Medicamento para restaurar memorias perdidas
Un medicamento para tratar el asma resulta útil para activar la memoria y recuperar recuerdos. Los resultados de laboratorio son sorprendentes.
A veces, determinados productos diseñados para una finalidad revelan otras prestaciones inesperadas. Este podría ser el caso de un medicamento para el asma aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), dependiente del Departamento de Salud. El fármaco ha demostrado su capacidad para restaurar recuerdos perdidos y conocimientos ocultos arraigados en nuestra mente. De confirmarse su valía, podría ofrecer una nueva esperanza para millones de personas que padecen enfermedades como la demencia y el Alzheimer, o simplemente ayudar a la gente corriente a recordar vivencias aparentemente perdidas por el paso del tiempo.
El equipo de investigadores de la Universidad de Groninga (Países Bajos) se centró en la relación entre el aprendizaje durante la privación del sueño y las dificultades para recuperar esos nuevos conocimientos adquiridos. Resulta bien sabido que la falta de sueño socava los procesos de memoria. Pero, igualmente, cualquiera sabe que una respuesta ignorada por un estudiante mientras contesta un examen, puede aflorar espontáneamente poco después. Por lo tanto, trasnochar estudiando no impidió fijar el dato en nuestra memoria. Quedó guardado, pero «olvidó» el camino para recuperarlo. Es la diferencia entre borrar recuerdos o que sigan dentro de la cabeza, aunque inaccesibles.
Esta dualidad indujo a los investigadores a comprobar si podían replicar el aprendizaje de algo específico y, a continuación, utilizar dos enfoques diferentes para hacer emerger dicha memoria cuando no regresara por sí sola. En primer lugar, modificaron genéticamente ratones para que las neuronas que se activan cuando el roedor está aprendiendo algo produjeran una proteína sensible a la luz (canalrodopsina). «En nuestros estudios sobre la privación del sueño, aplicamos este método a las neuronas del hipocampo, la zona del cerebro donde se almacenan la información espacial y los conocimientos fácticos», explicó el neurocientífico de la Universidad de Groninga Robbert Havekes.
ACTIVANDO NEURONAS
A continuación, los ratones modificados genéticamente tuvieron que aprender la ubicación de una serie de objetos específicos. El aprendizaje espacial depende en gran medida del hipocampo, por lo que la tarea de recordar la ubicación de algo era la forma perfecta de probar si su técnica podía restaurar la memoria aparentemente perdida. Además, la mitad de los ratones habían sido privados de sueño intencionadamente. Por lo tanto, había dos grupos: unos ratones que aprendieron durmiendo con normalidad y otros ratones que aprendieron «insomnes».
Cuando activaron las neuronas del hipocampo de los ratones con haces de luz, pudieron recordar la ubicación correcta de los objetos movidos
Días después, ambos grupos de roedores tuvieron que realizar la misma tarea de memoria espacial, pero uno de los objetos había sido movido. Los ratones privados de sueño no se dieron cuenta de la nueva ubicación del objeto movido, lo que indicaba que habían «perdido» la memoria. Sin embargo, al activarles las neuronas del hipocampo con haces de luz, pudieron recordar la ubicación correcta del objeto movido, demostrando que el método funcionaba.
Pues bien, el mismo resultado se obtuvo con el citado medicamento para el asma aprobado por la FDA. Los investigadores administraron el medicamento a los roedores privados de sueño y comprobaron que podían recordar la ubicación correcta del objeto desplazado. La ventaja del medicamento frente a la activación con luz u optogenética es que esta técnica requiere, como hemos visto, modificar genéticamente las neuronas involucradas y además introducir un electrodo en el cerebro para proyectar fotones sobre el tejido cortical. El fármaco, en cambio, no es tan invasivo y ofrece idénticos resultados.
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