Cuando la Tierra era solo agua
Nuevas investigaciones muestran que la Tierra primitiva, hogar de algunas de las primeras formas de vida de nuestro planeta, puede haber sido un «mundo de agua», sin un continente a la vista.
El estudio, que aparece en Nature Geoscience, aprovecha una peculiaridad de la química hidrotermal para sugerir que la superficie de la Tierra probablemente estuvo cubierta por un océano global hace 3.200 millones de años.
Geólogos estadounidenses examinaron una corteza oceánica alterada hidrotermalmente en el distrito de Panorama (Australia Occidental). Luego, concluyeron que el agua de mar puede haber disminuido a través del tiempo, en contraste con los grandes aumentos observados en los sedimentos químicos marinos. Para explicar esta posibilidad, construyeron un modelo de intercambio de isótopos de oxígeno del ciclo geológico del agua, que sugiere que el inicio de la meteorización continental en el Arcaico tardío, entre 3.000 y 2.500 millones de años atrás, habría llevado a un océano Arcaico temprano enriquecido en valores similares a los del agua de mar moderna. Concluyeron que el ciclo del agua de la Tierra puede haber pasado por dos fases separadas de comportamiento en estado estable, antes y después de la aparición de los continentes.
Los hallazgos del grupo podrían ayudar a los científicos a comprender mejor cómo y dónde surgieron los organismos unicelulares en la Tierra, asegura Boswell Wing, coautor de la investigación.
En el lapso de un día en Panorama, se puede caminar a través de lo que solía ser la dura cáscara externa del planeta, todo el camino desde la base de esa corteza hasta los puntos donde el agua una vez burbujeó a través del lecho marino por medio de respiraderos hidrotermales. Los investigadores vieron en ello una oportunidad única para recoger pistas sobre la química del agua del océano de hace miles de millones de años.
«No hay muestras de agua oceánica realmente antigua que se encuentren por ahí, pero tenemos rocas que interactuaron con esa agua de mar y recordaron esa interacción», dijo Johnson.
El proceso, explica, es como analizar los posos de café para recoger información sobre el agua que se vertió a través de ellos. Para ello, los investigadores analizaron datos de más de 100 muestras de rocas de todo el terreno seco.
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