El templo selvático de Fawcett
Todos conocemos las hazañas del coronel Fawcett en el Amazonas y su misteriosa desaparición buscando una ciudad legendaria. No obstante, exploró y encontró grandes cosas en otros lugares del mundo.
Ceilán, la actual Sri Lanka, tenía importantes secretos que agudizaron la curiosidad de un explorador que, supuestamente, dicen que inspiró el famoso personaje de Indiana Jones: el coronel británico Harry Percy Fawcett, el mismo que buscó vestigios de la Atlántida en el corazón del Mato Grosso, en Brasil, y que allí desapareció en 1925.
Fawcett había vivido en su juventud en esta isla paradisíaca, concretamente en Fort Frederic, en tiempos en los que Ceilán era colonia británica, a finales del siglo XIX.
Fawcett estaba profundamente interesado por los misterios del pasado y también se vio atraído por la teosofía de la rusa Helene Blavastky, una doctrina espiritual que involucraba continentes perdidos como Atlántida o Mu y religiones orientales.
Un día, Fawcett, nuestro trepidante aventurero, oyó hablar que cerca de la ciudad ceilanesa de Badulla, en un sitio llamado Gallapita-Galla, había una «cueva del tesoro».
El jefe indígena del lugar era un tal Jumna Das, un sabio anciano descendiente de los reyes de la irreductible ciudad de Kandy... inexpugnable para los portugueses y holandeses, que no para los experimentados británicos, quienes finalmente doblegaron a sus habitantes.
Supuestamente, Fawcett encontró, semiderruido en mitad de la selva, un antiguo palacio con centenares de imágenes de elefantes esculpidas, edificio que formaba parte de una gran ciudad que hacía algunos años había sido descubierta oculta por la vegetación y olvidada por la historia. Aquella ciudad era Anuradhapura...
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