El origen pagano del Arca de la Alianza
Un reportaje en el marco de las excavaciones en Qiriath-Jearim, sede bíblica del artefacto, desvela sorprendentes hipótesis sobre su origen y utilidad
Durante la mayor parte de su existencia, el Arca de la Alianza estuvo vinculada con cultos que nada tienen que ver con el judaísmo. De hecho, es muy probable que el artefacto mismo fuese fabricado por sacerdotes politeístas cananeos, seguramente para honrar a dioses como Baal.
Esta es una de las sorprendentes conclusiones de un reportaje publicado recientemente en el diario israelí Haaretz, que recoge declaraciones de Thomas Römer e Israel Finkelstein, dos de los principales investigadores del yacimiento arqueológico de Qiriath-Jearim, sitio en el que el Arca habría permanecido durante veinte años, justo después de haber sido recuperada de manos filisteas y antes de ser devuelta a Jerusalén.
Además de especular sobre el origen pagano del Arca, Römer se atreve a hacerlo en relación con la utilidad práctica del artefacto.
En su opinión, es probable que sirviera para almacenar figuras que representaban a El (Yavéh) y Asherah, costumbre semejante a los ritos religiosos de los pueblos árabes preislámicos y beduinos, que con frecuencia utilizaban baúles o arcas para transportar sus iconos religiosos.
Una teoría similar ya fue propuesta en el Tesoro oculto de los templarios, de Josep Guijarro, cuando vincula el objeto sagrado a los betilos.
Los betilos (del hebreo bêt-'îl, casa de Dios) eran piedras de origen meteórico adoradas por los pueblos antiguos que eran transportados en relicarios portátiles a través del desierto. ¿Acaso el arca no es utilizada por los hebreos como un gran relicario acompañando al pueblo elegido durante su éxodo como sagrado talismán?
¿Qué nos permite descartar que las Tablas de la Ley fueran en realidad piedras meteóricas que se estrellaron en el Monte Sinaí? Se pregunta.
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