Ciencia
01/01/2007 (00:00 CET) Actualizado: 25/07/2023 (12:49 CET)

¿Y si somos los primeros seres inteligentes de la Galaxia?

Los científicos intentan captar señales de radio procedentes del Universo pero existe una posibilidad aterradora: que seamos los primeros pobladores de la Vía Láctea

espacio misterio
01/01/2007 (00:00 CET) Actualizado: 25/07/2023 (12:49 CET)
Wow la misteriosa señal que nos hizo creer en extraterrestres
Wow la misteriosa señal que nos hizo creer en extraterrestres

El evento duró 72 segundos y fue 30 veces más potente que el ruido de fondo cósmico. Por desgracia, la señal no se grabó, sino que simplemente fue recogida por la computadora que la plasmó, en forma de código de cifras y letras, en la cinta de papel continuo con el resto de señales recibidas. Jerry Ehman, un joven radioastrónomo que revisaba el registro impreso de la computadora, al percatarse de la extraordinaria señal, la rodeó con su bolígrafo sobre el papel y escribió al margen WOW!, denominación por la cual es conocida desde entonces. Todos los intentos posteriormente realizados para obtener una señal de similares características en esa región del espacio han fracasado. Aunque desde entonces se han recibido otras señales de origen desconocido, ninguna ha sido tan potente y tan larga como la obtenida aquella noche del 15 de agosto de 1977. Sin embargo, y a pesar de sus extraordinarias características, esta señal no constituye, en absoluto, una prueba de la existencia de vida e inteligencia extraterrestre, al igual que ninguna otra que se haya recibido hasta hoy.

Sin duda, la futura e hipotética recepción de un mensaje interestelar será uno de los mayores acontecimientos en la historia de la humanidad. Desde luego habrá quien opine que el fenómeno OVNI es la prueba de que estamos siendo visitados por seres extraterrestres, pero, por ahora, estas inteligencias no habrían establecido "contacto oficial", por lo que, "oficialmente", debemos seguir buscando.

Enrico Fermi
Enrico Fermi

La paradoja de Fermi

Enrico Fermi, un brillante físico italiano galardonado con el premio Nobel de Física en 1938, planteó la siguiente duda: "Si en el espacio existiesen otras formas de vida inteligentes con desarrollo tecnológico, deberíamos haber detectado algún rastro de ellas, sondas, naves espaciales o sus transmisiones, entonces: ¿por qué no tenemos evidencias de su existencia? ¿Dónde están?"
Este planteamiento le llevó a enunciar su famosa paradoja: "La creencia común de que el Universo posee numerosas civilizaciones avanzadas tecnológicamente, combinada con nuestras observaciones que sugieren todo lo contrario, es paradójica e indica que, o bien nuestro conocimiento, o bien nuestras observaciones, son defectuosas o incompletas".

La respuesta de Fermi a esta controversia es pesimista: "Las civilizaciones acaban destruyéndose a sí mismas al alcanzar cierto grado tecnológico". Sin embargo, de existir un elevado número de civilizaciones en la galaxia, no todas tendrían que autodestruirse por muy pesimista que se sea, por lo que habría que buscar otras explicaciones.

Hay quien responde alegando que el tiempo que llevamos los seres humanos explorando radiotelescópicamente la galaxia es muy exiguo -apenas 50 años- y el tamaño de ésta es enorme -100.000 años luz de diámetro- y que en ese tiempo apenas si hemos explorado un diez por ciento de la galaxia.

Nuestras emisiones de radio aún son indetectables

Nuestras emisiones de radio apenas han recorrido el espacio equivalente a unas pocas decenas de años luz, lo que hace que nuestra presencia sea indetectable más allá de esa distancia. Sin embargo, respecto a lo que escuchamos, ocurre algo diferente. Si una civilización tecnológica alienígena llevase 100.000 años o más emitiendo señales de radio al espacio desde cualquier punto de la Vía Láctea, ya tendríamos que haberla detectado aún cuando se encontrase al otro extremo de la galaxia. Y si esa hipotética civilización se ubicara más cerca, el tiempo que debería llevar emitiendo para que la descubriéramos se reduce. Por ejemplo, el centro de la galaxia se encuentra a una distancia de unos 30.000 años luz de la Tierra. Pues bien, en este caso, podemos pensar que no existían civilizaciones tecnológicas en esa zona de la galaxia hace 30.000 años, pues de haberlas habido, deberían estar llegándonos ahora sus emisiones, y no es así.

