Civilizaciones perdidas
23/01/2012 (09:26 CET)
Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
GARAMANTES: LOS REYES PERDIDOS DEL SÁHARA
AÑO/CEROPaco GonzálezHace milenios, al sur de la actual Libia, floreció una misteriosa civilización. Sus gentes, conocidas como garamantes, no sólo sobrevivieron a las duras condiciones del entorno, sino que prosperaron gracias al comercio y a su primacía tecnológica. Enigmáticos grabados rupestres y extrañas tumbas piramidales también dan fe de su desarrollo simbólico y religioso. Sin embargo, los saqueos y las arenas del desierto han ocultado la mayor parte de su historia, que algunos vinculan con los Pueblos del Mar. No es raro que también se refieran a ella como la Atlántida africana
Garamantes
Desde finales de 2011, el nombre de este antiquísimo pueblo asentado en Libia se sacudió el polvo del desierto y volvió a sonar en los comentarios sobre civilizaciones desaparecidas. La razón había que buscarla en el hallazgo, gracias a nuevas fotografías aéreas y satelitales, de más de cien villas fortificadas ocultas bajo las inclementes arenas del Sáhara oriental.
En realidad, los autores del descubrimiento sabían dónde buscar. No en vano, varios yacimientos asociados con esta civilización vienen excavándose desde la década de los años treinta del pasado siglo y, más modernamente, a partir de 1997. Sin embargo, el conflicto armado que culminó con la defenestración del coronel Gadaffi y de su régimen, había mantenido suspendida, por razones obvias, toda actividad arqueológica en la región. Y no es que en vida del dictador éste prestara demasiada atención –ni ayudas– a la investigación del pasado histórico de su país. Es sabido que al coronel sólo le importaba una cosa del subsuelo libio: el petróleo
CASTILLOS Y CANALES DE RIEGO
Pero además de enormes depósitos de «oro negro», el desierto de este vasto país norteafricano guarda riquezas arqueológicas de primer orden, tesoros de una naturaleza tan valiosa como extraños fueron sus poseedores. Porque muy poco se sabe de los garamantes, aunque lo que intuimos constituya un verdadero desafío para los aficionados a los enigmas de la historia. «Los garamantes constituyeron una civilización muy sofisticada, que se desarrolló en asentamientos fortificados y a gran escala. Era un estado perfectamente organizado, con ciudades y aldeas bien delimitadas. Además, disponían de un lenguaje escrito y tecnologías muy avanzadas para su época. De hecho, fueron pioneros en el establecimiento de oasis y en la demarcación de una ruta transahariana» El autor de esta breve introducción es David Mattingly, profesor de arqueología romana en la Universidad de Leicester y director del proyecto que ha obtenido las imágenes en cuestión (Continúa en AÑO/CERO 258).
En realidad, los autores del descubrimiento sabían dónde buscar. No en vano, varios yacimientos asociados con esta civilización vienen excavándose desde la década de los años treinta del pasado siglo y, más modernamente, a partir de 1997. Sin embargo, el conflicto armado que culminó con la defenestración del coronel Gadaffi y de su régimen, había mantenido suspendida, por razones obvias, toda actividad arqueológica en la región. Y no es que en vida del dictador éste prestara demasiada atención –ni ayudas– a la investigación del pasado histórico de su país. Es sabido que al coronel sólo le importaba una cosa del subsuelo libio: el petróleo
CASTILLOS Y CANALES DE RIEGO
Pero además de enormes depósitos de «oro negro», el desierto de este vasto país norteafricano guarda riquezas arqueológicas de primer orden, tesoros de una naturaleza tan valiosa como extraños fueron sus poseedores. Porque muy poco se sabe de los garamantes, aunque lo que intuimos constituya un verdadero desafío para los aficionados a los enigmas de la historia. «Los garamantes constituyeron una civilización muy sofisticada, que se desarrolló en asentamientos fortificados y a gran escala. Era un estado perfectamente organizado, con ciudades y aldeas bien delimitadas. Además, disponían de un lenguaje escrito y tecnologías muy avanzadas para su época. De hecho, fueron pioneros en el establecimiento de oasis y en la demarcación de una ruta transahariana» El autor de esta breve introducción es David Mattingly, profesor de arqueología romana en la Universidad de Leicester y director del proyecto que ha obtenido las imágenes en cuestión (Continúa en AÑO/CERO 258).
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