El acuerdo secreto entre EE. UU. y Europa que todos callan
Este acuerdo comercial secreto entre EE. UU. y la UE pretende rebajar las medidas de seguridad alimentaria en la Unión Europea.
La delegación en Holanda de la organización ecologista Greenpeace recibió una filtración histórica: la mitad de los documentos que constituyen el último borrador del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP por sus siglas en inglés). Se trata de un acuerdo de libre comercio entre Europa y EE. UU. que representantes de ambas partes llevan años negociando… En el más absoluto de los secretos.
En un principio, ni los ciudadanos ni los representantes políticos podían consultar los documentos de las negociaciones. Pero, desde hace unos meses, gracias a las presiones de grupos políticos y organizaciones en defensa de los derechos de los consumidores, se permite la consulta a los políticos que lo soliciten. Sin embargo, antes deben firmar una cláusula de confidencialidad que prohíbe expresamente comentar los contenidos de los informes con cualquier persona. Bajo fuertes medidas de seguridad, los representantes entran en una sala en la que sólo se les permite estar por un tiempo limitado y sin portar ningún equipo electrónico con el que puedan «capturar» los expedientes.
Antes de la filtración, ni los representantes políticos podían consultar los documentos de las negociaciones
La filtración pone de manifiesto lo que asociaciones pro derechos humanos llevan tiempo denunciando: que la pretensión de las autoridades estadounidenses es que se cambien las normativas y los procesos legislativos de la Unión Europea (UE) en materias de salud y medio ambiente, así como rebajar las obligaciones para proteger a los consumidores en dichos ámbitos. Si el acuerdo llega a buen puerto, disminuirán las exigencias de seguridad en la UE respecto a productos químicos, pesticidas y organismos modificados genéticamente, e incluso se permitirá la comercialización de carne hormonada y de piensos fabricados con harinas de origen animal. También se abre la puerta a un poder omnímodo de las multinacionales en la toma de decisiones políticas.
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