Ciencia
19/06/2012 (09:07 CET)
Actualizado: 06/11/2014 (09:58 CET)
YOGA: LA CIENCIA CONFIRMA LA SANACIÓN ESPIRITUAL
Janire RámilaEl yoga es mucho más que una agradable disciplina física de moda en Occidente. Así lo vienen demostrando las últimas investigaciones científicas sobre esta materia, que atribuyen a su práctica insospechados beneficios tanto a nivel físico como psíquico. Definitivamente, los profesionales de la medicina convencional han perdido el recelo que parecían sentir hacia esta milenaria disciplina de origen oriental, incorporando su práctica en modernos hospitales donde antes estaba vetada.
¿Son realmente son tan beneficiosos sus efectos? Porque ya sabemos que, en ocasiones, una cosa son las respuestas de quienes lo practican y otra distinta lo que los experimentos científicos certifican. Por esto mismo, la sorpresa para muchos ha sido descubrir que la ciencia corrobora muchas de las bondades atribuidas a esta técnica ancestral.
Uno de los centros pioneros en realizar investigaciones sobre el yoga fue el Center for Health Studies. Tras someter a estudio a diversos enfermos crónicos de espalda, comprobó que los voluntarios sentían una mayor movilidad de su tórax y una disminución del dolor después de cada sesión de yoga. La primera consecuencia fue una rápida reducción en la ingesta de analgésicos para mitigar esos dolores crónicos y observar si la mejoría perduraba en el tiempo. Y sí, lo hizo, demostrando que la práctica de esta disciplina les resultaba más beneficiosa cara al tratamiento del dolor crónico, que casi todos los ejercicios físicos recomendados por los médicos en la última década.
No es un caso aislado. Según otro estudio publicado en noviembre de 2009 por investigadores del Indian Institute of Technology, los practicantes de yoga gozan de una mejor salud cardiovascular, respecto a los no practicantes. Incluso aunque estos últimos hagan deporte u otro tipo de ejercicio físico. Para los autores de la investigación, la clave se encuentra en los ejercicios de respiración, de relajación y de estiramiento típicos del yoga, los cuales ralentizarían los procesos metabólicos del cuerpo humano, disminuyendo el estrés y la presión arterial.
«Con el yoga se producen avances increíbles en el practicante. Desaparecen numerosas patologías y se fortalece la salud, pues el ejercicio ayuda a regular las funciones cardiovasculares, digestivas, el sistema inmunológico, el sistema nervioso Es un bálsamo contra el estrés, la ansiedad, el insomnio, equilibra la tensión arterial, disminuye problemas respiratorios como el asma, dolor de cabeza o las lesiones articulares», explica la profesora de yoga María Silvestre. Y la ciencia, nuevamente le da la razón (Continúa en AÑO/CERO 263).
Uno de los centros pioneros en realizar investigaciones sobre el yoga fue el Center for Health Studies. Tras someter a estudio a diversos enfermos crónicos de espalda, comprobó que los voluntarios sentían una mayor movilidad de su tórax y una disminución del dolor después de cada sesión de yoga. La primera consecuencia fue una rápida reducción en la ingesta de analgésicos para mitigar esos dolores crónicos y observar si la mejoría perduraba en el tiempo. Y sí, lo hizo, demostrando que la práctica de esta disciplina les resultaba más beneficiosa cara al tratamiento del dolor crónico, que casi todos los ejercicios físicos recomendados por los médicos en la última década.
No es un caso aislado. Según otro estudio publicado en noviembre de 2009 por investigadores del Indian Institute of Technology, los practicantes de yoga gozan de una mejor salud cardiovascular, respecto a los no practicantes. Incluso aunque estos últimos hagan deporte u otro tipo de ejercicio físico. Para los autores de la investigación, la clave se encuentra en los ejercicios de respiración, de relajación y de estiramiento típicos del yoga, los cuales ralentizarían los procesos metabólicos del cuerpo humano, disminuyendo el estrés y la presión arterial.
«Con el yoga se producen avances increíbles en el practicante. Desaparecen numerosas patologías y se fortalece la salud, pues el ejercicio ayuda a regular las funciones cardiovasculares, digestivas, el sistema inmunológico, el sistema nervioso Es un bálsamo contra el estrés, la ansiedad, el insomnio, equilibra la tensión arterial, disminuye problemas respiratorios como el asma, dolor de cabeza o las lesiones articulares», explica la profesora de yoga María Silvestre. Y la ciencia, nuevamente le da la razón (Continúa en AÑO/CERO 263).
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