Salvo que consideremos hipótesis más complicadas, podría inferirse, por tanto, que no hay civilizaciones extraterrestres en nuestra galaxia que nos saquen cientos de miles de años de adelanto tecnológico.

via lactea
via lactea



Se ha alegado ante estos hechos que quizás la tecnología alienígena no utilice las emisiones de ondas de radio para sus comunicaciones, pero éstas constituyen, en sí mismas, una parte intrínseca del Universo, de manera que sería muy difícil llegar a otro tipo de técnicas de comunicación sin haber pasado por ellas. Más aún: si en el futuro los humanos descubriéramos otras formas de posible telecomunicación interestelar, cualquier intento de establecer contacto debería utilizar también las ondas de radio, ya que constituyen un medio primario al alcance de cualquier civilización desde sus primeros accesos a la tecnología.

Hay quien sugiere que, si bien las condiciones para que la vida surja no serían extremadamente difíciles de encontrar en el Universo -en la Tierra conocemos bacterias que viven en ambientes que podrían considerarse como extremadamente hostiles-, para que organismos pluricelulares puedan proliferar, desarrollarse y evolucionar hacia formas cada vez más complejas, entonces sí que sería necesario que se diesen unas condiciones mucho más específicas, un complicado puzle de circunstancias que haría que la vida capaz de producir organismos complejos sea muchísimo más rara de lo que podría pensarse.

La necesidad que tiene la vida de la presencia de agua líquida reduce considerablemente el número de planetas que pueden albergarla. Si el planeta estuviera demasiado cerca de la estrella, el agua se habría evaporado, como ocurre en Venus, y si estuviera demasiado lejos, entonces se hallaría en forma de hielo. También se especula con que en zonas del espacio más próximas al centro de la galaxia, el nivel de rayos cósmicos sería insoportable para estos tipos de vida complejos. O puede que, simplemente, no haya dado tiempo a que la vida inteligente y tecnológica prolifere en el Universo. Veamos por qué.

¿Un universo demasiado joven?

La vida, tal como la conocemos, necesita de sistemas estelares en los que existan planetas girando en torno a la estrella central. Y esto sólo es posible en sistemas estelares que no sean de primera generación.

En el origen del Universo, tras el Big Bang, únicamente había átomos de hidrógeno y en mucha menor proporción -en torno al 4 por ciento- de helio. No existía ningún otro elemento. Se trataba, por tanto, de enormes masas de hidrógeno que fueron agrupándose por efecto de la fuerza de gravedad. Posteriormente, comenzaron a girar y a calentarse hasta que, en su interior, se produjo una fusión nuclear que dio lugar al nacimiento de las estrellas que, a su vez, se agrupan dentro de enormes concentraciones que son lo que conocemos como galaxias.

Ninguna estrella de esa primera generación pudo tener planetas girando en torno a sí, porque los materiales que constituyen los planetas se crearon en el interior de las estrellas y fueron lanzados al espacio al final de la vida de éstas, cuando morían explosionando en forma de supernovas o convirtiéndose en enanas blancas. A menudo, a partir de los materiales expulsados al espacio se volvía a generar otra estrella, en torno a la cual -ahora ya sí- podían existir planetas orbitando. Es el caso de nuestro sistema solar, que nació tras la explosión, en forma de supernova, de la estrella que había antes del Sol. Y esto sucedió hace alrededor de 4.650 millones de años.

El Universo es demasiado joven para que se hayan desarrollado muchas civilizaciones tecnológicas

Pues bien, si tenemos en cuenta que la edad del Universo se estima en unos 14.000 millones de años, que recientes investigaciones nos dicen que la mayor parte de las galaxias aparecieron hace unos 13.000, que la vida de una estrella media como lo es nuestro Sol se calcula en unos 10.000 millones de años, y que nuestro sistema solar ha necesitado que pasaran 4.500 millones de años para que apareciera vida con inteligencia tecnológica, entonces cabe la posibilidad de que nuestro sistema estelar sea uno de los primeros en los que se produjo este extraordinario evento.

Dicho de otro modo: el Universo es demasiado joven como para que se hayan desarrollado muchas civilizaciones tecnológicas. Por supuesto, carecemos de datos como para afirmar nada con rotundidad. También existen estrellas cuya vida es sólo de unos pocos cientos de millones de años, es decir, que pudo haber planetas en una Vía Láctea más joven. Además, una diferencia cronológica de unos pocos miles de años en la aparición de dos inteligencias galácticas supondría, probablemente, una enorme distancia tecnológica entre ambas.

¿Qué quiere decir todo esto? Pues que, por lo observado hasta ahora, cabe pensar en que quizás tengamos la responsabilidad de ser los primeros y que, en el futuro, nuestros vehículos espaciales acaso podrían ser identificados por los primitivos habitantes de lejanos planetas como las "naves de los dioses".

Desde hace medio siglo, los científicos están intentando captar señales de radio procedentes del Universo. De encontrarse, estaríamos ante la prueba de la existencia de seres extraterrestres. Pero existe una posibilidad aterradora: que seamos los primeros pobladores de la Vía Láctea.

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