¿El último lugar habitable en Marte?
No dejan de ser fascinantes las noticias que llegan constantemente de Marte, el planeta rojo, más allá de si se ve una piedra con forma de iguana o a un gorila sentado en una roca, por no hablar del donuts de mermelada.
Intentemos imaginar cómo seria Marte hace 4.000 millones de años, porque la ciencia concluye que no era demasiado diferente a la Tierra. De hecho se habla de planeta gemelo, del tal forma que en ese tiempo, cuando nuestro planeta empezaba a generar los primeros seres vivos, Marte también hacía lo propio.
Durante milenios, el desarrollo de la vida en ambos planetas fue paralelo, hasta que llegó un momento en que en Marte se empezó a deteriorar hasta desaparecer, mientras que en la Tierra continuó su evolución. Ahora bien, la pregunta que se han hecho un colectivo de científicos de la Universidad de Brown, en EE. UU., es si aparte de germinar la vida, ésta logró perdurar en plena extinción en algún lugar del planeta. Y la conclusión a la que han llegado es que hasta hace 200 millones de años, cuando la Tierra estaba habitada por bicharracos como el Tiranosaurus Rex o el megalodón, en un rincón de Marte aún quedaba vida. Parece mucho tiempo, pero es que hay que decir que cualquiera de los entornos potencialmente habitados en otro tiempo en territorio marciano, nos obliga a remontar esa posibilidad al menos en 2.300 millones de años más. Ahora bien, ¿dónde pudo permanecer esa vida, a la espera de la inevitable extinción? Pues ni más ni menos que en las laderas del gigantesco volcán Arsis, el tercero más grande del planeta rojo, que por aquellas fechas estaba completamente cubierto por hielo. Los estudios orográficos han determinado que más o menos hace esos años se produjeron una serie de erupciones que generaron varios lagos subglaciales, es decir, bajo el hielo, lo que sería compatible tanto con la aparición de algún tipo de vida, como con la preservación de la existente. La posibilidad de que existiesen estos inmensos glaciales en Marte ya se esbozó en 2003 por parte de dos geólogos, Jim Head y David Marchant, tras comparar las huellas de los glaciares al retirarse de territorio antártico con las que aparecían en esta remota región de Marte.
Además, tras plantear los nuevos modelos climáticos del planeta, se concluyó que durante el tiempo de mayor inclinación de los ejes del planeta, los glaciares se desplazaban de los polos hasta el ecuador, lo que sería compatible en ese tiempo con la aparición de grandes hielos en la región de los volcanes.
Kat Scanlon, directora de la investigación, afirmó que el agua de estos lagos subglaciales pudo haber llegado hasta fechas más o menos recientes en este monte que, para que os hagáis una idea de lo grande que es, mide algo más del doble de nuestro monte Everest. Y ha asegurado que «si hay signos de vida pasada en lugares mucho más antiguos, entonces el Monte Arsia sería el primer sitio al que querría ir». Porque en base a sus estudios, comparando la acción de los volcanes aquí en la Tierra, tanto debajo del agua como en glaciares similares al marciano, llegó a la conclusión de que «los depósitos que aparecieron entre los vidrios de lava solidificada entre los hielos pudieron crear unos lagos con hasta 40 km cúbicos de agua cada uno». Si a ello unimos la idea de que dichos embalses de agua pudieron mantenerse durante miles de años, éste es un tiempo más que suficiente para que se mantenga o surja la vida. Al respecto Scanlon aseguró que «hay un montón de trabajos en la Tierra, aunque no tantos como me gustaría, sobre las clases de microbios que viven en esta clase de aguas glaciales». Y añadió que «se han estudiado principalmente porque se parecen a la luna de Saturno Europa, donde tienes todo un planeta que es un lago cubierto de hielo». Incluso tiene la creencia de que continúe habiendo glaciares en la actualidad «enterrados bajo las rocas y los escombros. Lo cual es interesante desde el punto de vista científico porque probablemente conservan en pequeñas burbujas un registro de la atmósfera de Marte tal y como era varios cientos de millones de años atrás. Sin olvidar que un depósito de hielo en Marte podría ser también una valiosa fuente de agua para futuras misiones tripuladas».
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