La leyenda del cuarto Rey Mago

Distintas versiones glosan las desventuras de este tierno personaje. Fue el escritor norteamericano Henry Van Dyke quien popularizó su relato en la obra The story of the other wise man (1896), aunque otras fuentes lo recogen como una leyenda de origen ruso o centroeuropeo. El caso es que, elijamos la versión que sea, Artabán está definido por una extraordinaria bondad, pero también por una asombrosa mala suerte. Algún contratiempo le impedirá siempre alcanzar su destino. Desde luego, no es fiable quedar con él para ir, por ejemplo, al cine; correríamos el riesgo de ver tan sólo los títulos de crédito. No en vano, llegó tarde hasta para ver nacer a Jesucristo, el propósito en torno al que había girado su vida. En su descargo, hemos de recordar que sus continuos retrasos se debían a una buena causa… y es que desde el principio Artabán se presentó como un rey mago peculiar. Por ejemplo, el susodicho no poseía camello como sus compadres; tenía caballo. (continúa en revista ENIGMAS Nº 146)Javier Martín García