La URSS quiso establecer una base en la Luna
De la Estación lunar soviética «Barmingrado» a los futuros planes rusos para colonizar el polo sur de la Luna
En los albores de la carrera espacial, Estados Unidos y la Unión Soviética pusieron en marcha numerosas iniciativas destinadas a la colonización lunar. No nos referimos a la llegada del hombre a la Luna sino a planes para la colonización de nuestro satélite natural.
Documentos desclasificados demuestran que la Unión Soviética desarrolló un plan para colonizar el satélite de la Tierra, en 1962. La futura base lunar fue bautizada oficialmente como «Zvezda», palabra rusa que significa «estrella»; proyecto «Columbus» y, de forma extraoficial «Barmingrado» en honor al creador del proyecto, Vladímir Pavlovich Barmin.
Tras el estudio de viabilidad, el equipo de ingenieros estableció una serie de objetivos, tanto civiles como militares, para el desarrollo de la base lunar soviética. La inauguración de este espacio «terraformado» se planeó para finales de los años 1980. Los soviéticos estaban convencidos que Zvezda podría convertirse en una plataforma única para desplegar misiles prácticamente invulnerables desde la Tierra y equipos especiales de reconocimiento para espiar a Estados Unidos. Antes, no obstante, había que estudiar a fondo la zona donde establecer la base con la ayuda de vehículos automáticos y rovers lunares. Después, las naves espaciales debían transportar los módulos que compondrían Barmingrado al lugar elegido.
Los ingenieros soviéticos planearon desplegar la base en la luna en tres fases:
1. Lanzamiento a la Luna de naves espaciales automáticas, que entregarían a la Tierra muestras de suelo lunar de los lugares elegidos para albergar la base.
2. Envío a la superficie lunar del primer módulo en forma de cilindro, un vehículo lunar y un equipo de astronautas para realizar investigaciones primarias in situ.
3. Depuración de mensajes entre la Luna y la Tierra, entrega de equipo adicional al satélite: nuevos módulos básicos, centrales nucleares, es decir, se suponía el desarrollo activo del satélite natural de la Tierra.
Cada uno de los módulos pesaba 18 toneladas, tenía un diámetro de 3,3 metros y, enrollado, alcanzaba una longitud de 4,5 metros. En el emplazamiento, se plegaba hasta los 8,6 metros.
Había nueve módulos en total: puesto de mando, laboratorio, almacén, taller, centro médico con gimnasio, cocina con cantina y tres compartimentos habitables para alojar a doce personas.
Se suponía que los astronautas soviéticos trabajarían en la Luna de forma rotatoria: durante seis meses por cada equipo de cosmonautas compuesto por una docena de personas.
Los documentos desclasificados durante la glasnost, impulsada por Mijaíl Gorbachov, demuestran que, en 1967, se construyó y probó un prototipo de este módulo.
Según publica Russia Beyon, una vez instalados los módulos en la superficie lunar, estaba previsto cubrir a Zvezda con regolito lunar, es decir, la capa de materiales no consolidados, alterados, como fragmentos de roca y granos minerales, que descansa sobre roca sólida. Este material podría proteger la base lunar de la radiación, de las fluctuaciones de temperatura y de los micrometeoritos. Un reactor nuclear proporcionaría la energía necesaria para el funcionamiento.
El proyecto Zvezda detalla que los trayectos por la superficie lunar debían realizarse en un tren especial, bien protegido de las influencias medioambientales. Este ferrocarril lunar podría desplazarse a unos 5 kilómetros por hora y realizar incursiones autónomas de hasta 60 días.
El ambicioso proyecto de base lunar nunca se llevo a cabo debido a su elevado coste, unos 50.000 millones de rublos (equivalentes a 80.000 millones de dólares) una suma demasiado elevado para la extinta Unión Soviética.
Ahora Rusia planeta regresar a la Luna y establecer bases en su superficia aunque de forma distinta a lo que diseñó en su día Barmin. Estiman el alunizaje de la Luna 25 y Luna 26 antes del año 2026 en las zonas del polo sur. El estudio de las condiciones físicas de esta región polar, así como el regolito que deberá devolver a la Tierra la estación Luna-28 facilitará el estudio científico de las propiedades fisicoquímicas y la composición del regolito polar lunar, para determinar las zonas más prometedoras en el polo sur de la Luna para el futuro despliegue del polígono de pruebas lunares y de la base lunar rusa.
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