Ciencia
07/07/2023 (08:00 CET) Actualizado: 07/07/2023 (08:00 CET)

Hallan fragmentos de un objeto interestelar artificial en el océano

Avi Loeb habría descubierto fragmentos de un objeto interestelar artificial en el fondo del Pacífico

Josep Guijarro

Periodista y escritor

07/07/2023 (08:00 CET) Actualizado: 07/07/2023 (08:00 CET)
Esférulas de aleación artificial halladas cerca de la isla de Manus
Esférulas de aleación artificial halladas cerca de la isla de Manus

Los diminutos fragmentos de metal que están siendo recuperados por el Proyecto Galileo, procedentes de un objeto interestelar que se estrelló en el Océano Pacífico parecen ser de “origen artificial”, según los científicos que lideran el proyecto.

Para calibrar adecuadamente esta información, hay que remontarse a las 3:05 AM (hora local de Papúa Nueva Guinea) del pasado 8 de enero de 2014. En ese instante, a espaldas de casi todo el mundo, un objeto de menos de un metro de diámetro se estrellaba en las aguas del Océano Pacífico. Y digo “casi todo el mundo” porque los sensores del Comando Espacial de los Estados Unidos, sí registraron la trayectoria, velocidad y altitud del bólido. Los datos que hicieron públicos, sirvieron al astrónomo de Harvard, Avi Loeb, para concluir -con un 99,999 % de confianza- que se trataba de un objeto Interestelar, bautizado como IM1.

El trabajo de Loeb no superó la comprobación por pares a la que se someten los artículos científicos porque “no tenía suficientes detalles”, los que sí guardaba como clasificados el Comando Espacial estadounidense.

En abril de 2022, la NASA recibió una carta firmada por el jefe del Comando Espacial en la que se comunicaba que habían verificado el trabajo de Loeb con el científico jefe del Comando de Operaciones Espaciales de EEUU, y se había confirmado que era "lo suficientemente preciso" para sugerir que el meteorito vino de fuera del sistema solar.

Que el IM1 no proviniera del cinturón de Kuiper, de donde nos visitan la inmensa mayoría de meteoritos y hubiera viajado desde la lejanísima nube de Oort era una hipótesis interesantísima. Sólo las sondas Voyager han logrado traspasar esa frontera del Sistema Solar.

Con todo, la comunidad científica se mostró cauta, una cautela que pronto se volvió en hostilidad cuando Loeb adelantó que podíamos estar no sólo ante un objeto interestelar, sino que además podría ser artificial.

Avi Loeb junto a su colega de Harvard, Amir Siraj
Avi Loeb junto a su colega de Harvard, Amir Siraj

Avi Loeb animó a su colega de Harvard, Amir Siraj, a la búsqueda del IM1 y diseñó una expedición que ha podido ser financiada gracias a un magnate de la tecnología blockchain. Era como buscar una aguja en un pajar, pero como suponían que los restos del objeto eran magnéticos, los científicos se asociaron con una empresa de tecnología oceánica,  EYOS Expeditions, para arrastrar un gran electroimán desde un barco por la zona cero del impacto. Y… ¡Eureka!

En la primera “carrera” del trineo magnético por el fondo oceánico, el 16 de junio de 2023, los científicos hallaron un cable enrollado no magnético del primer meteoro interestelar, IM1. Se infirió que la composición era manganeso y platino, pero con proporciones inusuales en comparación con los electrodos de laboratorio.

En su primera carrera, el trineo magnético consiguió un cable del IM1
En su primera carrera, el trineo magnético consiguió un cable del IM1

En su sexta carrera, el equipo de investigación recuperó fragmentos de hierro corroído, casi planos, que creyeron incicialmente podría ser hierro industrial asociado con la basura oceánica creada por el hombre. Sin embargo, el analizador de fluorescencia de rayos X (XRF) determinó que la aleación más probable para aquellos fragmentos era el acero S5 con titanio, que también se conoce como acero resistente a los golpes.

Pero lo más significativo llegaría el 21 de junio, cuando Jeff Wynn miraba por el microscopio y detectó una esférula, de 0,3 milímetros de diámetro, que parecía una perla metálica sobre el fondo de ceniza volcánica. Estaba compuesta principalmente de hierro con algo de magnesio y titanio pero sin níquel. Esta composición es anómala en comparación con las aleaciones hechas por el hombre, los asteroides conocidos y las fuentes astrofísicas familiares. Aquello era algo “artificial” como indica en el siguiente vídeo.

Durante dos semanas, Loeb y su equipo han cubierto más de 175 Km de líneas de búsqueda. Tras el hallazgo de su primera "perla metálica" siguieron otras. Estaban en el rango de tamaño de 0,1-1 mm y pesaban menos de un miligramo y la mayoría se encontraron a lo largo de la ruta calculada del presunto meteorito. La pregunta ahora es: ¿Se trata de algo natural o de origen tecnológico?

Zona del impacto
Zona del impacto

Las esférulas también pueden ser subproductos de escapes o frenos de vehículos, soldaduras o actividad volcánica, pero el análisis preliminar del equipo de la composición de las encontradas ha revelado que no coinciden con ninguna aleación fabricada comúnmente o meteoritos naturales de nuestro sistema solar.

Loeb espera dar respuesta a la pregunta después de un análisis más detallado de su composición isotópica y datación radiactiva de los materiales encontrados. 

Sobre el autor
Josep Guijarro

Josep Guijarro es reportero de prensa, radio y televisión, además de autor de varios libros entre los que cabe destacar El secreto de los aliens (edición ampliada y actualizada en 2024 de Aliens Ancestrales) o Casualidad, que continúa la saga de su bestseller Coincidencias Imposibles. Es documentalista de la serie Extraterrestres (DMAX) y forma parte de los programas El Colegio Invisible y La Rosa de los Vientos, ambos en Onda Cero.

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