Las pirámides egipcias pudieron verse en la lejanía al reflejar la luz del sol
Donald E. Jennings, físico retirado, muestra una idea completamente innovadora acerca de las pirámides: estas habrían sido visibles a cierta distancia mediante el reflejo de los rayos solares sobre sus piedras perfectamente pulidas.
La Gran Pirámide de Gizá es la única de las 7 maravillas del mundo antiguo que aún sigue en pie. No es de extrañar, por tanto, la fascinanción y atracción que sigue generando en pleno siglo XXI. Si a eso sumamos los enigmas que aún rodean a su construcción, adquiere otra dimensión. Y ese magnetismo especial parece contagiarse al resto de pirámides que los egipcios construyeron, incluyendo sus incógnitas.
En el momento de construirse este tipo de pirámides, su monumentalidad era más impresionante aún, puesto que estaban revestidas con piedra caliza pulida, proveniente de la localidad de Tura, lo que daba a sus diferentes caras una sensación mucho más lisa que en la actualidad, otorgándole un color muy blanquecino y brillante. Otra de las diferencias con respecto a la imagen actual, según las fuentes escritas, era el Piramidión, que es la piedra sagrada colocada en la parte superior de las pirámides, en su cúspide, que solía brillar cuando los reflejos solares lo alcanzaban. Muchos especialistas han intentado comprender el por qué de estos reflejos ¿Verdaderamente tenían una finalidad más allá de la arbitrariedad y el azar?
Donald E. Jennings, físico retirado del Goddard Space Flight Center (NASA), ha realizado una investigación que dificilmente puede dejar indiferente a nadie. Jennings considera que la piedra caliza de Tura habría sido pulida hasta tal punto que habría permitido la reflexión especular (reflejo de los rayos paralelamente) al mismo nivel prácticamente que una ventana de vidrio. Esto es algo que todavía, a día de hoy, es posible apreciar en algunos piramidiones, como el de Amenmhat III y Jendyer.
Los reflejos hacia puntos en el horizonte habrían sido visibles desde grandes distancias
Según el físico, “los reflejos hacia puntos en el horizonte habrían sido visibles desde grandes distancias. En un día y una hora en particular en que el sol estaba correctamente situado, un observador estacionado en un sitio distante habría visto un destello momentáneo cuando el reflejo del sol se movía por la cara de la pirámide”. En esta investigación, Jennings modeló distintos reflejos espectaculares de la Gran Pirámide, estableciendo fechas y horas anuales determinadas en la que la pirámide habría sido visible para otros sitios antiguos.
Esta investigación se ha centrado en Heliópolis (“La ciudad del Sol”), la pirámide de Djedefre y Memphis, al sur de Giza y capital de Egipto durante el periodo conocido como Reino Antiguo. Así, Jennings pudo modelar la trayectoria de la luz del Sol y entender cómo este se reflejó desde las pirámides hacia estos sitios, con fechas específicas para que esto sucediera. Este es un ejemplo extraído del trabajo de investigación de Jennings:
“Un destello solar en Heliópolis llegó desde el lado este de la pirámide de Keops. Fue más brillante el 6 de febrero y el 5 de noviembre, ambos producidos 40 minutos antes del mediodía. A una distancia de 24 kilómetros, la duración del evento se habría limitado a unos pocos minutos por la distancia angular del sol ancho. El 6 de febrero es un día clave, ya que se encuentra a mitad entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera. Además, esta fecha en el punto medio de aparición y crecimiento del Nilo en el momento en el que este retrocedía en su ciclo anual. Sin embargo, el 5 de noviembre está cerca del día otoñal situado entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno, y cerca del final de la inundación del Nilo”. Y estos días eran precisamente importantes porque, junto a los solsticios y equinoccios, marcan los ocho puntos cardinales del año solar. Estos reflejos habrían permitido, por tanto, seguir el ciclo de crecidas del río Nilo.
Si atendemos al papel principal del Sol en la cultura egipcia, resulta 'probable' que los egipcios hubieran considerado el efecto especular solar en su arquitectura
Pese a la convicción en sus afirmaciones, Jennings advierte de que no existen registros que hayan descrito este tipo de situaciones sobre las que él hipotetiza. Por tanto, “si las grandes pirámides produjeron reflejos especulares no se puede saber con certeza”, así como tampoco es posible saber si verdaderamente tuvieron la intención de pulir la piedra para este fin. Lo que sí está claro es que los piramidiones, hechos de granito pulido, producían estos reflejos. Incluso, al estar algunos completamente recubiertos de oro, este efecto se multiplicaba. Sin embargo, si atendemos al papel principal del Sol en la cultura egipcia, resulta “probable que los egipcios hubieran considerado el efecto especular solar en su arquitectura”.
“Ya sea parte del plan original o revelado más tarde como consecuencia, los destellos especulares de la Gran Pirámide, junto con su brillo difuso siempre visible, habrían sido impresionantes a cualquier distancia, un recordatorio sorprendente de la magnificencia del mundo egipcio” y que, aún hoy en día, sigue manteniendo.
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