El Sol desata la llamarada más potente registrada desde 2017
El pasado 29 de mayo, la NASA detectó la llamarada solar más potente en los últimos tres años, aunque se calificó de potencia media y no iba dirigida a la Tierra.
La NASA, mediante su Observatorio de Dinámica Solar (SDO por sus siglas en inglés), detectó el pasado viernes, 29 de mayo, la mayor llamarada solar registrada desde octubre de 2017.
Estas explosiones del Sol están compuestas por radiación que se originan en las manchas solares, que se producen en zonas temporalmente oscuras y relativamente frías, que cuentan con campos magnéticos muy fuertes. Sin embargo, dichas manchas todavía no son visibles hasta que la rotación del astro permita ver su lado izquierdo.
Por lo que respecta a su potencia, los científicos clasifican estos destellos solares en tres niveles: C, M y X, siendo cada uno 10 veces más potente que el anterior. De este modo, las de tipo C serían las más débiles, las de M serían 10 veces más potentes que las C, y las X serían 10 veces más potentes que las M y 100 veces más que las C. En esta ocasión se trataría de una llamarada de clase M, por lo que no representa una amenaza como para alertar el Centro de Predicción del Clima Espacial de la NOAA, la agencia climática de EE. UU. Además, la dirección a la que ha sido propulsada no interfiere con la Tierra, por lo que no tiene ningún efecto en nuestro planeta.
A pesar de todo, este suceso es relevante porque el hecho de que el Sol presente este tipo de actividad puede significar que se acerque un cambio de ciclo solar. Estos ciclos se producen cada 11 años y vienen marcados por la actividad que registra nuestra estrella; marcada por las épocas de calma y la acción, como en este caso. Actualmente vivimos el ciclo 24, que es el número de ciclos que han sido estudiados por la ciencia.
De todos modos, es importante no perder de vista este fenómeno porque también podría ser que no se tratara de un cambio de ciclo solar, ya que se necesitan meses de observación para poder afirmarlo con certeza. La clave radica en el número de manchas solares que presenta el Sol, ya que establecen en qué punto del ciclo se encuentra.
Así pues, los datos recolectados hasta el momento indican que durante este pasado mes de mayo ha habido más manchas que durante los meses anteriores. Sin embargo, la variabilidad de nuestra estrella precisa de seis meses de observación para ver si se mantiene esta dinámica para poder corroborar el suceso. Estaremos atentos...
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