Ciencia
31/01/2022 (09:57 CET) Actualizado: 31/01/2022 (09:57 CET)

La telepatía propició la invención del electroencefalógrafo

La obsesión de un neurólogo alemán por hallar las bases del funcionamiento de la telepatía dio como resultado el nacimiento del electroencefalógrafo, que tan útil ha sido para el estudio del cerebro y para tratar diversas dolencias

Juanjo autor web
31/01/2022 (09:57 CET) Actualizado: 31/01/2022 (09:57 CET)
La telepatía propició la invención del electroencefalógrafo
La telepatía propició la invención del electroencefalógrafo

Hans Berger ha pasado a la posteridad como el neurólogo y psiquiatra alemán fundador de la electroencefalografía: la técnica destinada a captar la actividad eléctrica de nuestro cerebro. Sin duda, fue el primer gran avance científico para saber al instante qué es lo que estaba ocurriendo en nuestro córtex neuronal. No obstante, esos orígenes revolucionarios partieron de un episodio biográfico poco conocido. Y es que Berger descubrió dicho procedimiento tecnológico para leer el interior de nuestras mentes, aunque por otra senda mucho más directa e inmaterial. Sin cables ni electrodos: la
telepatía.

El día del accidente, su hermana tuvo un presentimiento. Algo no iba bien

Debemos situarnos en el año 1893, cuando el joven Berger de 19 años tuvo un accidente mientras montaba a caballo. Estaba practicando equitación en unas maniobras con el Ejército alemán, cuando se cayó al suelo y quedó a los pies de otros jinetes que a punto estuvieron de atropellarlo. Afortunadamente, Berger salió ileso del percance, pero a muchos kilómetros de distancia y ese mismo día, su hermana tuvo un mal presentimiento. Algo no iba bien. El desasosiego que invadió a la joven fue tan grande que rápidamente pidió a su padre que enviara un telegrama urgente a Hans para preguntarle por su estado de salud.

Cuando Berger recibió el mensaje llegó a la conclusión de que no se trataba de una pura casualidad, sino que entre su hermana y él había ocurrido una transmisión telepática espontánea. El incidente le marcó psicológicamente de tal manera que se animó a estudiar psiquiatría. Su objetivo dentro del mundo académico consistió en establecer la base científica de la emisión y recepción extrasensorial, algo verdaderamente complicado. Nociones como 'vibración', 'ondas' o 'telegrafía sin hilos' estaban consolidadas dentro del mundo de la Física más avanzada en la época. Además, los nuevos medios de comunicación, como la radio y el teléfono, demostraban que el envío invisible de información entre dos puntos no era ninguna quimera.

ONDAS TELEPÁTICAS

En ese contexto, muchos concebían la mente humana como una estación de radio capaz de sintonizar con otras mentes y transmitir o recibir sus pensamientos mediante ondas. Berger quería atrapar esas ondas mentales y a ello consagró su vida. Abrigaba la esperanza de que en el interior de nuestras cabezas, la combinación de calor, energía eléctrica y energía neuronal generaran una suerte de energía psíquica que él bautizó como P-Energie.

El camino posterior no resultó nada fácil. La demostración de la telepatía pasaba por asociar su presencia a ciertos cambios en el funcionamiento del cerebro. Por ejemplo, la medición del flujo sanguíneo y la temperatura, así como la producción eléctrica de nuestras redes neuronales. La búsqueda,
aislamiento y manejo de estas variables fisiológicas llevaron a Berger a utilizar en 1924 a un paciente con lesión craneal en el que pudo amplificar sus señales eléctricas y detectar una primera onda cerebral gracias a un tubo de vacío. Cinco años después pudo presentar resultados consolidados a través de la publicación de catorce artículos titulados Sobre el electroencefalograma del hombre.

Hans Berger
Hans Berger (Wikipedia)

Como suele ocurrir con estas aportaciones científicas de envergadura, parte de sus colegas se mostraron recelosos del hallazgo. El premio Nobel Edgar Adrian, de la Universidad de Cambridge, fue el primero en manifestar sus dudas al respecto, pero también el primero en replicar los trabajos de Berger en 1934 para comprobar por sí mismo que no había nada erróneo en ellos. La confirmación de Adrian difundió la electroencefalografía y catapultó la reputación internacional del neurólogo alemán. Sin embargo, la buena estrella de Hans finalizó en ese año.

UN TRISTE FINAL

Había ascendido hasta el puesto de rector en la Universidad Friedrich Schiller de Jena, tras ocupar la cátedra de Neurología y Psiquiatría. Pero la llegada del nazismo al país alteró drásticamente su carrera profesional. En esa época comenzó un período oscuro que ha suscitado visiones antagónicas entre sus biógrafos. Para unos, Berger fue una víctima más del nuevo régimen. Un doctor intachable que, al negar su colaboración con la Alemania de Hitler, vio truncada su vida: fue destituido de todos sus puestos académicos, retirado a un hospital de ancianos para, finalmente, acaba suicidándose porque estaba convencido de padecer una cardiopatía mortal. A este desenlace desolador habría que añadir un colofón aún más negro. Ese año de 1941, su colega británico Adrian le había propuesto para el Premio Nobel Medicina. Sin embargo, inmersa Europa en la Segunda Guerra Mundial, no se concedió ningún galardón.

UNA VERSIÓN DIFERENTE

Ahora bien, esta es una versión de los hechos. Sin embargo, en 2013 salió a la luz otra radicalmente distinta, fruto de nuevas informaciones extraídas de los archivos de la Stasi. En palabras literales de los autores que publicaron sus hallazgos en el Journal of Child Neurology, "Berger ayudó a seleccionar a su sucesor nazi Berthold Kihn (cómplice de los asesinatos por 'eutanasia'), apoyó económicamente a las Schutzstaffel (SS) nazis y participó de buen grado en los tribunales superiores de salud genética nazis que revisaban las apelaciones por esterilizaciones forzadas de pacientes neuropsiquiátricos. Sus motivaciones podrían estar relacionadas con evitar el acoso nazi, el adoctrinamiento por la ideología nazi o, menos probablemente, el oportunismo profesional.

Sus acciones contrastan con las de otros colegas que se resistieron parcialmente a los nazis, y es de esperar que sirvan de ejemplo a las futuras generaciones de neurólogos sobre el peligro de permitir que la posición profesional de uno se utilice como herramienta para apoyar las políticas de tiranía y opresión". La Sociedad Alemana de Neurofisiología Clínica denominó Hans Berger al premio con el que galardona a los mejores investigadores de dicha disciplina.

Sobre el autor
Juanjo autor web

Colaborador habitual de la revista Año/Cero y los programas La Rosa de los Vientos y El Dragón Invisible, entre otros. Actualmente, forma parte del podcast Falsa Bandera.

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