El genio que no tenía cerebro
Un caso de hace más de 30 años sigue sorprendiendo actualmente a la comunidad científica. Un joven estudiante de matemáticas tenía un 90% menos de masa cerebral que un cerebro promedio. Sin embargo, su Cociente Intelectual superaba la media.
El doctor John Lorber, neurólogo de la Universidad de Sheffield (Inglaterra), registró un caso inusual en 1980. Un estudiante de matemáticas fue a verle tras experimentar continuos dolores a causa de las migrañas, algo que, en principio, puede ser tratado con medicamentos. El joven en cuestión tenía una cabeza de grandes dimensiones y, sin embargo, a la hora de realizarle una tomografía computerizada resultó tener un cerebro muy pequeño, prácticamente diminuto. Pero lo más sorprendente es que, en contraposición a lo que podría resultar más lógico, poseía un cociente intelectual de 126.
Ante esta situación, el doctor Lorber le diagnosticó hidrocefalia, caracterizada porque, en lugar de haber masa cerebral, constituida en este caso por neuronas y otras células, hay líquido cefalorraquídeo. Por consiguiente, en lugar de poseer dos hemisferios en la cavidad craneal, el estudiante en cuestión tenía líquido cefalorraquídeo en el cerebro, cuando en realidad, éste debería estar circulando entre el cerebro y la espina dorsal.
Generalmente las personas que sufren hidrocefalia, si logran sobrevivir a la infancia, suelen padecer cierto grado de discapacidad. Sin embargo, hay un porcentaje ínfimo entre estas personas que, no solo consiguen salir adelante y llevar una vida normal, sino que además poseen un alto grado de inteligencia. Esto resulta muy curioso, especialmente si se atendemos al caso particular de este estudiante, cuyo cerebro se encontraba en la zona en la que están situadas las estructuras más primitivas del órgano en cuestión.
Hubo teorías que señalaban que la masa cerebral del estudiante estaba realmente presente, pero compactada en un pequeño espacio de la cavidad craneal
Las investigaciones de Lorber continuaron, llegando a observar este mismo caso en más individuos. De 600 casos de hidrocefalia analizados, encontró que 60 de ellos tenían un 5% de cerebro y, a su vez, de este porcentaje, 30 tenían un número muy elevado de IQ. Sus resultados fueron publicados en Science.org, en un artículo titulado: Is Your Brain Really Necessary? (¿Tu cerebro es realmente necesario?). Al fallecer en 1996, su investigación se quedó a medias. Una idea importante que Lorber señaló fue que, si se libera cierta presión del líquido cefalorraquídeo en un niño pequeño con hidrocefalia, se puede observar una restauración completa posteriormente de la estructura general del cerebro, incluso en aquellos casos en los que previamente no se había detectado un manto cerebral.
Posteriormente se desarrolló alguna teoría más, indicando que la masa cerebral del estudiante estaba realmente presente pero compactada en un pequeño espacio de la cavidad. También surgieron opiniones contrarias a los estudios de Lorber. Sus detractores se apoyaban en los errores que podría haber cometido el investigador: Por un lado, el malinterpretar los resultados obtenidos con el Cat scan; Por otro, no haber cuantificado correctamente la cantidad de tejido cerebral que faltaba.
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