Tainiaro: El cementerio más antiguo y septentrional del mundo
Un reciente estudio publicado en la revista Antiquity parece ofrecer nuevas evidencias de la presencia de un antiquísimo cementerio en una región próxima al Círculo Polar Ártico.
Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Oulu ha desentrañado los misterios ocultos en un solitario puesto de avanzada ártico conocido como Tainiaro, ubicado en la región finlandesa de Laponia, a tan solo 80 kilómetros al sur del Círculo Polar Ártico. Este sitio remoto ha ofrecido a los estudiosos sorprendentes indicios de que pudo haber sido un cementerio de la Edad de Piedra, lo que significaría que es el primero de este tipo hallado en una latitud tan extrema.
El escollo principal para los investigadores ha sido la ausencia de restos óseos humanos, desafiando lo que uno esperaría encontrar en un cementerio. A pesar de la falta de esta evidencia fundamental, los arqueólogos han recopilado pruebas sustanciales que respaldan esta teoría, según se detalla en un reciente artículo publicado en la revista Antiquity por este equipo multidisciplinario.
El descubrimiento de Tainiaro se remonta a hace más de seis décadas, cuando varias herramientas de piedra fueron descubiertas de forma accidental por unos trabajadores en 1959. Las excavaciones posteriores, llevadas a cabo en las décadas de 1980 y 1990 bajo el patrocinio de la Agencia del Patrimonio Finlandés, sacaron a la luz una asombrosa cantidad de artefactos datados en tiempos antiguos. Entre estos hallazgos se encuentran herramientas de piedra, cerámica y restos óseos de animales, evidencia de la presencia de cazadores-recolectores de la Edad de Piedra y pescadores prehistóricos.
A pesar de que las excavaciones solo han cubierto aproximadamente el 20 por ciento del sitio, se han identificado 127 pozos profundos que los investigadores consideran podrían haber sido empleados como tumbas. Estas fosas, aunque carentes de huesos humanos, revelaron la presencia de materiales quemados y ocre rojo, objetos que han aparecido habitualmente en enterramientos prehistóricos debido a sus propiedades conservantes.
El desafío para los arqueólogos ha sido distinguir si estos pozos eran verdaderamente tumbas o simplemente lugares de hogar y cocina para los antiguos habitantes. Sin embargo, un análisis exhaustivo llevado a cabo por el equipo liderado por el arqueólogo Aki Hakonen ha revelado detalles que respaldan la teoría de tumbas. La forma y contenido de 44 de estos pozos, junto con la presencia de ocre rojo y artefactos funerarios, sugieren que, en efecto, estos lugares se emplearon como sitios de enterramiento.
Estas tumbas, si finalmente se confirman sin lugar a dudas que fueron empleadas para tal fin, proporcionarían información crucial sobre las prácticas funerarias de los cazadores-recolectores de la región durante la Edad de Piedra. Los restos, de acuerdo con las hipótesis actuales, indicarían entierros en posición supina o lateral, rodeados de ajuares funerarios, ocre rojo y alimentos. Se especula incluso con la posibilidad de que los difuntos fueran envueltos en pieles de foca.
Con solo una fracción del sitio explorado hasta la fecha, los investigadores planean utilizar tecnologías de radar para detectar posibles tumbas adicionales, con la esperanza de encontrar esqueletos parcialmente conservados. Existe la posibilidad de que la aplicación suficiente de ocre rojo haya preservado restos orgánicos, ofreciendo así la oportunidad de recuperar muestras genéticas, una hazaña verdaderamente asombrosa en la ciencia arqueológica.
Este extraordinario descubrimiento en la helada tundra ártica plantea nuevas perspectivas sobre las antiguas prácticas funerarias en latitudes extremadamente altas, desafiando las concepciones preexistentes sobre la vida de los recolectores prehistóricos en la región. A medida que las investigaciones continúan en Tainiaro, se espera que los nuevos datos revelen aún más secretos que han permanecido enterrados en esta remota región del norte europeo.
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