La circuncisión de Cristo y la Magdalena
Retomando el delicado tema de la circuncisión, en el Evangelio Árabe de la Infancia se cuenta con más detalle cómo se realizó este ritual sagrado para los judíos, que tuvo lugar en la misma cueva del nacimiento ocho días más tarde. Presten atención a lo que sucedió con el prepucio de Jesús:
"Y sucedió que la anciana hebrea tomó la partecita de piel circuncidada –otros dicen que fue el cordón umbilical– y la introdujo en una redomita de bálsamo añejo de nardo. Tenía ella un hijo perfumista y se la entregó, haciéndole con todo encarecimiento esta recomendación: 'Ten sumo cuidado de no vender a nadie esta redoma de ungüento de nardo, por más que te ofrezcan por ella hasta trescientos denarios'. Y ésta es aquella redoma que compró María, la pecadora, y que derramó sobre la cabeza y pies de Nuestro Señor Jesucristo, enjugándolos luego con sus propios cabellos" (V, 1).
Curioso que se relacione este episodio del sagrado prepucio con lo narrado en el Evangelio de Lucas (7, 36-50) sobre la pecadora arrepentida que ungió los pies de Jesús con un perfume conservado en una jarra de alabastro y que fue perdonada de todos sus pecados por el nazareno.
En el siguiente capítulo de Lucas se hace la primera mención a María Magdalena, lo que ha llevado a que tradicionalmente se le identifique con esta pecadora, tal y como sucede en este apócrifo mencionado.
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