Nuevas revelaciones en el Mar Muerto
El descubrimiento de dos nuevas cuevas en el valle de Qumrán aviva la posibilidad de que existan más pergaminos con los evangelios apócrifos más antiguos que conocemos
En las costas occidentales del mar Muerto se extiende el valle de Qumrán, un lugar asombroso que la naturaleza ha diseñado en el punto más profundo del planeta, a poco más de 400 metros bajo del nivel del mar. A orillas de un mar de aguas particularmente saladas, se extiende un paisaje dibujado por montañas y riscos de caliza que se alzan al lado de planicies, lechos de ríos y profundos cañones, que compone el famoso desierto de Judea. En este horizonte sobrenatural, jaleado por cientos de cavidades, un pastor beduino realizó en 1947 uno de los hallazgos arqueológicos más importantes del siglo XX. Se trata de siete pergaminos en escritura antigua hebrea y aramea, con más de 2.000 años de antigüedad, que una secta religiosa escondió en estas cavernas de la persecución de las tropas romanas.
Cuando los expertos dieron con ellas, después de un curioso periplo por mercados y anticuarios, comprobaron que estos pergaminos eran los fragmentos más antiguos que se conservan del Antiguo Testamento. Las sucesivas excavaciones arqueológicas realizadas, primero por el Metropolitan Museum de Nueva York y, posteriormente, por la Autoridad de Antigüedades de Israel, han puesto al descubierto 900 manuscritos y hasta 50.000 fragmentos escondidos por esta comunidad en una docena de cuevas de Qumrán.
«Puede haber más», confirma a AÑO/CERO Adolfo Roitman, responsable del Santuario del Libro, sección del Museo de Israel donde están depositados los más importantes manuscritos del Mar Muerto. «En 2017 encontramos la Cueva 12 con evidencias de que había contenido rollos, pero habían sido expoliados», se lamenta. El pasado mes de diciembre, se descubrieron otras dos cuevas, denominadas 53b y 53c, cerca de la mencionada por Roitman, pero también fueron saqueadas. En la primera, los investigadores hallaron una olla de bronce y una lámpara de aceite casi intacta del período helenístico-asmoneo, así como recipientes de almacenamiento.
El importante descubrimiento de otra cueva atestigua el hecho de que aún queda mucho trabajo que hacer en el desierto de Judea. Además, se espera llevar a cabo otros hallazgos de una gran importancia
En la segunda, los arqueólogos encontraron un fragmento de vasija para guardar rollos, lo que confirmaría que la caverna albergó pergaminos en el pasado. A pesar de que con frecuencia se atribuye a la secta de los esenios la redacción de estos textos, Roitman no lo tiene claro: «De los esenios no se habla en el Nuevo Testamento ni tampocoen literatura apócrifa. Es un término que no se cita ni en los rollos del mar Muerto, ni en la literatura rabínica», aclara. Entonces, ¿quién los escribió?
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