convirtieron en convencidos reformadores y, a su regreso a la URSS, lucharon por reformar el férreo sistema político comunista
CONEXIÓN GORBACHOV
Pero lo cierto es que los agentes soviéticos que disfrutaron de largas estancias en Esalen regresaron a la URSS con una visión del mundo muy distinta a la que tenían antes de salir rumbo a EE UU. Todos ellos se convirtieron en convencidos reformadores, y a su regreso a la URSS lucharon desde dentro por reformar el férreo sistema político comunista. Con el paso de los años, la mayoría de estos «soviéticos de Esalen» llegaron a ocupar importantes cargos en el Gobierno, consiguiendo finalmente aupar a la presidencia del país a un reformador: Mijaíl Gorbachov, cuyas profundas reformas políticas y económicas llevaron al derrumbe de la URSS y, por ende, del «telón de acero».
En cuanto Mijaíl Gorbachov alcanzó el poder, Jim Garrison y Tom Jenkins, dos de los alumnos del Instituto Esalen que se hicieron íntimos amigos de los soviéticos durante el tiempo que permanecieron en EE UU, fueron nombrados presidentes de la Fundación Gorbachov de EE UU. Garrison y Jenkins siguieron reuniéndose con sus viejos amigos soviéticos y con otros miembros de Esalen para charlar sobre culturas indígenas, fenómenos paranormaleso el enigma de los OVNIs.
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